Detrás de una Sonrisa.

1

Elizabeth.

Un logro en mi vida era convencer a mi amiga de no ir a una fiesta. Prefería quedarme en casa haciendo cualquier cosa.

Amargada a la vista.

—¿No hay algo mejor? Sinceramente prefiero ver a Barney el dinosaurio que esa basura de película.

—Odio a Barney, el dinosaurio—me quejé.

—Jack y su extraño mundo...—siguió—, muy de miedo.

—El extraño mundo de Jack—la corregí.

—Oh, ya se—rápido escribió con el control remoto algo, no puse tanta atención hasta que encontró lo que buscaba y sin consultarme reprodujo algo—Son como niños.

Ni siquiera espero a que la película comenzará cuando ya la había quitado.

—¿Cuál fue el mal que yo hice?—musite mirando hacia el techo, pidiendole una señal al todo poderoso por haberme maldecido con esta creación de la humanidad.

—Es que recordé que ahí sale ese actor que actúa como niño.

—De esos trata la película.

—Cómo sea.

Habíamos pedido un par de pizzas, que ya casi terminabamos y no habíamos visto absolutamente nada en la televisión. Mientras seguía quejándose yo me recosté en el sofa de mi sala, por que estábamos en mi casa. Habría sugerido estar en mi habitación, para más comodidad y privacidad pero lo que no me agradaba la idea de manchar las alfombras de queso y salsa de las pizzas.

Jane siguió buscando por el catalogo de películas, molesta, aun no encontraba algo que le agradas y yo me moría de sueño ya. Ella estaba cambiando de servicio de streaming cuándo mi móvil sonó en un mensaje.

¿Quien podía ser a estas horas de la noche?

Ella seguía quejándose qué no había nada bueno que ver.

Me quede confusa viendo el móvil tratando de pensar en quien podría tratarse. No conocía el número, era extraño, deje mi móvil aun lado pensando en si debía contestar o no. Lo cierto es que no recodaba haber dado mi número a alguien en particular, tal vez era un familiar o alguien de mi instituto. Aunque lo dudaba mucho, porque la mayoría de mis compañeros jamás me hablaban.

—¿Quién es?—pregunto mi amiga aún con la mirada en la pantalla—Si es tu amigo Saúl...

—No es él—le asegure.

—¿Entonces quién será?

—No lo sé, el número es una total incógnita para mi.

No tenía idea, me debatía ente si no responder o si, mientas Jane se quejaba que no había nada bueno que ver, me atreví a responder al extraño que había obtenido mi número de quien sabe que forma.

Se metio a Dark Web para buscar tu número, solamente.

"Hola" eso había escrito el desconocido así que respondí lo mismo algo desconcertada. Esta claro que si alguien te envía un Hola y no tiene foto de perfil es demasiado extraño.

Elizabeth:
¿Hola...?

No tardo nada en responder, casi pareciera que estuviese esperando a que contestara.

Número desconocido: 
¿Cómo estas?

Elizabeth: 
¿Te conozco?
 


Directo al grano.

Número desconocido:
Si.
Soy de la clase de arte.

Elizabeth:
¿Quién eres?

Número desconocido:
Soy Dave. 

Elizabeth:
¿?

Número desconocido:
Quien ayudo a Jass, 
ayer en la presentación.

Ni idea de quien es.

Decidí no seguir porque la verdad no tenía idea de quién era y ya estaba bastante estresada con mi amiga a un lado. Mañana me obligaría a ir a una de esas fiestas a las que asiste y de solo pensarlo se me revuelve el estómago.

—Encontré la película perfecta.

Subio el volumen del televisor y no prestamos atención a nada más. O bueno, yo si que trate de no prestar atención porque parecía que acuchillaban a mis ojos con lo que había puesto, algo que ni en mil años vería. 

Estaba agotada, hoy había tenido que mover muchas cajas pesadas a un quinto piso yo sola, y me dolía un poco la espalda. 

No se es que momento nos quedamos dormidas pero cuando revise la hora en mi móvil eran las las dos con quince de la madrugada y al revisar de nuevo el móvil vi que tenía un mensaje del tal Dave, no leí que decía solo aparte el móvil y volví a dormir.

Aunque no conseguí hacerlo porque Jane me encajaba su pie cada minuto.

Enfadada por el hecho me fui a la cocina.

Revise el móvil de nuevo, aun seguía ahí el mensaje que había enviado después, y no entendí de que se trataba.

Eran números al azar y un link, sin nada que hacer lo abrí y me llevo a un sitio web de compras.

Rodé los ojos y cerré la página.

La mañana llego conmigo sentada en el taburete de la cocina leyendo el final del libro que tenia pendiente, ya antes de que el oso panda perezoso qué tenía en el sofa de mi casa despertará lo guarde en mi habitación.

Cuándo baje ya estaba despertando.

Apenas eran las seis de la mañana,

—Ya no me dijiste quien te escribió anoche, ¿Era un chico?—cuestionó apenas se puso de pie—¿Cómo se llama? ¿Está bueno? ¿Lo conoz...?

—Tranquilízate un poco, joder y deja por favor de especular— la interrumpí porque sabía lo intensa qué se volvía cuando insistía en que saliera con un chico— ¿Cómo voy a saber todo lo que me preguntas si no se quien es?

—¡Entonces que si era un chico!—emocionada empezó a dar saltos como niña de seis años que le cumplen sus caprichos

¿Como diablos riene tanta energía?

—¿Cómo se llama? ¿De dónde es? ¿Cómo lo conociste? Liz, ¡tienes que contarme todo! Como me enteré que estas saliendo con él y no sabía te juro que...

—¿Puedes dejar de brincar?—la tomé por los hombros para que dejara de saltar—, te he dicho que no lo conozco, no se como rayos consiguió mi número y ni me interesa saberlo. Cualquiera que fuera su intención al mandarme mensaje no me interesa y más si cree que saldré con el en una cita que lo mas probable es que para eso me hablara.




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