Detrás de una Sonrisa.

4

Elizabeth. 

Hoy era mi uno de mis días libres, no todos los días debía ir a la academia así que aprovechaba el tiempo con mis amigos, qué eran estudiantes allí. Los conocí por Saúl, quien me los presento y me incluyeron es u grupo. 

Saliendo del instituto, Saul, Raya, Sandy, Karl y su hermano, Omad; fuimos a comer al restaurante del padre Raya. La chica siempre nos invitaba a ir, su padre era un excelente cocinero, y junto a su esposa habían abierto un pequeño restaurante en la ciudad, qué ahora era grandisimo y demasiado famoso. 

Raya solía invitarnos cuando empezaron y desde entonces hemos sido clientes de la familia Davis. 

—Afortunadamente ninguno de nosotros esta en la obra—comento Omad bebiendo de su zumo.

—Lo sé, así tendré más tiempo para los deberes del instituto.—secundo Karl. El es mayor que yo por algunos meses así que íbamos en el mismo salón.

—Dina es la única que está dentro—le recordó Raya a Omad—aunque sea como suplente.

—¿No audicionaste para el papel cierto?—le pregunta Saul a mi lado.

Niega en respuesta, cada uno de ellos eran de teatro a excepción de mi mejor amigo, el estaba en clases de arte. Y yo, pues era de asistencia.

—Supongo que se le habran terminado los suplentes.—responde Sandy.

—Escuche, que lo quieren hacer tipo musical—informo Omad.

—Agh, odio los musicales—fue el primer comentario que hice desde que habían sacado la conversación.

—Espero que Dina lo haga bien porque no quiero sustituirla.

—No creo que lo hagan músical, sería raro ver a romeo y julieta cantado—dice Raya.

—Odio Romeo y Julieta—murmuro para mi.

—Solo digo lo que escuche, no se si sea verdad o no pero Sandy debería estar preparada para...

—¡Liz!—le interrumpió una voz detrás de mí que me causó escalofríos, y a la vez sonaba entusiasta, mi mejor amigo y yo dimos media vuelta, para encontrarme con un par de ojos miel mirándome.

—¿Me hablas a mí?—pregunté con una sierto pesar y confusa a la vez, no estaba acostumbrada a hablar con personas que no reconocía, me tomaba muy ensero la frase «bajo la desconfianza vive la seguridad» era extraño pero así era yo.

Uno nunca sabe de quien ni de donde puede venir el peligro, puede ser hasta de un desconocido o hasta de una persona cercana o algún familiar.

A Saúl lo conocí hace años por mi padre, y si, al principio me negaba a convivir con el pero después descubri qué era una gran persona y un buen amigo.

Con los demás llegue a entablar amistad por el, porque Saúl los conocía y de vez en cuando salí con ellos hasta que nos hicimos cercanos.

Habia tenido suerte con el chico del antro, afortunadamente no era un loco desquiciado. Y hablando de él, no volví a verlo, ya había pasado una semana de eso, y ni siquiera supe su nombre.

—¿Cómo has estado?—la voz del chico me saco de mis pensamientos.

—¿Tú quien eres?—cuestione algo molesta, en realidad es que no me sentía bien, solo había accedido a venir porque insistieron demasiado.

—¿Puedo sentarme, chicos?—señaló la silla vacía a lado de Karl.

—No respondiste a mi pregunta, ¿Tú eres...?— no podía evitar sonar groseras pero la verdad no tenía ni la más remota idea de cual era su nombre.

Y por las caras de mis amigos deduje qué ellos tampoco.

—¿No sabes quien soy?—Pareció un poco ofendido.

—Chico, no te ofendas pero ninguno de nosotros sabe quien eres.—alego Karl un poco avergonzado.

—Vale, eso me ofende.

Quiso correr la silla para sentarse pero yo lo detuve.

—Oye, no queremos ser groseros pero, por favor vete a sentar a otro lado ¿si? Esta es nuestra mesa—le pidió la Raya, amablemente.

—No tiene nada de malo que me siente un rato con ustedes, ademas aquí Lizzy me conoce, pueden hacer una excepción.

—Yo no te conozco de nada,—aclare pronto—asi qué largate antes que me pare y te de una patada en el culo.

Él rió hasta carcagearse, mientras que todos lo veíamos serios y con rostros molestos.

—Ay, Liz tan bromista como siempre.

—No era una broma—le hizo saber Saúl pero lo ignoro.

—¿De que hablan?—se sentó quitando el brazo qué Karl puso, —pueden seguir con su tema de conversación, que haré de cuenta que los entiendo.

Ninguno de nosotros dijo nada, mientras que el nos miraba expectante a cada uno de nosotros.

—¿Y bien?—se sentó—alcance a escuchar que hablaban de una obra, ¿cierto?

Ninguno de nosotros respondió. El paseaba la mirada por todos nosotros espwrando una respuesta que no obtuvo.

—Liz, ¿qué novedades me cuentas?

—¡Qué genial que los veo, necesito su ayuda chicos!—la voz del padre de Raya interrumpió al chico que estaba a punto de habar.—¿Nuevo integrante al grupo de amigos?—pregunto al verlo sentado entre Karl y yo.

—No, ni siquiera sabemos quien es—rodé los ojos a la vez que el chico me observaba.

—Vale—el señor Davis giro en dirección a él—entonces te voy a pedir de favor que no me distraigas a mis chicos estrellas que ahora los necesito en la cocina. Y si no vas a ordenar nada puedes retirarte—le dijo amablemente.

El chico acato la orden del padre de Raya y salió del restaurante molesto.

Karl se puso de pie listo para ir a la cocina cuando el señor Davis lo detuvo con una mano.

—¿A donde vas hijo?

—A la cocina, ¿no quería que le ayudaramos?—nos señaló.

—No chico, Raya me envió un mensaje diciendo que había un extraño molestándolos.

—Oh, vale, vale—volvió a sentarse.

—Okay, sigan disfrutando y si vuelve a aparecer diganme y esta vez llamaré a la policía—dicho eso giro sobre si y regresó por donde había venido.

—Hoy anunciarán quien es Romeo—dijo Sandy—que bueno que no estoy dentro, no me gusta el romance al estilo Romeo y Julieta.

—Dile a Liz que te remplace y le tocará besar un sapo.—se burló Omad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.