Detrás de una Sonrisa.

5

Al día siguiente intente hablar con Jane, quería contarle lo que había sucedido pero no me respondió las llamadas. En el instituto tampoco la había visto, cosa demasiado extraña.

Estamos mejor sin ella.

Realmente si estaba mejor sin ella, pero también estaba acostumbrada a su llamativa presencia.

No volví a hablar con Dave, una que otra vez lo atrapaba mirándome por los pasillos y cuando nuestros ojos se conectaban me sonreía de una manera dulce.

Nada que ver con la sonrisa que nos había brindado el día que lo conocí, aunque seguía creyendo qué todo estaba en mi mente y había visto cosas que no eran.

Tengo que admitirlo, el chico era lindo y sus ojos color miel eran realmente bellos, su cabello liso y castaño, un poco más bajo de que mi amigo, se veía que se ejercitaba pero no tanto.

¿Por qué tome en cuenta esos detalles? No lo se.

La profesora Diana continuo con sus clases de Arte normales, y Dave estaba en ellas. La mayoría del tiempo yo me la pasaba con ella, porque Diana era a quien mas ayudaba yo.

Pensé mucho en lo que ella me había dicho, eso de hacer lo que me gustaba y encontrar a que quería dedicarme.

Tampoco había vuelto a ver al chico del antro. Supongo que en una ciudad tan grande sería difícil volver a toparme con el por casualidad

Al finalizar mi turno, recogí mis cosas y caminé para salir lo más pronto de ahí, quería llegar a casa, darme un baño y descansar el resto del día, Saúl hoy no había asistido y los demás chicos ya habían abandonado la estancia. Estaba por hacerlo yo también cuando alguien gritó mi nombre.

—¡Liz!—por supuesto que era él, gire y quedemos frente a frente— Estaba pensando si te gustaría salir, podemos ir por un helado, al cine o lo que tú quieras ¿Que dices?

—No—respondí, aún seguía molesta por lo que había pasado hace unos días.

Salí con el detrás mio.

—Anda, nos vamos a divertir.

—No—repetí firme.

—¿Qué debo hacer para que aceptes?—siguió insistiendo.

—Toma un cuchillo, clavatelo en la cabeza y dejame en paz.

—El sentido de la vida es conocer gente nueva, salir con personas.

—Tu no eres una persona— dije ya molesta.

—Solo iremos por un helado, ¿Que te cuesta?

—Tiempo, eso me cuesta.

—¿Y si vamos a ver esa nueva película de romance? 

—Odio las películas de romance.

—Tu escojes entonces—ya me estaba comedia fastidiar.

—No, ¿qué parte de la palabra NO, no entiendes?—me detuve.

—Lizzy, aquí estas—llego Omad para mi salvación—Saúl, nos está esperando, vamos.

Dave torció la boca ante la mención de mi amigo

—¿Que tienes que meter Saúl aquí?—cuestionó él—Por si no lo has notado estas interrumpiendo una conversación.

No entendía a donde quería llegar con esto. Y sinceramente quería que sé callara de una vez.

—Aquí no hay ningúna conversación.

—Con tu amigo si sales, pero conmigo no—
Dave rodó los ojos, daba la impresión de estar molesto con esto.

—Saúl es mi amigo hace más de cinco años, idiota, a ti apenas te conozco.

—Llevamos años entre los mismos pasillos, no es posible que no me conocieras.

—Nadie te conocía a ti hasta ahora—intervino Omad.

—No te metas en una conversación ajena.

—Adiós.

Seguí mi camino ignorándolo.

Omad me alcanzo, después de decilrle no se que a Dave.

—Ese tipo es un poco extraño—comento.

—Dime algo que no sepa.

—Con los chicos iremos por un helado—cambio el tema— ¿nos acompañas?—me ofreció.

Me detuve un momento y mire atrás de él y los vi, Raya, y el rubio, estaban junto al coche de, quien yo supongo pertenecía a Karl.

—No estoy de humor para salir—admití.

Me brindo una gran sonrisa cuando volví a verlo.

—Va, otro día será—dice animado—el fin de semana si estas libre.

—Uhmm... si, si. Me parece genial—sonrió ampliamente. —Nos vemos—me despedí.

—Genial, podemos llevarte a tu casa.

En realidad si quería, no me apetecía esperar el autobús, pero tampoco haría que se desviaran de su destino. Sería incómodo para mi y supongo que para ellos también.

—Esperare el autobús—le asegure.

—¿Segura?

Asentí

—Vale, nos vemos.

Se dio la vuelta para comenzar a avanzar hacia su hermano y la chica.

El autobús no tardó en pasar y media hora más tarde estaba en casa, no había señales de mi madre, llegó hace tres días de su viaje y como siempre hacía se centraba en su trabajo. Entre a la cocina, había una nota en la nevera.

Tuve que irme más temprano, hay comida en el horno, perdóname cielo. 
Te quiere,

Mamá. 

Suspire y subí a mi habitación, me di un baño y después llame por costumbre a Jane, pero seguía sin responder. 

Deje el moví en mi cama y comencé a hacer los deberes. Estaba tan inmersa en eso que no note que a mi móvil comenzó a salirle humo. 

Si alarmarme me coloque unos guantes y rápido lo saque de casa.

Ya en el suelo de mi patio trasero pude notar que en la pantalla aparecía otra vez lo mismo que el otro día que desperté en casa de ese chico.

Como cuando se iba la señal en un canal y parecía una imagen con muchos colores en la pantalla, seguido de un ruido molesta demasiado.

La pantalla se apago por fin, pero el humo no dejaba de salir.

Deje el móvil lo más lejos de la casa posible, no vaya a ser que explote.

Ento a casa de nuevo cuando escucho que tocan el timbre, cuando abrí me di cuenta de que era Sandy, hoy no la había visto en la academia, y lucia bastante nerviosa.

—¿Estas ocupada?

—No, pasa.

Cerré la puerta una vez estuvo dentro.

—¿Te puedo pedir un favor?

—Claro.

—La semana que viene tendré que salir con Dave por la obra, me queje con el profesor por eso, pero seguía con la idea tonta que es para crear una conexión mágica y no se que.




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