Detrás de una Sonrisa.

7

Elizabeth. 

Con mi padre estaba viendo el asunto del movíl, el me sugería comprar otro así que eso es lo que haría, mientras tanto le estaba ayudando con un caso en el que me había pedido ayuda. 

El tipo que me aconpañaba a cada lugar donde iba se llamaba Frank. Era muy bueno en su trabajo, le había informado sobre quienes eran conocido para que no desconfiara de ellos.

Gloria a mi lado derramó el vaso de agua en el el escritorio de papá.

—Lo siento—se disculpo. 

—No pasa nada, solo es agua—del baño saque algo para secarlo.

—Debí haber dicho algo— dijo de la nada— Tal vez si hablo con él desista con la demanda.

—Ni lo intentes, es mejor llevar las cosas legalmente y así no habrá más problemas—termine de secar la superficie, afortunadamente no mojo nada importante.

—¿Para qué crees que nos cito hoy?

—No lo se—Gloria era una chica cuyo novio habia demandado por agresión—Y siendo sincera no creo que sea nada bueno. Pero no irás sola, mi padre ira contigo.

Se había estipulado una cita de ambos con sus abogados, mi padre había pedido ir él solo en representación suya pero no accedieron.

El caso de Gloria era mucho más complejo, ellos habian vivido años juntos, habían construido un patrimonio juntos pero Gloria sufrió de violencia doméstica. El que era su novio la golpeaba y y según cuenta ella la última noche que lo hizo por un impulso le regreso el golpe y el tipo la demandó. Invirtió los papeles haciéndose la víctima y ahora quiere quitarle todo a Gloria.

—Necesitas distraerte, llevas toda la mañana preocupada por eso.

—Es que Ian ocupa cada pensamiento que tengo—se puso de pie —cada vez que trato de olvidarme de el aunque sea por un segundo llega a mi mente como si estuviera programado para hacerse presente. ¿Que haces tu para no pensar en las cosas que te agobian?

—Mantener todo mi tiempo ocupado—vuelve a sentarse—todos los dias me concentro en el instituto, después de ir a casa voy a mi trabajo donde hago bastantes cosas, y en los dias tengo libres vengo aqui con mi padre.

—¿Y los fines de semana?

—Hago planes con mi mejor amigo. Si no es que mi amiga me obliga a ir a fiestas.

—¿No tienes algún pasatiempo del cual pueda colarme?—medio bromea.

—En mis tiempos libres leo algun libro.

—¿Crees que pueda olvidarme de Ian algún día?

—Claro que sí.

—¿Tu ya te olvidaste de lo que mas te atormenta?

Su pregunta me toma desprevenida, de un momento a otro todo vuelve a mi memoria y... ¿Que si ya me olvide de lo que más me atormenta? Por supuesto que si.

No seas mentirosa.

Tu no sabes nada, callate.

—No lo olvide, lo supere.

Te va crecer la nariz como a Pinocho por mentirosa.

Solo lo digo para que ella tenga un poco de esperanza en lograrlo, porque yo soy un caso perdido. Si yo no puedo hacer a un lado, no significa que ella tampoco. Si, son situaciones muy diferentes, y no digi que lo que me paso a mi sea peor porque no lo es.

Cada una llevamos nuestra cruz, solamente nosotros sabemos hasta que punto nos afectan los daños. Y durante todo este tiempo lo único que he hecho es hcer a un lado ese dolor. Pero hay veces en las qie quiero ya no sentirlo y hacer lo que he dicjo a Gloria.

Superarlo.

Superarlo y poder vivir sin el miedo a que pueda pasarme lo mismo. Superarlo, y olvidarlo también. Que deje de atormentarme por las noches y dejar de preguntarme ¿Por qué a mi?

A veces ignoro todo lo que sucede a mi alrededor con tal de olvidar aquello también. Me sumergo en mi propio mundo para no pensar, para no recordar, pero hay ocasiones en las que me es imposible no hacerlo.

—¿Qué me recomiensas hacer para distraerme?

—Alguna actividad que ocupe tu mente.

Y el premio para la mejor consejera es para Elizabeth, un aplauso, un aplauso.

Shtt.

—Tratare de buscar alguna.

Mi padre entro a su despacho con Saul detrás. Este saludo cordialmente a Gloria y a mi ni caso menhizo, el muy pendejo.

—Gloria, debemos irnos—le dijo mi padre—adelantaron la hora y tenemos que ir ahora mismo.

—Claro.

Ambas nos pusimos de pie, ella y papá se prepararon para irse.

—Cualquier cosa que pase solo llamame—le dije.

—No tienes movil—me recordó Saúl.

—Llamalo a él.

—¿Por qué a mi?

—Porqué si.

—No soy tu secretaria.

—Ahora lo eres, callate.

Gloria parecia divertida por conversación con mi mejor amigo.

—Que vida la mia.

—Que vida la tuya.

—Deja de molestarme.

—No te estoy molestando.

—Claro que si.

—Que no.

—Fredd regaña a tu hija.

—No metas a mi padre.

—Es una grosera.

—Grosera mis nalgas.

—Me esta haciendo Bulliyng.

—Eres un llorón.

—Se siente como si me clavara un puñal.

—Exagerado.

Iba a seguir con su drama cuando en su movil sonó una canción de Lady Gaga que tenia como ringtone.

—Dime...—respondió a la llamada, no se que le dijo la otra persona, pero mi amigo rodo los ojos con fastidio.—, si estoy con ella ¿Por qué?—repitió la acción entregandome el móvil—Es Sam, quiere hablar contigo.

—¿Conmigo?

—Si, ¿Acaso hay otra Elizabeth insoportable aquí? No, verdad. 

Recibí el movíl. Para esto papá y Gloria salieron con nosotros detras de ellos.

—¿Qué?—le pregunté de mal humor. 

—Si quieres disculparte con Cameron esta es tu oportunidad perfecta, vendra a casa esta tarde—la pura mención de su amigo me tranquilizo.

¿Razón? Ni yo se.

¿Por qué estaba de mal humor? Tampoco lo sé.

Vives de mal humor.

A lo mejor es porque aún me avergonzaba el haberlo tratado así.

—Ven a mi casa ahora—continuó.

—¿Ahora?




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