Detrás de una Sonrisa.

18

Cameron. 

—Así que fuiste a su casa, ebrio, y te vio desnudo—se burla Sam en mi rostro. 

—No es gracioso—me quejo. 

—Claro que lo es, joder—suelta una carcajada—, estas peor que yo con mi ex. 

Sigue riendose de mi, Sam es realmente fastidioso cuando se lo propone. Empiezo a preguntarme seriamente porqué le conté lo que pasó. 

—¿Puedes dejar de reírte ya?—le pido. 

—No..., espera..., es que..., tú..., no me imagino... 

—¿Puedes al menos siquiera terminar de formular una oración?—sigue carcajeandose en mi cara. 

—No...—se aclara la garganta en un intento por dejar de reírse—, no me imagino a ti, desnudo, frente a Lizzy. 

—No estaba desnudo—lo contradije. 

—¿No? 

—No, solo estaba en ropa interior. 

—Es lo mismo—se pone de pie y va hasta la cocina. 

Aprovecho el momento y tomo el portátil para postear el anuncio de venta de la casa en la que ahora resido. La casa quedo a mi nombre cuando cumplí la mayoría de edad, era una propiedad que mi abuelo le heredó a mi padre cuando murió, tiempo después se casó con mi madre y compraron la propiedad donde vivieron su matrimonio y donde crecí yo.. Cuando murió, mi madre alquiló la casa para obtener un dinero extra, aunque tenía la plaza de mi padre siempre busco la manera de conservar una buena estabilidad económica y no solo vivir de lo que mi padre nos dejó. 

Es por esos que comenzó a trabajar como enfermera en uno de los hospitales más importantes de la ciudad. 

Cuando me fui a estudiar la universidad a Boston me ayudaba a pagar mi carrera con ese dinero, después conseguí un trabajo y pude quitarle ese peso de encima. Le dije que se quedara con el pero dejo de alquilarla para cuando volviese a la ciudad tuviera un lugar a donde llegar.

Ahora con la deuda que dejó mi padre, nos hemos quedado un poco cortos de dinero, le prometí a mamá que haría todo por ayudarla, y si tengo que vender todo para que ella no pierda su casa lo haré.

Se qué no estará de acuerdo con esto, pero es lo que tengo que hacer.

—¿Qué es lo que te dijo ella?—aparece con dos bebidas en la mano.

—Lo único que recuerdo es despertar en su habitación—me entrega la bebida.

—¿Puedo saber que fue lo que te hizo para que decidieras perder el control de ti mismo?

—No me hizo nada.

Si se lo cuento, sé que se burlara y me dira un gran «te lo dije»

Sam es demasiado fastidioso si se lo propone.

—Algo te hizo, Cami—me llama de esa manera tan vergonzosa.

—Por favor, no me llames así—le suplico con la mirada.

—¿No le vach a contal a tu mejol amigo, Cami?—usa ese tono vergonzoso que usan las parejitas adolescentes. O básicamente como se les habla a los bebes y niños pequeños.

—Si sigues hablando así, menos.

El bebé Cami nechechita mucho amol de chu mejol amigo—continúa.

—Por favor, basta.

Venga mi niño hermoso—hace pucheros tratando de abrazarme—¿quiere un abachito mi niño?

Por favor, ¡ya madura!

—¿Quien quiere un bechito de su tío Sammy? ¿Quien? ¡Cami!

No sé cómo logra me alcanza a tomar la cabeza para darme un beso, resistente trato de alejarlo, pero en ese momento siento un tirón en el cuello y fallo.

—¡Por eso Dios, Sam, eso es asqueroso!

Cami quiere otro bechito, venga para darle otro bechito, a mi niño.

—Joder, Sam, no pensé que te tronara la reversa—la voz de Elizabeth hace qué inmediatamente Sam me suelte.

—Claro que no—engrosa la voz carraspeando—,solo estábamos jugando.

—Vaya juego.—deja caer la mochila en el sofá qué está frente a mi—¿Alguno de los dos sabe algo de Saúl? Llevo días intentado contactarlo.

—No, es tu novio, no el mio—responde Sam poniendose de pie.

Elizabeth no se inmuta con la declaración de Sam, eso me molesta un poco. ¿Por qué no lo niega? ¿Acaso tendra algo más que una amistad con él? Siempre se ha visto que solo son amigos, pero... ¿y si en verdad son algo más?

—¿Ya fuiste a su casa?—pregunta Sam caminando hacia la mesa del comedor.

—Ya, Nelly dijo que salió temprano esta mañana y no ha regresado.

—Creí que seguías quedandote en su casa.

¿Qué? ¿Qué? ¡¿Qué?!

—No, volví a casa unos días después. Leo salió de viaje y no ha regresado.

Hago como si estuviera haciendo algo importante en el portátil, pero realmente estoy atento a cada palabra de ambos.

¿Por qué se queda en casa de Saúl si solo son amigos?

—Eso es un milagro.

—No tanto, no tardará en volver, y Mitchell vendrá también.

—Puedes quedarte aquí—le ofrece Sam.

—No, espero que para ese día papá este de regreso.

—¿Y si no?

—Me tocará soportar los ronquidos de Saúl otra vez.

—Preferiría que te quedes aquí con mamá—dice Sam.

Y sinceramente, yo también lo preferiría.

—Viajaré a Boston esta noche, tengo algo que arreglar de la universidad y volveré—continua Sam—, Mamá estará sola un tiempo, podrías hacerle compañía.

Elizabeth no responde. Mira un punto fijo en la pared con los brazos cruzados.

¿Por qué diablos se tiene que quedar en casa de Saúl? ¿No tiene otro lugar mejor al qué ir?

Preferiría que viniera a casa conmigo. Sí, definitivamente eso sería mejor a que fuese con Saúl.

—Supongo que si todo sale como lo planeado, Emily estará muy ocupada con todo el tema del hijo de Lucy.

—¿Cómo?—Sam parece sorprendido—¿Esta vivo?

—Al parecer.

—Creí que había muerto—¿de quien rayos hablan?

—Papá creía lo mismo, pero apareció, investigó un poco y descubrió que el niño jamás estuvo en el auto. Resulta que hicieron creer que habían muerto los dos.

—Es mucha información que procesar, ¿mamá lo sabe?

—Aún no, mi padre quiere asegurarse que sea verdad lo que el tipo dice, no quiere ilusionarla. Por eso viajo hasta allá, se harán una prueba de ADN. Y si da positivo le pedirá a Emily qué vaya.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.