10: Un día en Berlín

Después de unas pocas, pero plácidas, horas de sueño, el sonido de la alarma se hizo presente en la habitación. Esta vez no era el usual timbre que lo despertaba. Aun somnoliento, Luke logró reconocer las voces de Jake, Cameron y Connor, cantando al unísono la canción que había improvisado en aquel vídeo.

—Idiotas —murmuró Luke para sí mismo.

Sabía que llevaban días intentando convencerlo de convertir esa improvisación en una canción real. Daban sugerencias para completar la letra, opciones de melodías, incluso debatían si debía ser una balada o una canción explosiva. Pero no podía creer que se habían atrevido a hurgar en su móvil. Aunque, siendo sinceros, no le sorprendía tanto.

Tomó su móvil, apagó la alarma y corroboró la hora. Podía darse un momento para divagar sin problema alguno. El desfase horario con Estados Unidos lo había desvelado la noche anterior hablando con Emma. Ella iba a comenzar su último año de clases y estaba genuinamente nerviosa.

Luke suspiró y se levantó, estirándose perezosamente. La habitación estaba parcialmente iluminada por la luz del amanecer que se filtraba a través de las cortinas. Habían terminado un concierto la noche anterior en Berlín, y por el ruido de voces parlanchinas desde afuera, parecía que el resto de la banda estaba de buen humor.

En este destino no se habían hospedado en un hotel lujoso. Por petición de ellos, consiguieron una pequeña casa donde pudieran convivir pero con su espacio cada quien. Cuando se quedaban en lugares así, casi daba la sensación de que estaban en casa.

Se dirigió a la pintoresca cocina, donde lo recibió Jake preparando café. Jake, con su cabello de un rojo desteñido despeinado y su típica sonrisa socarrona, le dio una mirada cómplice.

—Buenos días, colega. ¿Te gustó la serenata matutina? —preguntó Jake, tendiéndole una taza de café recién servida.

—Me siento parcialmente acosado —respondió Luke con una sonrisa.

Salió de la cocina para encontrarse con Connor y Cameron sentados en la mesa, con un par de hojas, revistas y una laptop junto a ellos.

—¿Por qué ustedes están despiertos antes que yo? —preguntó Luke, curioso.

—Ah, eso... Movimos tu alarma para que durmieras media hora más —respondió Cameron, tecleando algo en la laptop sin mirar a Luke mientras hablaba—. De nada, niño bonito.

—No pongas esa cara —dijo Connor—. A todos nos afecta si no estás al cien, así que estamos intentando ayudar. —Le tendió unas partituras.

Luke tomó asiento junto a ellos para darle un vistazo a todo lo que estaban haciendo. Aun estaba un tanto aturdido por el sueño como para procesar realmente toda la movida que los tres habían hecho.

—Vamos, esa canción tiene potencial. ¿Acaso has visto todos los buenos comentarios que tiene? —dijo Cameron, ahora sí prestando su atención completamente hacia Luke—. Las vistas que tiene son una locura.

—Sí, sí, lo sé. Pero necesito tiempo para pensar en cómo quiero desarrollarla. No es tan fácil como parece —respondió Luke, tomando un sorbo de su café—. Hay ciertas cosas que debo cambiar.

Connor asintió, comprendiendo la presión creativa bajo la que estaba Luke. —Tómate tu tiempo, pero no demasiado. El público ya está esperando algo nuevo, y tú sabes que siempre tenemos que mantenernos frescos. No podemos terminar la gira sin tener nada planificado.

Luke asintió distraído, su mente divagando de nuevo hacia Emma. La última conversación que tuvieron, el nerviosismo que sentía por su primer día de clases. La letra de la improvisación contenía frases que apuntaban a ella directamente. No quería perjudicarla con la exposición que la canción pudiera traer.

Por más culpable que se sintiera por la exposición mediática que le había traído, por primera vez en meses las letras no paraban de fluir por su mente, tenía tantos conceptos en mente, se estaba creando toda una historia ficticia que podría funcionar para un nuevo álbum, de una u otra forma esto estaba inspirado en ella. Debía hallar la forma de darle la vuelta al concepto sin joderla indirectamente.

—Necesito hacer algunos cambios en la letra —dijo Luke, más para sí mismo que para los demás—. No quiero que nada de esto afecte a alguien que no tiene nada que ver.

—¿Te refieres a tu hater, que ya no parece tan hater? —preguntó Jake, levantando una ceja.

Luke asintió, sorprendiéndose de que Jake lo hubiera adivinado tan fácilmente. No quiso decir más nada al respecto.

—No te preocupes, hermano. Lo que sea necesario para que te sientas cómodo con lo que sea que está pasando por tu cabecita —dijo Connor, dándole una palmada en la espalda. Dio un vistazo a su teléfono—. Debemos arreglarnos antes de que lleguen por nosotros.

—¿Qué era lo que teníamos agendado hoy? —intervino Cam—, ¿habrá pausa para desayunar?

—Entrevista en la radio, una sesión de fotos que no debería ser larga, prueba de sonido —dijo Luke leyendo sus notas en la aplicación de calendario—. Y sí, está agendado el desayuno.

Cam, Connor y Jake continuaron hablando, obviando el comentario anterior sobre el tiempo, mientras que Luke se quedó pensativo, disfrutando de los últimos sorbos de su taza de café. Se dijo a sí mismo que debía disfrutar esos pequeños instantes, donde eran ellos cuatro sin importarles el resto del mundo.

Tal y como Luke había mencionado, el día empezó con una entrevista para una radio local, donde cantaron un par de canciones y conversaron con los locutores de forma amena, casi siempre bordeando las preguntas demasiado personales. Ya tenían una estrategia clara, cada vez que buscaban algo que los demás no deseaban responder, Jake se encargaba de hacer una burla que Cam continuaba, Connor fingía demencia y cambiaba el tema, Luke acentuaba más el cambio continuando la conversación con Connor.

Tomaron desayuno -y un par de horas después, también almuerzo- en el auto mientras los llevaban al estudio donde sería la sesión fotográfica, Marco había insistido en que era de las revistas más populares de toda Alemania. Las fotos serían acompañadas con un quiz que ya se habían encargado de responder por medio de correo un par de semanas atrás.