CAPÍTULO 2

La alarma de combate apenas había empezado a sonar, cuando los pilotos de combate del escuadrón de cazas asignados al Ethelion, salieron a toda prisa de su sala de descanso en dirección al hangar principal.

El escuadrón era un grupo poco habitual. Se trataba de tres hombres y tres mujeres: tres de raza Kerz’hal y tres humanos. Compañeros desde hacía tiempo seguían una vieja tradición de las academias militares de vuelo: crear escuadrones mixtos para fomentar el trabajo en equipo. Si bien era cierto que no siempre funcionaba, por regla general los escuadrones de la confederación mantenían como sus principales valores el trabajo en equipo, el respeto mutuo y la confianza.

Sin embargo, el motivo principal que hacía destacar al escuadrón Raptor era su nuevo líder, transferido recientemente al equipo debido a la muerte de su antecesor…

—¡Raptor seis, lista para la acción! —exclamó alegremente por radio una de las chicas Kerz’hal mientras se sentaba a toda prisa en su puesto de mando.

—¡Raptor cinco, listo! —anunció uno de los humanos del escuadrón ajustándose el casco.

—¡Raptor cuatro, mi pájaro y yo estamos listos para dar guerra! —anunció el segundo humano del escuadrón mientras encendía los motores de su caza.

—¡Raptor tres, sistemas operativos, listo para el despegue! —anunció la segunda chica Kerz’hal ajustándose los cinturones.

—¡Raptor dos, preparado! —anunció la tercera chica Kerz’hal en tono firme bajando la visera de su casco.

—Líder Raptor, listo para la acción —anunció el líder del escuadrón en tono firme y tranquilo— ¿cuál es la misión, capitán Hayatt?

—Hay tres cazas atacando una nave civil seriamente dañada —contestó Hayatt mientras la teniente Ragu enviaba los datos sobre la nave de la gobernadora y los cazas en forma de murciélago a los ordenadores del escuadrón Raptor— eviten dañar en lo posible esa nave. Tienen permiso para atacar a discreción al resto de naves.

—Recibido —contestó el líder Raptor— ¡escuadrón, ya habéis oído, vamos a por los pequeños, mantened vuestras armas lejos de la nave civil! —ordenó autoritario mientras los operarios del hangar se retiraban a toda prisa y se desplegaban pantallas reflectoras de calor para evitar que los gases y el calor emitidos por los motores de los cazas abrasaran el hangar— ¡adelante!
—ordenó en cuanto la señal verde de «Despejado» apareció en su consola de mandos.

Uno detrás de otro, los seis cazas de combate Silgran del Ethelion salieron a toda velocidad al espacio a través del escudo de fuerza que mantenía la atmósfera del hangar en el interior de la nave.

—Escuadrón Raptor, formación Delta para la aproximación. No sabemos que capacidades tienen esas cosas —anunció el líder Raptor mientras tecleaba varios botones en su consola de mandos para enlazarse con el ordenador principal del Ethelion y obtener una proyección holográfica de los cazas enemigos— incordiémosles un poco para que se aparten de esa nave dañada, pero no entabléis combate directo.

Esa decisión podía suponer un grave riesgo para el escuadrón y el líder Raptor lo sabía muy bien. El enemigo podía reaccionar con mayor velocidad y acabar con alguno de los cazas, pero hacía mucho que el líder del equipo había aprendido que atacar a ciegas a un enemigo de capacidades desconocidas era la mejor manera de suicidarse.

Mientras el escuadrón iniciaba la aproximación, el líder Raptor dedicó unos segundos a estudiar la estructura de los cazas enemigos. Según los datos disponibles, los cascos parecían tener una estructura basada en el carbono, pero los escáneres detectaban elementos traza desconocidos esparcidos por la superficie de las tres naves. No era algo extraño pues se encontraban en otra galaxia. Sin duda había materiales diferentes en Devaron que en la Vía Láctea.

A solo diez segundos para el contacto, los cazas enemigos dejaron de hostigar la nave diplomática para centrar su atención en el escuadrón Raptor, disparando una salva de proyectiles en su dirección.

—¡Cuatro, seis, interceptores! —ordenó el líder del escuadrón.

A su orden, los pilotos situados en ambos extremos de la formación, dispararon una salva de proyectiles de alta velocidad y maniobrabilidad para atraer los misiles enemigos. La maniobra funcionó a la perfección, desviando el ataque enemigo fácilmente.

Durante un momento, los cazas enemigos, parecieron dudar. De improviso, uno de ellos, el cual parecía el líder, dio media vuelta para volver a atacar a la nave diplomática mientras sus compañeros seguían acercándose al escuadrón Raptor.

—Parece que quieren derribar esa nave a toda costa —murmuró Raptor 3 mientras calibraba sus armas.

—Eso parece —replicó su jefe pensativo— Raptor 2, quédate a mis seis, vamos a por el que se ha dado la vuelta, los otros dos son vuestros —añadió al resto de su escuadrón mientras activaba al máximo sus motores seguido de cerca por su segunda al mando.

Los cazas enemigos reaccionaron tarde al súbito aceleramiento del líder Raptor y Raptor 2. Para cuando los dos cazas enemigos dispararon salvas de ametralladora las naves del Ethelion ya se encontraban fuera de tiro, pasando entre ellas a velocidad subluz máxima. Los pilotos enemigos intentaron dar la vuelta, pero fue inútil. Ambos cazas explotaron en mil pedazos, impotentes ante una andanada despiadada de balas trazadoras, cortesía de los Raptor, tres, cuatro, cinco y seis.

Por otro lado, el líder enemigo estaba a punto de alcanzar a la nave civil, la cual intentaba desesperadamente permanecer en órbita.

Sin mostrar el menor signo de piedad, el piloto alienígena disparó una salva de proyectiles contra el maltrecho casco de la nave de la embajadora Khan. El líder Raptor apretó los dientes, airado al escuchar por radio la risa siniestra del piloto enemigo al disparar sus misiles.

—¡Te tengo! —exclamó el líder Raptor tras colocarse justo detrás del caza que bombardeaba la nave civil, disparándole todos sus misiles.