Devon Harrison

Devon Harrison

En el patio de la casa se oyó el molesto ruido de una moto era tan escandalosa. Él ruido dejo de sonar y la puerta de la casa se abrió.

— Este hijo mío, vete a saber desde cuándo llegó a la ciudad— decía Julián mientras sujetaba el puente de su nariz, signo de su frustración— este niño en cualquier momento me matará de un infarto.

— tranquilo mí amor— acariciaba la espalda de su esposo

— felicidades tendrás el placer de conocer al lobo de nieve "Devon"

Ese nombre se me hacía extrañamente familiar, bueno seguro que ese chico arrogante no es el único con ese nombre. Los pasos resonaban por toda la casa y las ruedas de las maletas siendo arrastrada también. ¿Que tipo de persona era ese chico para que su familia lo viera así?, sinceramente me estaba asustando y ver a Bell cortando los trozos de carne con el cuchillo no ayudaba mucho. Los pasos finalmente se detuvieron.

—¿como está tú madre?— hablo Julián.

— bien— respondió una voz arrogante pero extrañamente familiar, no por favor era mentira y sólo era parte de mí imaginación, cuando me giré hacia la puerta hay estaba el y una sólo cosa se repetía en mí cabeza.

" Él dios griego arrogante"

No me dí cuenta de que dije eso en voz alta, en cuestiones de segundos todas las miradas estaban sobre mi, él sólo sonrió y se acercó a mí.

— vaya— me pare de la mesa en cuanto lo ví— aparte de mala mentirosa ;ladrona y ahora acosadora qué más tengo que descubrir de tí Emma Brooklyn.

— No soy nada de lo que dices y no tengo razones para acosar a alguien que ni siquiera conozco

—¿no lo eres?, entonces como explicas que estás en mí casa justo ahora

— pues soy quien vivirá contigo a partir de ahora por tres años entendiste— su rostro se desfiguró a enojo— es un placer conocerte Devon Harrison a partir de hoy tú vida será un infierno— susurré muy cerca de su oído

— lo mismo digo— susurro muy serca de mis labios podía sentir su aliento— Emma Brooklyn

Nunca nadie había hecho que mí nombre sonara tan sexy, sin quitarle el hecho de su intensa mirada y su sonrisa juguetona señal de que debería salir corriendo de allí y así lo hice.




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