Devuélveme el corazón

Capítulo 4:

Narra Ian:

Debo reconocerlo, conocer a Sally cambió mi vida, la primera vez que la vi, con esa sonrisa que iluminaba el lugar, con sus hermosos ojos almendrados, sabía de su existencia, Maira me hablaba mucho de su compañera, de lo simpática que era, pero al tener la edad de Maira, pensé que se vería más pequeña, le llevo 10 años. Pero no puedo explicar lo que siento al verla, el día que le hablé con la excusa de querer el número de su primo, la estuve esperando por cerca de 1 hora, no podía concentrarme en el trabajo, el solo hecho de pensar que ése sería el día que por fin me acercaría y le hablaría, me tenía con el alma en un hilo.

Al verla a lo lejos comencé a morder mis uñas, un viejo hábito que tengo al sentirme nervioso o bajo presión. Noto que no me ve, va tarareando una melodía mientras mueve la cabeza, me acerco y toco su hombro, veo que se espanta y luego sonríe.

Conversábamos y no podía dejar de apreciar su belleza, la cual estoy seguro no sabe apreciar o no quiere apreciar, le queda muy bonito el uniforme, se lo digo y ella se sonroja, Dios, no puedo contener una pequeña risa de excitación al verla así. Usé mi excusa del número de teléfono y luego debí dejarla ir.

Los días y semanas siguientes actué como un verdadero psicópata, iba a verla al horario de salida del colegio, ella nunca me vio, pero me encantaba observarla, admirar su belleza juvenil.

Narra Sally:

Cuando llegaron las vacaciones de invierno mis padres toman la decisión de salir por un par de semanas a casa del abuelo, al pasar los días solo me encerraba en mí misma, leía lo que tenía a mano, salía a caminar por las tierras de mi abuelo, observaba a los caballos que podían correr libres a la orilla del río, es un lugar lindo para vivir, pero no sé si viviría.

Un día por la tarde:

  • Hijos, debemos hablar con ustedes - miro a mis hermanos pequeños y elevo los hombros tratando de decirles que no sé de qué habla nuestro padre - debido a unos problemas que hemos tenido últimamente con su madre, tomamos la decisión de venirnos a vivir acá

Mis ojos se abrieron a tope, miré a mis hermanos y ellos estaban igual, ¿vivir aquí? ¿dejar nuestra casa por vivir cerca del abuelo?

No puedo creer que nos vendremos a vivir a casa del abuelo, mis padres ya tienen todo planeado, nos cambiarán de colegio, tendré que asistir a un colegio nuevo en el último año de colegiatura, sólo un par de meses, deberé dejar todo atrás, mis amigas, Paul.

Es el último día de vacaciones y no sé qué hacer, no tengo idea de qué hacer para volver a mi casa, estar aquí me deprime, no me gusta el lugar, no me hago a la idea de ingresar a un colegio totalmente distinto al mío, con compañeros nuevos y desconocidos.

Cuando mi madre viaja a Valdivia en busca de los traslados, me escapo unos minutos a mi aula para ver a mis amigas y contarles lo lamentable de mi vida.

  • ¡Chicas! – medio grito al verlas fuera de la sala de clases y las abrazo – necesitaba verlas antes de irme
  • ¿irte? ¿dónde? – Yarela me mira extrañada, Caterin me mira de la misma forma
  • Me voy a casa de mi abuelo, a cinco horas de aquí – susurro con los ojos llenos de lágrimas
  • Estás bromeando ¿verdad? - Tanza llegaba tras mi espalda - no puedes irte, solo quedan un par de meses para que terminemos el colegio
  • Lo sé, pero mis padres ya tomaron una decisión, no puedo irme en contra de ellos - seco las lágrimas que caían de mis ojos, al levantar la vista veo a Paul, me está mirando, no quiero que me vea así, abrazo a Yarela y ésta comienza a llorar
  • No te vayas Sally, diles a tus padres que te quedarás en mi casa – solloza Yarela, miro a Caterin y veo sus ojos tristes, era extraño verla así, ella nunca demostraba sus sentimientos
  • Les prometo que volveré, en cuanto pueda regresaré y nos volveremos a ver ¿bueno? – me separo mirando a cada una de las chicas – se los prometo

Luego de un gran abrazo de amigas bajo a la primera planta del colegio y veo que mi madre sale de la oficina del director, la miro y sonrío falso caminando hasta la salida

  • ¿Estás bien? – mi madre me mira y asiento – es por un bien mayor, hija
  • Lo sé má – suspiro y caminamos hasta donde se encuentra el resto de la familia, todas nuestras pertenencias están en el camión de mudanzas, ya no hay nada que hacer, nos vamos de aquí.

Pase el camino a mi nueva casa escuchando música, no quiero hablar palabra, me duele haber dejado toda mi vida en mi ciudad natal, mis amistades, familia.

Lo que yo no sabía era que ese viaje duraría menos de lo esperado, al llegar a mi nuevo hogar instalamos todo en nuestros nuevos cuartos, al ir a matricularnos al nuevo colegio nos dicen que a mí no me pueden aceptar, mi modalidad de estudio no se impartía ahí, eso significa que debo regresar a mi antiguo colegio o retroceder un año de estudios y eso yo no lo voy a aceptar, ya dejar a mi familia era demasiado, no iba aceptar más de eso.




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