Devuélveme el corazón

Capítulo 8:

Narra Ian:

Llegaba la hora de ir al cumpleaños de Sergio y no sabía qué hacer, los nervios eran más grandes que yo, ni cuando mi padre me hizo dar el discurso de despedida en el cambio de personal por primera vez estaba tan nervioso como ahora.

Pero Sally no me puede ver así, así que me doy una ducha rápida para revivir y luego me cambio lo más rápido que puedo, luego tomo el regalo de Sergio y camino a mi jeep, si lo pienso mucho, ya no iré.

Al estacionar veo que el auto de Sam ya estaba estacionado frente a la casa de Sergio, eso quiere decir que Sally ya está adentro, tomo todo el valor que encuentro y toco la puerta, en menos de 1 minuto la que creo es la madre de Sergio abre y me hace pasar, hago un saludo general y le entrego su regalo a Sergio, luego voy donde realmente quiero ir, quería estar a su lado, lo necesitaba, me siento frente a ella, la observo conversar y reír con los demás, cuando nota que la observo se sonroja, amo esa reacción, provoca una sonrisa que trato de disimular, pero no lo logro, ella llena mi pecho de alegría, el solo verla me llena, literal me siento satisfecho, como si mi estómago estuviera lleno de alimentos.

Veo que Sam le ofrece sushi, lo recibe y se come un par de piezas, no me mira, eso me causa gracia, está nerviosa, lo puedo notar, cuando alza la mirada veo que tiene una mezcla de vergüenza y de emoción.

Cuando se va a sentar al sofá, vi la oportunidad de estar a su lado, lo malo es que no fui el único que pensó en ir a sentarse con ella, al llegar a su lado le digo que me haga un espacio para sentarme, veo que se levanta y me hace un gesto para que me siente, cuando comienza a acariciar mi barba me siento en la gloria, su delicado toque me hace delirar, cuantas veces soñé con sentir lo que estoy sintiendo ahora, cierro mis ojos para disfrutar cada segundo a su lado, cuando le pido el número y logro tomar su dedo para hacer el patrón, pensé que moriría, todo en ella es perfecto.

Cuando llega la hora de irnos, no quiero alejarme de ella, quiero que el tiempo se extienda para poder disfrutar de su compañía un poco más, por eso se me ocurre una idea.

  • Sally – la llamo a un lado – ¿vamos a dar un paseo al mirador que queda hacia la costa?
  • Sí – me mira con sus ojitos llenos de emoción – claro que sí – mira tras de mí – pero creo que mis primos no se pueden ir sin mí
  • Pero los llevamos – sonrío de lado – no creo que quieran ir a su casa aún

Me acerco a sus primos y a otros chicos del grupo para decirles que vayamos al mirador, todos aceptan, pero mientras hablaba con ellos, noto que Mía me está observando de forma coqueta, sonrío falso y regreso con Sally, pero mientras caminaba recuerdo por qué Mía me miraba así, hace años que ella me declaró su amor, en el tiempo en que era popular por ser el “Turco”.

Narra Sally:

Ian me va a llevar a un mirador, estoy tratando de tomarlo con tranquilidad, pero la emoción es mayor, siento que mis ojos están llenos de lágrimas constantemente, se siente tan bien que alguien ponga su atención en mí.

  • Vamos hermosa – camina a mi lado – ven conmigo en mi jeep, quiero que vengas conmigo
  • Está bien – digo con un hilo de voz – le diré a Sam – camino hasta mi primo y le digo que me iré con Ian
  • Está bien, pero recuerda que debemos regresar juntos – besa mi frente – te quiero primita
  • Y yo a ti – sonrío mirando a mi primo, es que lo quiero tanto – nos vemos en el mirador
  • Nos vemos allá – regreso al jeep de Ian – ya vine
  • Vamos – me abre la puerta para que me suba, después de que estoy acomodada se sube él
  • Yo también me voy con ustedes – escucho a mi prima mientras abre la puerta – es que con Sam irán muchos
  • Genial – sonrío mirando a Ian, veo que su mandíbula se marca, ¿se enojó? – no está tan lejos, ¿verdad?
  • Ajá – dice Ian, luego me mira y me sonríe – toma – me entrega un chicle, te lo compré
  • ¿De verdad? – río recibiendo el regalo – ¿sabías que me verías hoy?
  • Claro, por eso vine – me guiña un ojo – no sabía qué sabor te gustaba, así que por eso traje uno de sandía, supuse que te gustaban dulces
  • Supones bien – digo con una sonrisa de lado, abro el chicle y comienzo a masticar uno – ¿quieres? – le ofrezco uno a mi prima
  • No, gracias – dice mirando a Ian – ¿no tienes otro para mí?
  • La verdad es que no – lo miro de lado y veo que rueda los ojos – solo compré para Sally
  • Aish – bufa y cruza sus brazos apoyándose en el asiento
  • Pero si quieres – me giro y le veo la cara – ok, no quieres

Ian conduce hasta que llegamos al mirador, cada cierto rato nos mirábamos, ya era de noche y estaba bastante oscuro, los demás comenzaron a poner música y a bailar, yo solo los miraba y me reía, luego solo me dediqué a mirar las estrellas.

  • Sally – escucho la voz de Ian atrás de mi – necesito hablar contigo

Narra Ian:

Definitivamente Mía me está irritando, no deja de buscar una excusa para conversar, yo solo quiero acercarme a Sally.

  • Por favor Turco, dame una oportunidad – me toma del brazo
  • Deja de llamarme así – quito su mano de mi brazo – sabes que ya nadie me llama así
  • Pero yo sí, solo yo puedo llamarte así ahora – ríe con emoción
  • Estás loca – me alejo de ella
  • Ella no te merece – dice mientras se acerca de nuevo a mi lado – además es demasiado pequeña para ti, yo soy perfecta para ti
  • Tú no sabes nada – la miro frente a frente – no conoces mis sentimientos y el valor que tiene ella para mí
  • ¿Valor?, no es más que una niña que se cree adulta – me mira con rabia
  • Esa descripción es tuya, siento que olvidas que ella es tu prima – la miro con desprecio – mejor aléjate de mí




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