Capítulo 15:
Narra Ian:
Mientras conducía de camino a casa no podía dejar de pensar en la noche anterior, estar con ella fue algo tan especial, tan bonito, lo único que atormenta mi mente es que le estoy mintiendo, saber que no he sido claro con Maira, que no he sido claro con mi madre, que no he podido decirle lo que realmente siento por ella, quizás debería hacerlo, quizás debería de detenerme y hablar con ellas explicarles lo que estoy sintiendo, explicarles que la amo, pero sé que ninguna lo va a aceptar.
Maira no me va a dejar, nunca me ha dejado a pesar de todas las veces que le he sino infiel, ella ha estado ahí, creo que no merezco el amor que ella siente por mí. Y mi madre, mi madre, ella sólo quiere lo mejor para mí, sabe que yo no podría vivir sin mi hijo, pero tiene que atender que mi hijo y Maira son temas distintos, son temas separados y puedo amar a mi hijo, pero no quiero limitarme a sentir amor, a estar con quien me hace feliz, solo por hacer feliz a mi hijo, Sally es la persona que ha llegado a darle luz a mi vida y no quiero perderla, no quiero perder eso tan hermoso que se está formando junto a ella. Lo que sucedió, no me había sucedido con nadie más, sentir su piel, besar sus labios, tocar su cuerpo ser el primero en su vida es algo impagable y no, no quiero dañarla, no quiero que ella sufra por mi culpa, pero quiera o no quiera, la estoy dañando.
- Ya llegué – digo entrando a casa – traje fruta – digo llevando las bolsas con frutas que compré antes de regresar
- ¿Estabas con esa mocosa verdad? – dice mi madre saliendo de la cocina – ya te he dicho que debes alejarte de esa niñita, solo te traerá problemas y tú ya tienes a tu familia que te ama y te espera cada día – me mira a los ojos – dime si entiendes lo que te digo Ian
- Claro que lo entiendo mamá – diga ya harto – pero es que tienes que entender que ya no quiero estar con Maira, que esa historia ya se terminó
- Para mí nada ha terminado – se va de vuelta a la cocina – lo único que tiene que terminar es tu estúpida aventura con esa niña
- Te recuerdo que tiene la misma edad que Maira mamá – digo siguiéndola – la diferencia es que Sally, porque tiene nombre, se llama Sally – digo poniéndome frente a ella – ella no me exige nada, ella me ama a pesar de que he sido un mal hombre para ella, me quiere y me tiene paciencia
- Lo que quiere es tu dinero Ian – pela y corta algunas frutas – es niña solo es una caza fortunas – agita las manos – y no quiero seguir hablando de ella, mejor lávate, en un rato llega Maira con Dan a desayunar con nosotros
- Mamá – grito ya frustrado – deja de meter a Maira en esta casa
- Es mi casa y hago lo que quiero – me grita de la misma manera
- Tienes razón – digo tomando mi chaqueta y las llaves del auto – ahora mismo me voy a mí casa, en donde tú no vas a poner ni media regla y la cual voy a compartir con la mujer que verdaderamente amo, Sally – me voy cerrando de un portazo, pero antes de poder llegar a mi auto veo a Dan corriendo hacia mí
- Papito – grita con los brazos abiertos – te extrañaba tanto
- Hola hijo – digo tragándome mi enojo y tomándolo en los brazos – pero nos vimos ayer campeón
- Sí, pero ya te extrañaba – se apoya en mi pecho – porque no pude dormir contigo
- Pero sabes que no podemos dormir juntos todos los días – acaricia su espalda
- Si podemos – dice alejándose un poco – si vuelves a casa con mamá y yo, así podemos dormir los tres en la cama
- Eso no es posible hijo – digo bajándolo, miro a Maira, seguro ella le metió esa idea al niño – cuando crezcas vas a entender lo que sucede
- Yo no quiero entender cuando sea grande, yo quiero que ahora tú estés con mi mamá – dice corriendo al interior de la casa
- ¿Tú le dijiste que me diga eso? – digo enojado – ¿estas utilizando a mi hijo para manipularme?
- Claro que no – dice Maira también enojada – es lo que tú prometes cada vez que vas a casa, que vamos a estar juntos de nuevo, que vamos a volver a ser una familia y dan lo cree
- Yo no he dicho eso Maira y lo sabes
- No lo dices – dice comenzando a llorar – pero lo demuestras, volvemos a estar juntos, volvemos a jugar en el comedor – solloza – volvemos a comer juntos, volvemos a tomar la siesta juntos y a veces, cuando la emoción te gana me besas, me acaricias y me vuelvo a sentir amada – llora pegándome en el pecho y yo tomo sus muñecas – ¿Por qué me haces esto?, ¿por qué me dañas de esta manera? – se aleja un paso hacia atrás – No entiendo, yo no te entiendo, Ian no entiendo lo que tú quieres hacer – se seca sus lágrimas – Sabes que yo te amo, sabes que dejaría todo por ti, pero tú sólo me dañas, tú solo me utilizas – se cruza de brazos mientras las lágrimas no dejan de salir – y dime anoche ¿dónde estabas?, estabas con ella, ¿verdad?, yo te la presenté era mi amiga, era mi compañera – me empuja – Te la presenté y tú me hiciste esto, tú fuiste tras ella, tú te enamoraste de ella, tú la encantaste como me encantaste a mí y ahora juegas con ambas – solloza tocando su pecho – ¿no te parece injusto?, aquí el adulto eres tú, el grande, el empresario eres tú, nosotras apenas tenemos 18 años, ella se puede dejar influenciar por ti, pero ¿dónde estás tú?, ¿dónde está tu responsabilidad en cuanto a lo que nos hace sentir?.
- Yo tampoco sé lo que me sucede, sólo sé que a ella la amo y a ti te quiero – trato de secar sus lágrimas – Mi mente está tan revuelta que siento que no quiero perder a ninguna de las dos, tú tienes a mi hijo y ella tiene mi corazón, sé que en algún momento tendré que tomar la decisión de quedarme con ella o quedarme contigo, pero quiero que entiendas que yo a ella la amo, a ella la quiero, que estoy volviendo a brillar junto a ella, que necesito tenerla a mi lado.
- ¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo me rompe el corazón? – solloza fuerte – tienes que tomar una decisión pronto, sabes que he soportado más de lo debido, pero no estaré por siempre para ti
- Lo entiendo completamente, sé que no vas a estar siempre para mí – la abrazó. Al principio se resiste, pero luego me deja – Pero quiero que me des un tiempo para poder aclarar mis pensamientos y poder realmente decidir lo que quiero y para así luego no volver atrás y arrepentirme de lo que decida, solo te pido un tiempo, ¿puedes?
- Si – suspira controlando el ritmo de su respiración – si puedo esperar un poco mas
- Bueno – beso su frente – ahora vamos adentro a tomar desayuno con mamá o causará más problemas – suelta una risita – ya no llores por mi culpa Maira, sabes que no soy un buen hombre
- Pero te amo Ian – eleva sus hombros – no sé dejar de hacerlo