Capítulo 17:
Narra Sally:
Lo miro y no entiendo lo que trata de decirme
- Sally no sé cómo explicar lo que está sucediendo, siento que te amo con todo mi ser, pero no puedo alejarme de la madre de mi hijo, ellos son mi familia, mi hijo es mi prioridad en la vida, no quiero hacerte daño, al seguir a tu lado, me haré feliz, pero te haré infeliz a ti en un futuro a corto plazo, puedo amarte con todo mi corazón y cuerpo, pero tendré que dejarte tarde o temprano, no puedo prometerte nada a largo plazo, tengo mis metas claras y en ellas no está tener una relación que no sea con Maira, no quiero tener más hijos, no quiero otra familia, lo siento mucho Sally, pero esto debe terminar aquí y ahora.
- No entiendo por qué me dices esto ahora – lo miro incrédula – justo ahora, justo en el momento en que te necesito tanto, justo cuando comenzaba a sentir que te amaba nuevamente, ¿Por qué llegaste a desordenar mi vida si no te ibas a quedar? – niego varias veces, trato de entender, pero no puedo – No te entiendo Ian, no entiendo tu afán de haberte quedado dándome ilusiones y haciéndome creer que me amabas, cuando solo estabas jugando conmigo - mis ojos se llenan de lágrimas - yo te amaba Ian, pensaba en tener un futuro a tu lado, tenía tantas cosas en mente para nosotros juntos, pero todo se fue a la basura, debiste decirme eso desde el principio, no debiste buscarme, ni debiste hablarme – lloro desconsoladamente – me estás haciendo tanto daño con ésta actitud, un día siento que soy todo para ti y al siguiente ¿me sales con esto? – apunto su pecho – tú tienes que aclarar lo que sientes Ian, tú tienes que saber lo que quieres, deja de revolver los sentimientos de la gente a tu antojo, actúa de acuerdo a tu edad, si dices ser tan maduro, actúa como un hombre maduro
- Lo estoy haciendo al alejarme de ti – se acerca y me abraza – no quiero dañarte, pero tienes que entender que tengo planes específicos para mi futuro y tú no figuras en ellos – lo alejo de un empujón – trata de entender
- No voy a entender un carajo Ian, porque te quiero – lloro – te quiero tanto
- No te gastes por mí Sally – acaricia mi mejilla y no logro alejarme, aunque lo esté odiando, sentir esa pequeña muestra de amor me hace volver a creer, creer que se va a arrepentir y no me va a dejar – debes seguir con tu vida
- Pero – miro sus ojos y creo ver tristeza – no sé seguir sin ti ahora
- Claro que sabes y puedes – besa mi frente – eres una mujer fuerte – seca mis lágrimas – claro que lo eres
- No – susurro y niego, me acerco despacio y tomo la decisión más estúpida que puede tomar una mujer desesperada, lo beso, él sigue el beso, pero luego se aleja
- No Sally, no estás pensando en este momento
- Por favor – me acerco nuevamente – bésame una vez más, te necesito – lo beso y él sigue el beso, me abraza y siento que soy feliz nuevamente, los besos llevan a las caricias, a recorrer nuestros cuerpos, se detiene cuando está metiendo la mano bajo mi polera, sus ojos me preguntan si estoy segura, asiento, no quería otra cosa que sentirlo mío una vez más, lo tomo de la mano y lo llevo a su habitación, no había nadie en casa, nadie nos interrumpiría, los besos fueron tomando calor y por una hora de besos, caricias y jadeos, pensé que era mío nuevamente, pero que equivocada estaba, cuando todo terminó, no dijo nada, solo se vistió y se fue, no podía sentirme más humillada y ahí, tomé la decisión de alejarme por mi bien, pero que difícil es cumplir con aquella promesa, al pasar por la cocina lo vi, se dio cuenta que yo iba pasando, pero no se volteó, caminé a la salida y cerré de un portazo, si él rompía mi corazón, yo al menos rompería su puerta.
Caminé de vuelta a mi lugar seguro, a mi hogar, no estaba lejos de allí, pero llena de dudas, con solo el sonido de los autos a mi alrededor, no sé qué hice ni el porqué, las preguntas atormentan mi mente, cuestionando esa última decisión veo la puerta, no puedo regresar aún.
Tuve que volver a huir de casa, tomé el primer taxi que encontré en ese horario y me fui con dirección al mirador, al llegar escucho el sonido de las olas reventando a la orilla, trato de regularizar mi respiración, las imágenes se agolpan en mi mente, siento ese pesado nudo en mi garganta, ya no puedo seguir aguantando lo que siento, pesadas lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, siento que mi corazón va a reventar, los sollozos se hacen más audibles, se ha acabado, todo se ha acabado con él, me ha roto, ha terminado de romper lo que sentía por él, dejo salir todo lo que estoy sintiendo, dejo que el dolor tome espacio en mi mente y cuerpo, me dejo sentir lo que está sucediendo, el dolor de la traición, el golpe de realidad, de que nada de lo que pensé que tendría a su lado se hará realidad, que solo me utilizó pero nunca planeó quedarse a mi lado, que sus promesas solo fueron palabras huecas, sin un fundamento real, que no me valoró lo suficiente para quedarse.
Después de un rato logro tranquilizar mi mente, ya puedo respirar otra vez, para finalizar decido caminar de regreso a casa.
En una acelerada decisión hablé con mi abuela al día siguiente, me iría, volvería a la casa de mis padres, volver no había sido una buena decisión, si ya me había ido, no debí regresar.
- ¿Está segura hija? – me pregunta mi abuela
- Sí abuela – trato de sonreír – aunque te extrañaré demasiado, pero necesito irme ahora
- Bueno mi niña, pero regresa a verme – besa mis manos – mira que ya no me hago más joven
- Claro que regresaré abuela – beso su frente – además eres muy joven para pensar así
- Mi niña – sonríe – solo lo dices porque me amas
- Claro que sí mi viejita hermosa – le doy muchos besos – eres la razón de que siempre regrese