Capítulo 20:
Narra Sally:
Paso unos días en el hospital, me van a visitar mis amigas, Caterin se va conmigo a casa de mi abuela cuando mi familia debe regresar a su casa, no creen que sea seguro que viaje por ahora, porque clasificaron mi embarazo como de “alto riesgo”, todos los demás debieron volver a la rutina, yo me encuentro aquí, con el alma en un hilo, sin la valentía de salir a la calle, porque temo el día que me lo encuentre en la calle, a él, a Ian.
Mi amiga día tras día me insta a salir, dice que caminar le hace bien al bebé, para que se mantenga saludable, pero no puedo, el temor es mayor, hasta que un día le hago caso y la acompaño, no sucede nada malo y así comienzo a salir más seguido.
Y un día pasó, lo que temía pasó, lo vi cruzando la calle, al verme su rostro se endureció y mi corazón cayó a mis pies, dejó de latir por un segundo y luego se aceleró, no sé cómo estaba mi rostro, pero estoy segura que vió el dolor en mí, porque evitó mi mirada, sentí que me desvanecía e intenté dar la vuelta, mis torpes piernas no me obedecieron, quedaron quietas, veía como se acercaba y yo no podía escapar, intenté ocultar el pequeño bulto bajo mi vestido, Caterin se dio cuenta que algo sucedía y lo vió, tiró de mi brazo y me metió a un local comercial, mi corazón me dolía de una manera impresionante.
- No vamos a salir hasta que haya pasado – me susurró, pero yo no podía hablar, estaba mareada, me di cuenta que no estaba respirando, respirar dolía, sentir mi corazón dolía.
- Necesito escapar – digo en apenas un susurro – dime que ya se fue
- Esperemos un poco – me responde y luego se acerca a la dueña del local y le hace preguntas de sus productos para que pase el tiempo y yo no puedo moverme aún, no quiero llorar, no puedo permitirme volver a llorar por él
- Aquí estabas – su voz, su maldita voz estaba atrás de mí – Sally necesitamos hablar
- Ella no tiene nada que hablar contigo Ian – llega mi amiga en mi defensa – vete
- Caterin quiero hablar con ella – toma mis hombros y me gira – de verdad necesito hablar contigo
- Aléjate de mí – mi voz se quiebra y doy un paso atrás alejándome de sus manos – por favor te lo pido, ya no puedo, me duele, me duele tanto que siento que me voy a morir – comienzo a llorar – no te entiendo, no comprendo ¿cómo se te ocurrió acercarte a mí?, ¿por qué no me ignoraste? – las lágrimas no paran de caer – por favor Ian, aléjate de mí y no regreses a mi vida nunca más – siento que me faltan las fuerzas, mis piernas débiles – ya no quiero verte, porque verte me revuelve la vida, escucharte me daña, el hecho de saber que podré toparme contigo al caminar por la calle me tiene enferma, no puedo estar tranquila en mi propia ciudad porque siento temor de verte
- Es inevitable que nos veamos – trata de acercarse nuevamente y yo vuelvo a alejarme – no quiero que sufras así por mí
- Entonces no te acerques – sollozo – entonces déjame tranquila, porque no puedo dejar de quererte, éste sentimiento me está matando
- Sally – trata de secarme las lágrimas y niego
- No lo hagas, ya no me cuides, ya no te preocupes por mí, no me demuestres cariño, porque me hace daño – y cometo el error de mirar sus ojos, los ojos que habitan mis sueños – me estás matando – susurro – tú te fuiste, no dijiste nada
- Por favor vete Ian – escucho a mi amiga a mi lado – Sally no está bien y verte le hace peor
- Es que necesito que hablemos – se escucha entre triste y enojado – no sabe toda la verdad, además tú me invitaste a tu cama ése día, realmente no te entiendo, dices que querías alejarme, pero me invitaste a dormir contigo
- Es que no entiendes lo que sucede Ian – lloro fuerte – me haces daño, me rompes, me quitas las ganas de vivir cada vez que te veo, porque recuerdo tus palabras, que no me quieres lo suficiente para estar a mi lado, que no soy lo que quieres en tu vida – caigo de rodillas en el suelo, porque mis fuerzas ya no me acompañan – nunca te pedí que te alejaras de tu hijo, no te pedí que cambiaras tus planes, solo te pedí que me quisieras, pero no pudiste, decidiste no quererme porque tus prioridades eran distintas a las mías, porque mi deseo de ser feliz a tu lado no iba contigo, porque nunca fui suficiente para ti, solo fui el juguete de turno para ti – veo que niega, pero no puedo detenerme, el dolor es tan grande en mi corazón que no logro frenar mis labios – nunca te interesé realmente, solo veías tu propia felicidad, tú, tú y tú, siempre eras tú antes que todos, no te importó dañar a la gente a tu paso, sabiendo que me hacía daño saber que estabas con ella, no te detuviste, seguiste con ambas al mismo tiempo, eres un cobarde Ian, un completo idiota que no sabe lo que quiere en su vida
- Por favor Sally escúchame – se agacha – por favor
- No quiero Ian – grito – no quiero escucharte – no puedo dejar de sollozar – ya lo sé – lloro aún más – estás con ella, ya me lo dijo – grito – estás con mi prima, con Mía – veo que Caterin se sorprende, yo no le había contado – ella me lo dijo y me exigió que me alejara de ti – veo que comienza a llorar
- Perdóname Sally – cubre su cara con ambas manos – no merezco que me ames
- Claro que no lo mereces – lo empuja Caterin y cae sobre su trasero – vete de aquí, vete ahora, antes que te saque a patadas de aquí
- Señorita, venga – veo a la dueña de la tienda que me extiende su mano y acerca una silla para que me siente, me siento y veo que pone el letrero de “Cerrado”
- Lo siento – susurro con las pocas fuerzas que me quedan
- No hay problema señorita – me trae un vaso con agua – trate de calmarse, está muy demacrada
- Es que – trato de hablar, pero me quiebro nuevamente – no puedo
- Vete Ian – escucho decir a mi amiga y me giro a verlos – Sally no debe verte, es que ¿no entiendes?
- ¿Por qué no debe verme? – medio grita
- Porque está embarazada – lo empuja – porque no solo la dañas a ella, dañas a su hijo
- ¿Qué? – me mira incrédulo y su vista baja a mi vientre – dime que es mentira
- No puedo hablar ahora – trato de pararme, pero no puedo
- Al menos ¿sabes de quién es? – Me dice con desprecio, lo miro sin poder creer lo que dice – porque se ve que no fui el único con el que estuviste
- No lo puedo creer – susurro – cuando creía que no podías caer más bajo, te superaste
- Señor, le voy a rogar que se retire – escucho a la señora de la tienda – ella claramente le pidió que la dejara en paz, así que si no se va, llamaré a la fuerza policial
- Claro que me voy – ríe – no quiero estar aquí, era cierto lo que dijo Mía, ahora eres otra persona
- Lo mismo digo – lo miro con dolor – ustedes se merecen totalmente – veo que se va y finalmente puedo hablar – me está doliendo mucho – digo tomando mi vientre – llévame al hospital – le ruego a mi amiga y escucho como la señora llama a una ambulancia, a los minutos llegan y el dolor ya es totalmente insoportable – si le pasa algo va a ser mi culpa – sollozo mirando a mi amiga – al caerme me golpee fuerte la parte baja de mi vientre
- Todo estará bien amiga – la escucho decir cuando comienzo a perder la conciencia por el dolor.