Caminamos de regreso a casa, miro a Paul y no entiendo lo que quiere, es un hombre soltero y libre, no necesita estar a mi lado.
Ya en casa Paul me ayuda a ordenar un poco, mis padres se irán en un par de días y queremos dejar todo limpio, yo me quiero mudar a una nueva casa, en un pueblo cercano, quiero alejarme un poco de éste lugar.
Varios días después:
Luego de dejar a mi familia en el terminal de buses, Paul me acompaña al pueblito al que me quiero mudar, miramos varias casas en arriendo y otras en venta, algunas son muy hermosas, pero quiero una con un gran patio, para que Theo pueda jugar en el patio, pediré un préstamo, así que creo que lo mejor sería comprar de inmediato una casa, mi lógica dice que arrendar una casa conlleva más gastos.
Me llama mucho la atención una casita que queda frente a un parque, es de un piso y medio, quiero dejar la parte de arriba para cuando Theo quiera tener su propio espacio, pueda usar ese lugar, tiene varios cuartos en el primer piso, le falta un poco de cuidados, pero es encantadora, tiene un patio amplio, unos rosales adornan el perímetro del terreno, necesitan un poco de cuidados, pero siento que todo es muy hermoso, puedo imaginar nuestra nueva vida aquí.
Después de unas semanas todos los trámites están listos y puedo mudarme a mi nuevo hogar o por lo menos comenzar la renovación de la casa.
El sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas de la nueva casa, iluminando las paredes que aún conservaban el eco de las risas de sus antiguos habitantes. Con una mano en mi barriguita ya prominente, observo el espacio con una mezcla de emoción y nerviosismo. Era un lienzo en blanco, un nuevo comienzo que tanto necesito.
Paul está a mi lado, con una sonrisa amplia que contagiaba optimismo.
Mientras recorríamos las habitaciones, comencé a soñar despierta con los momentos que viviríamos aquí: las noches de desvelo, las risas durante las comidas y las mañanas suaves llenas de luz, de alguna forma me siento segura con Paul a mi lado, su apoyo incondicional era como un abrazo cálido en medio del caos que está sucediendo fuera de aquí.
Ambos comenzamos a hacer una lista de cosas que necesitamos para renovar totalmente la nueva casa, nuestra casa, donde Theo va a crecer rodeado de amor, de mis amigos y familiares.
Cada pequeño detalle, desde la elección de la pintura hasta la compra de cada prenda, se sentía como un paso hacia la curación. En ése preciso momento me di cuenta de que no solo estaba preparando la llegada de mi hijo, sino también sanando las heridas del pasado. Con cada rayo de sol que iluminaba mi nueva vida, la oscuridad se desvanecía un poco más.
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Editado: 09.11.2024