Día Z: Apocalíptico I

34-Error; Michael.

—¡Autodestrucción! —Gritó repentinamente estando hincado.

Michael no supo qué hacer al instante así que sólo tomó a William y con una fuerza inhumana corrieron y brincaron hacia el interior de la base en menos de cinco segundos. Justo antes de que cada uno de los helicópteros comenzaran a explotar de una manera descomunal, causando una completa destrucción tras cada estallido. 
Michael sólo pudo voltear un instante mientras todos los soldados aliados comenzaban a volar en mil pedazos.
Miró a Nick tan sólo unos segundos antes de que el fuego lo consumiera por completo y pudo ver en su rostro una sonrisa de satisfacción mientras le devolvía la mirada. 
El General, todos los escuadrones, la mitad de los edificios, las murallas, comenzaron a explotar y destruirse uno tras uno.
Al parecer los helicópteros tenían integradas bombas, muy potentes, un solo helicóptero cerca de una pared de concreto podía destruirla sin ningún problema.

—¡Oh por dios! —Chilló William entre una voz quebradiza y entrecortada.

—No hay nada qué hacer, corramos con Martin y los otros ¡Ya! —Gritó Michael después de recuperarse de la sordera y del shock inicial.

Ambos comenzaron a correr lo más rápido que podían, si el fuego o las explosiones llegaban a los conductos de gas estarían muertos, ellos y toda la manzana explotarían al instante.
A la lejanía se podían escuchar chillidos ensordecedores y gritos de Zombis. El gran estruendo los hizo interesarse en la base militar.
Tumbaron la puerta del comedor y continuaron corriendo por toda la gran sala hasta los pasillos de las oficinas, al llegar al final de estos, salieron por las grandes puertas de concreto mientras comenzaban a caer pedazos humanos por todo el lugar, piernas, piel, brazos, sangre y vísceras.

Los disparos se escucharon claramente, los Zombis estaban rodeando el camión donde estaba Joshua, Martin y su pequeña escolta de dos soldados.

—¡Salgan! ¡Vámonos! —Gritó Michael mientras se acercaba y comenzaba a disparar.

Rápidamente los soldados del camión comenzaron a descender y siguieron a Michael, quien los guió hasta el edificio más cercano que tenían. 
Una vez estuvieron delante, Mike no escatimó en el ruido u otra cosa y de varias patadas abrió la puerta principal, adentro había dos Zombis, uno tenía ropa de plomero y el otro un ropaje de anciano. Ambos murieron tras unos disparos.

—¡Entren! ¡Rápido! —Ordenó Michael.

—¡¿Qué carajo pasó?! —Gritó Martin.

—¡No lo viste! ¡Acaba de explotar toda la maldita base militar! —Le respondió entre gritos William— ¡Todos están muertos! ¡Oh por dios!

Pasos torpes y pesados comenzaron a escucharse sobre ellos, todos se pusieron alerta para defenderse, los Zombis de los pisos superiores bajarían tras el ruido de los primeros disparos.
Incluso Martin y Joshua tomaron un arma y apuntaron a las escaleras, todos tenían miedo y estaban en shock, sus miradas tenían los ojos muy abiertos y un sudor frío les recorría por todo el cuerpo.
Los Zombis llegaron a abajo y entre mordidas al aire intentaron acercarse mientras las balas les impactaban en todo el cuerpo. 
Michael ni siquiera parpadeaba, se sentía completamente ido después de haber avistado la carnicería de la explosión, los pedazos humanos rondando el cielo, la lluvia de sangre y el olor nauseabundo.
Todos estaban disparando, el ruido de las armas retumbaba por las paredes y hacía un estruendoso sonido que aturdía los oídos de Michael.
Cuando el último Zombi cayó al suelo rompieron formación y comenzaron a subir las escaleras en fila india. Michael iba en la cabeza, revisando cada pasillo nuevo con el que se topaban mientras subían hasta la azotea.

—Sargento ¿A dónde vamos? —Dijo Martin quien subía cojeando agarrado por Joshua y otro soldado.

—Vamos a la azotea para esperar arriba a los helicópteros ya que abajo no es seguro, y si tenemos suerte nos podrán ver desde arriba.

—¿Cuántos pisos son? —Preguntó Joshua jadeando por el esfuerzo de llevar a Martin.

—Desde afuera se veían alrededor de treinta —Le contestó William—Estaremos arriba en unos minutos ¿Te ayudo con Martin?

—No, puedo con él —Dijo mientras lo miraba de reojo.

—¿Qué pasó allá? —Le preguntó Martin al Sargento mientras continuaba cojeando a la cima.

—Nos tendieron una trampa. —Contestó cortante.

—¿Cómo? —Insistió, quería saber qué pasó realmente.

—Teníamos a Nick Anderssan capturado.

—¡¿Qué?! ¿A Nick Anderssan? No puede ser, era un pez muy gordo —Le temblaron las piernas un poco después de escuchar el nombre, incluso Joshua abrió los ojos totalmente — ¿Él causó la explosión?

—Si... Gritó algún tipo de código y causó una explosión en cadena de todos los helicópteros de Flamante que estaban en el interior... Todos murieron —Terminó mientras se detenía y lo miraba a los ojos.

—Pero los dos helicópteros de afuera no explotaron —Se metió uno de los soldados que iban con ellos.

—Quizá el código que dijo no alcanzó a escucharse hasta afuera, James —Contestó el otro soldado.

—Tienes razón, eso fue.

—Bien Soldados, la azotea está en el siguiente piso, carguen sus armas y prepárense.

Llegaron al último escalón y frente a ellos había una puerta metálica que estaba atrancada por el otro lado, por lo que tuvieron que dispararle a la chapa para que cediera. Al abrirla descubrieron tres cadáveres en el suelo, todos con un disparo en la sien.

—Oh por dios... —Exclamó Joshua— Se... Suicidaron...

—Mierda... Parece que hay quienes no tienen la fuerza que se necesita para afrontar la realidad... —Le dijo Michael.

—No los culpo... —Dijo Joshua mientras se iba a una orilla del edificio y se dejaba caer de rodillas, mirando el horizonte, viendo al sol en sus últimos minutos de luz, tenía la mirada perdida y su voz sonó totalmente vacía.




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