— ¿Cómo sigues?
—Parecido al mundo.
— ¿Tan jodido?
— ¿Crees qué el mundo está jodido?
—¡Sí! pero no te sigo.
—Entonces sí. Sabes, aquí dentro ya no hay putas, no hay vagabundos, no hay ingenieros, no hay médicos ni profesores, solo yo y está amarga angustia.
—Necesitas ayuda, la precisas.
—Quizás ese es tu rollo, y tú necesitas ayuda, y solo la ocultas ofreciendo consejos.
—Tío, ahora ves por qué no tienes amigos, no tienes la humildad de aceptar lo que te hace falta. Todos te dejan, y si habláramos de mujeres, seguro que tienes alguna buena historia, pero ninguna se ha quedado.
—Tienes sabiduría, acabas de realizar una gran hazaña, quizá Freud hubiera aprendido de ti.
—Ahí va de nuevo, tu sarcasmo queriendo actuar como una muralla, el típico ocultamiento de un cobarde.
— ¿Lo acabas de ver? eres un humano promedio que cree que toda gira de acuerdo a sus pensamientos. ¡Vaya escoria! Hay algo que no te enseñan en el colegio, en la universidad y menos en los trabajos basuras que se quedan con tu tiempo. Entiendo que la opinión es nuestro símbolo de libertad; sin embargo, no deberías juzgar a alguien por su portada, es solo una imagen escogida entre tantas. Lo que realmente vale es el alma, y disculpa, pero eso no se lo he mostrado a nadie.