Ampr lo que todos alguna vez anhelamos sentir en la vida: que encontramos a otra persona por la cual pasaremos el resto de nuestros días felices. La pasamos buscando y cometiendo errores al escoger, pero no perdemos la esperanza de que algún día llegue alguien por quien valga la pena tantos errores en el camino.
Porque, ¿quién no quiere pasar la vida riéndose con otra persona? Soñando lo que harán en un futuro, caminando tomados de la mano, pensando, comiendo, almorzando mientras platican cómo les fue en su día, lo que soñaron anoche…
A veces me pongo a pensar si me bastará la vida para encontrar a esa persona. Sé que dije que está bien estar sola, y no me contradigo, pero también quisiera sentir la calidez de lo que es el amor de otra persona. Que mis días sean como ese primer rayo que entra por mi ventana y que, al mirarme a los ojos, esa persona sienta que conmigo es suficiente.
Un amor… tal vez suene muy de película y eso no pasa en la vida real. Pero ¿por qué no creer que sí pasa? ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué no pensar que allá afuera hay alguien que daría todo por ver una simple sonrisa en nuestro rostro? Que le aterra la idea de que derramemos una lágrima. Que no nos haga sentir inseguras.
Muy en el fondo de mi corazón, sé que sí lo hay. Sé que vale la pena los errores del pasado por alguien así. Porque por una vez en mi vida quisiera que me amaran más de lo que yo llegué a amar a ellos.
Porque amo la intensidad, y siempre me ha costado aceptar eso. Siempre he mostrado un perfil frío, pero miento… amo la intensidad. Amo sentir que alguien de verdad está enamorado de mí, que me ve en un futuro con él, que apoya mis planes, que está conmigo en los días difíciles, así como yo lo estoy en los suyos.
Por una vez en mi vida, quiero ser yo la protagonista de la película, la que al final recibe todo ese amor, y que a pesar de las circunstancias, es la elegida. Ya no quiero ser yo la que solo se queda en la esquina mirando.
Porque el amor es algo natural, algo que todos alguna vez debemos experimentar. Pero no solo al inicio, sino por el resto de nuestras vidas.
— Jocelyn