Diario de un ángel

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Los ángeles y demonios salen a recolectar las almas de los muertos a diario; las almas tienen cierta energía con la que los demonios y ángeles las detectan, las almas se dividen en “buena” y “mala”, cuando el alma es mala los demonios la reclaman y cuando es buena los ángeles van por ella, pero no todas las almas son buenas y malas, hay algunas que están en un punto medio a las cuales se les conoce como almas “medias” y tanto ángeles como demonios pueden reclamarla, así que quien llegue primero puede tomarla, sé que eso suena cruel hasta para los ángeles, pero antes habían muchas matanzas para ganarse esas almas ya que los demonios atacaban a los ángeles que querían tomar esas almas, todo estaba muy mal, hasta el punto de hacer una guerra así que Dios y el Diablo mejor conocido como Zalgo se reunieron para discutir ese asunto y así fue como quedó.

Angie era un ángel muy poderoso, tanto que hasta Dios le había ofrecido el puesto de “arcángel” pero ella lo rechazó ya que su tarea sería la de monitorear la tierra desde el cielo, los arcángeles no suelen hacer trabajo de campo lo cual consistía en recolectar el alma de los muertos, a menos de que sea algo realmente necesario y eso casi no ocurría, a Angie le encantaba la tarea que ella tenía, se pasaba todo el día en la Tierra y eso le gustaba mucho. Pero el destino a veces puede hacer jugadas realmente crueles y en este caso este le hizo una mala jugada a Angie ya que ahora es el demonio más temido por todos y tal vez te preguntes “¿Cómo es eso posible? ¿No era ella un ángel bondadoso?” en realidad lo era, era la más bondadosa de todos y nunca dejó de serlo hasta que perdió las esperanzas. Yo he venido hoy para contarles la historia de aquel gran ángel que dedicaba todo su tiempo en hacer el bien y en proteger a la humanidad, este es su diario el cual dejó para que su historia se diera a conocer.

 

Diario de Angie.

Todo era normal, un día como cualquier otro, yo estaba en la Tierra recolectando las almas de los muertos y todo iba bien hasta que detecté un alma media, pero al mismo tiempo pude sentir la presencia de un demonio, sabía que estaba cerca y que buscaba tomar el alma, pero no lo dejaría hacer eso así que volé lo más rápido que pude. Llegué justo antes del anochecer, inspeccioné le lugar buscando señales del demonio que había sentido hace poco pero no lo encontré por ningún lugar, había llegado a una pradera con algunos arbustos y árboles alrededor, había un árbol realmente grande sobre una colina y bajo sus grandes ramas yacía un hombre moribundo, en cuanto me acerqué dio su último suspiro, una luz salió de su pecho, era redonda con un gran resplandor, una mitad era blanca y la otra era negra, la tomé y la guardé en mi collar el cual era una gema redonda color rojo, todos los ángeles tenemos gemas en las que guardamos las almas, en cuanto la guardé sentí la presencia de un demonio, sabía que estaba detrás de mí y así era, ya que lo escuche hablar detrás de mí.

-Pobre hombre, hasta casi me da pena verlo morir sólo-

En cuanto lo escuché me puse de pie de un brinco y me alejé de un salto con mi espada en la mano en posición de defensa por si intentaba atacarme y ahí estaba el demonio, su cuerpo estaba protegido por una aradura color negro y en la cintura tenía la funda de una espada la cal por aluna extraña razón no tenía en su mano, era como si me intentara decir que no estaba ahí para pelear, pero a los demonios les gusta mucho hacer eso; estaba con los brazos cruzados, como si estuviera esperando algo.

- Oye tranquila, no pienso hacerte nada, además, ya has tomado el alma por lo que no puedo hacerte daño, a no ser que quiera iniciar una guerra. - Dijo el demonio mientras levantaba las manos en señal de que venía en paz.

Yo sólo estaba parada mirándolo por si intentaba hacer algo, no quería decir nada ya que cabía la posibilidad de que cayera en alguna trampa suya; los demonios tienen el don de convencer a la gente con la que hablan de hacer cualquier cosa, es así como ellos logran poseer a los humanos y realizar tratos con ellos.

- ¿Qué pasa, acaso los ratones te comieron la lengua? aunque no te culpo ya que este mundo lugar está lleno de ellos. – dijo en tono burlón.

El demonio empezó a caminar lentamente hacía donde estaba yo.

- ¡Detente ahora mismo o te juro que te lastimaré! – le dije mientras levantaba mi espada y la apuntaba hacia él para que viera que hablaba en serio.

- ¡Vaya! entonces sí puedes hablar, eso es bueno, pero no tienes por qué ser agresiva, como te dije antes, yo no estoy aquí para pelear. – se detuvo y dejó escapar una risita burlona. –escucha, sólo pasaba por aquí y decidí saludar, eso es todo, incluso por alguna razón tuve la loca idea de platicar contigo –




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