Diario de un ángel

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Me fui volando hasta el cielo para ir a descansar y dejar las almas que ya había recolectado. Llegué a un gran salón blanco con sillas y un gran escritorio que ocupaba todo el largo en el cuál había 5 ángeles los cuales se ocupaban de vaciar las gemas con las almas así que me acerqué.

- Hola, vengo a vaciar mi gema- dije mientras me la quitaba para poder dárselo.

- Hola Angie, seguro, mañana antes de irte pasa por él-

- Muy bien, aquí tienes- dije mientras le daba el collar. -Bueno, me voy a descansar un poco. Hasta mañana. –

Me estaba dirigiendo a mi habitación cuando me topé con Gabriel, uno de los arcángeles más poderosos y comandante del ejército del cielo. Aunque parezca extraño los ángeles tenemos un ejército ya que a veces peleamos contra los demonios en alguna guerra o simplemente por protección de algunos puestos de vigilancia; pero también están los demonios renegados los cuales fueron echados del infierno por lo que no siguen órdenes de Zalgo y hacen lo que quieren, como atacar a los ángeles sin ninguna razón y cuándo los atacamos Zalgo no los ayuda ya que al ser expulsados quedan completamente solos, son los únicos que violan las reglas que hay entre nosotros y los demonios, pero al ser exiliados ya no son problema de Zalgo así que no podemos reclamarle nada a él.

- Hola Angie ¿apenas llegaste? –

- Ah! hola Gabriel, sí acabo de llegar, es que no estaba cansada así que había decidido quedarme un poco más en la Tierra, es todo-

- ¿Y está todo bien en la Tierra? ¿alguna novedad? –

-No en realidad ¿por qué lo dices? –

-Es que …. te noto algo nerviosa y tú no sueles estar así ¿segura que no tienes nada que decirme? – se acercó a mí y me miró directamente los ojos, como si intentara leer mis pensamientos; pensé en decirle sobre mi encuentro con Shin, pero en realidad no había pasado nada malo, lo único que hicimos fue hablar, lo único que lograría sería un regaño por si quiera dirigirle la palabra y tenía demasiadas preocupaciones por ahora.

-En serio no hay nada que contar, tal vez lo que en realidad tengo es cansancio– respondí alzando los hombros como si le quisiera quitar importancia.

- Tal vez, pero es mejor que vayas a descansar y mañana platicamos ¿está bien? –

-Me parece bien, hasta mañana-

-Hasta mañana-

En canto me despedí de él me dirigí a mi cuarto para descansar. Ya en mi habitación me recosté en mi cama, pero no pude dormir ya que por alguna razón no dejaba de pensar en ese demonio Shin ¿hice bien en hablar con él? ¿en serio los demonios ya me conocen como él lo dijo?, cualquiera que sea la respuesta para ambas preguntas tenía que ser más cuidadosa en lo que hacía, incluso a mí me sorprendió el haber estado con ese demonio y justo como él lo había dicho, investigaré si es renegado o no, si lo es entonces ya no lo veré nunca más, pero si no lo es eso significa que estoy a salvo, aunque por ser un demonio no bajaría la guardia.

 

Me desperté a la mañana siguiente debido al ajetreo que se escuchaba por los pasillos así que me levanté y salí del cuarto para ver qué es lo que estaba pasando. Caminé por el largo pasillo de los dormitorios hasta llegar al gran salón dónde al parecer estaban reunidos varios ángeles y Gabriel estaba sobre el escritorio tratando de calmar a todos los ángeles, intenté acercarme más para poder escuchar con más claridad y logré ver que por la puerta principal en la que se encontraba una sala para que se reúnan los arcángeles venían Miguel y Rafael quienes pasaron a toda velocidad pasando por alto a todos los ángeles que estaban apiñados en la sala. “Vaya – pensé – esto sí que debe de ser algo grave ya que los tres arcángeles están en un solo lugar, además, Miguel y Rafael se veían algo molestos. Me pregunto que habrá pasado.”

De repente, Gabriel alzó los brazos para llamar la atención de todos mientras les pedía que guardaran silencio.

- ¡Escuchen, tengo algo que decirles! –

Al escuchar a Gabriel todos los ángeles empezaron a guardar silencio y poner su atención en él.

- Escuchen, ya sé que todos están confundidos debido a los rumores que se han esparcido –

“¿De qué rumores estará hablando?” -estoy aquí para aclarar todo e informarles sobre algo que ha ocurrido; hoy en la madrugada nos llegó un mensaje sobre un demonio llamado Adirael a quién han expulsado del infierno-




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