Por fín todo está listo después de tanto tiempo de espera. Estoy ansioso y desesperado por volver a matar. Al parecer, nadie se ha dado cuenta de la desaparición de Jonathan. Si se preguntan ¿Cómo está él? La respuesta es bien, encadenado, furioso y atemorizado; no se preocupen voy a cuidar bien de él, sin embargo creo que su salud mental va a llegar a tal punto de descuido que cuando salga de aquí tendrá que ir derecho a un manicomio. Bien merecido lo tiene por andarse metiendo donde no lo llaman. Nadie le pidió que se metiera en mis asuntos personales, se creyó una mezcla de Holmes y Watson y vean lo que le ocurrió; ahora está en una jaula como un animal. En cierto sentido tiene que agradecerme, sin mí no disfrutaría de todos los espectáculos que va a ver en primera fila, va a ser como transportarlo con una máquina del tiempo hacia mi época favorita: “La Inquisición”.
Es algo irónico como cambian las cosas con el tiempo. Antes tuve que esforzarme por crear un Diario en el cual pudiera describir cada una de mis venganzas, recuerdo que me llené las manos con pegamento y acrílico; ahora solo tuve que abrir un documento de Word. Irónico pero cierto. Mientras escribo estoy escuchando al inigualable rey de la guitarra Kurt Cobain, Smells like teen spirit siempre me ha encantado, amo esa canción. Tarareo la letra mientras recuerdo mi pasado adolescente.
Estoy un poco preocupado por Cruz, ese hombre siempre quiere arruinar mis planes, quiso hacerlo en el pasado y no dudo que esté tramando algo en este mismo instante para arruinarlos ahora en el presente.
Yo soy muy cuidadoso, déjenme que les explique y hable sobre mi nueva casa. Esta vez estoy más preparado que nunca. Hace once años tuve que dejar el que había sido mi hogar desde que tengo memoria, porque todas las desapariciones estaban causando mucho revuelo entre la sociedad. Secuestrar era cada vez más complicado, nadie salía solo de sus casas, sobre todo esos imbéciles; estoy seguro que habían hablado entre ellos, sabían que eran los siguientes. La policía cada vez insistía más conmigo, tuve que aguantar tres allanamientos más, incluso una detención. Sí, como están leyendo, me detuvieron una vez. Al parecer una anciana había visto como secuestré al imbécil de Pedro Gómez, no sabía quién era yo pero al parecer la descripción coincida muy bien con migo, como con cualquiera; sin embargo Cruz se las arregló bien para que fuera el primer detenido, recuerdo la situación como si hubiera ocurrido hace unos momentos. Me encontraba leyendo un libro bastante interesante llamado “La historia de un loco”, cuando de repente la puerta de mi casa fue derribada, entraron oficiales que parecían la versión barata de un escuadrón S.W.A.T.
-Señor Daniel Montenegro queda detenido por ser sospechoso de la desaparición de Pedro Gómez. Usted tiene derecho a un abogado, si no puede pagar uno el estado se lo asignará, tiene derecho a guardar silencio y también tiene derecho a una llamada.
Todo esto me lo decían mientras un policía me ponía unas incómodas esposas en mis muñecas, Cruz reía, se acercó y me dijo:
-Te dije que algún día te atraparía, ahora eres mío Daniel y no puedes hacer nada al respecto.
Yo reía, no era mi final y estaba muy seguro de eso. Me subieron a un auto y me llevaron hasta la comisaría más cercana. Me dejaron en la típica habitación que tiene un espejo por el cual te están mirando, paredes grises y una incómoda luz amarillenta. Era de esperarse que mi entrevistador fuera Cruz, este entró con aires de superioridad, dos policías traían cuatro cajas las cuales estaban repletas de papeles y cada una tenía mi nombre escrita en ellas. Yo no paraba de reírme, mis carcajadas eran tan sarcásticas.
-¿Qué es lo gracioso Daniel? ¿Qué te atrapáramos te resulta divertido? Vas a pudrirte en la cárcel, en este momento yo me tendría que reír de ti, en verdad no eres tan inteligente como creías. Cometiste un error, dejaste un testigo y yo estaba ahí, justo detrás de ti, esperando y vaya conseguí lo que quería, te atrapé; ahora dime donde están todos.
-¿En serio crees que soy un asesino Cruz? Tu estúpido ego de policía que tiene supuestas “corazonadas” te hace sospechar de la persona equivocada, el verdadero secuestrador se está burlando de ti, quizá yo soy un chivo expiatorio que utilizas para que los demás no se den cuenta del fracaso que eres. Mírate, das vergüenza como policía, utilizando trucos yanquis del F.B.I para simular que tienes todo un caso ganado contra mí ¿En serio creíste que me asustarías con tus estúpidas cajas? Estoy seguro de que están llenas de papeles en blanco y que no tienen nada que ver conmigo.
-¿Cómo sabes que es un asesino?
-¿A qué te refieres?
-Dijiste, y te cito textualmente ¿En serio crees que soy un asesino Cruz?, solo sabemos de las desapariciones, no de ningún homicidio ¿Qué hiciste Daniel? Si confiesas ahora te ahorrarás la pena de muerte.