Diario de una perdedora

Capitulo 5

Querido diario:

Ya ha pasado una semana, en los que se hacen más difíciles, pues Dana y Vera siguen molestándome, ayer en el receso me tiraron una malteada e hicieron que todos se burlaron de mi, aunque paso algo interesante.

—No sabe tomar por el popote — dice vera haciendo un puchero.

—No te enseñaron modales en ti casa, cierto — dice Dana cruzada de brazos.

Yo estoy de rodillas frente a ellas, con una malteada de fresa sobre mi cabello, quiero llorar, miro a mi alrededor y veo a todos burlándose de mi.

—Y mi mamá dice que soy una infantil — dice una voz femenina a mis espaldas.

Me volteo y veo a una chica, muy hermosa, por cierto, parece Barbie, rubia, ojos azules y bonito cuerpo, está cruzada de brazos mirando mal a Dana, me mira y de agacha para quedar a mi altura.

—Estas bien — me pregunta y yo asiento.

Me extiende su mano, dudo en tomarla, pero al final la tomo, me levanto y ella me abraza haciendo que camine, empuja a los que nos obstruyen el paso, yo voy con la cabeza agachada, ella se detiene cuando un chico la llama.

—¿Qué pasó? ¿quién te hizo enojar ahora?  — pregunta el chico y alzó la mirada de inmediato.

Es Basil, él me mira con el ceño fruncido, no sé qué cara tengo, pero se entre molesto y sorprendido.

—Las idiotas de Dana y Vera — dice enojada — la llevare al baño.

Ya en el baño me empiezo a lavar el cabello “Caramelo” tengo caramelo en el cabello, no me lo quiero volver a cortar, ya estaba creciendo hermoso, hago un puchero, veo a través del espejo a ¿Hana? Creo así se llama, es preciosa, ella me mira y me sonríe.

—Te agradezco el que me hayas defendido — le digo en voz baja y con la cabeza agachada — no es necesario que me esperes.

Le digo y ella asiente, “cualquier cosa me llamas” me dice antes de salir del baño de damas, cuando me aseguro que nadie este, me miro al espejo y veo a una persona patética, apunto de llorar, saco la pequeña navaja que tengo en el bolsillo y empiezo a llorar haciendo pequeñas cortadas en mis manos, “Aun más patética”.

Después de que suena el segundo timbre para la última clase del día, salgo del baño, el caramelo no lo pude quitar supongo que, si tendré que cortarlo, me voy al salón y aprovecho que el profesor aun no llega, tomo mis cosas y salgo del salón.

Las puertas aún no se abren así que me voy a las canchas de futbol, estaba tan perdida en mis pensamientos que no note cuando Basil se sentó a mi lado, lo note porque alguien grito su nombre, cuando tomo mis cosas lita para huir él me toma de la muñeca haciendo que me queje.

—Odio a las personas que se cortan — dice con repulsión.

—No necesito que me ames — le digo con la cabeza agachada.

—Porque lo hiciste — me pregunta con el ceño fruncido.

—Suéltame me estas lastimando — le digo.

“No llores, no llores”

—Ya te has lastimado tu sola y vienes y dices que yo te estoy lastimando — dice enarcando una ceja.

—Sabes…yo también odio a la gente entrometida y entre esos estas tu — le digo tartamudeando.

Me suelta y o me marcho rápido, “Pero que idiota”, solo me limpio las lágrimas, ya cuando es la hora de la salida, visualizo a Ben con un ramo de rosas blancas, “Siempre estas cuando más te necesito” corro a abrazarlo.

“No le falles a la abuela” recuerdo las palabras de mi abuela.




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