Diario de una perdedora

Capitulo 8

Querido diario:

Dos meses y en estos dos meses han pasado demasiadas cosas, empezando por mis padres, ya han hablado conmigo y me he enterado de algo grave, bueno hubo un tiempo en el que me obsesione tato con mi peso que llegue a desarrollar la enfermedad de anemia, mis padres me enviaron con la abuela y regrese cuando ya me había recuperado.

Según lo que arrojaron los exámenes de mis análisis cuando me desmaye, fue que la anemia nunca desapareció, simplemente se hizo más fácil de controlar y ahora gracias a eso, tengo problemas cardiacos sin contar que si me agito mucho me falta el aire y bueno el doctor dijo que estaba en depresión por lo cual necesito ser llevada a una clínica.

Al principio me negué y mis padres simplemente se pusieron firmes y dijeron que iré a la clínica dentro de seis meses, en conclusión, cuando salga de la escuela me internaran.

En otras noticias, Hana y yo nos hemos hecho más cercanas, salimos más, me divierto más, justo hoy después de la escuela quedamos de ir a la plaza que está a la vuelta de la esquina, Basil dijo que él nos acompañaría y eso me hace feliz.

En estos dos meses que he convivido con los dos, me he dado cuenta de dos cosas, la primera es que Basil es mi crush, cada que lo veo siento las famosas mariposas y la segunda es que Hana es un verdadero Ángel y es por eso que ya le he tomado cariño.

—Entonces que hacemos — pregunta Hana entusiasmada

Ya estamos en la plaza, todo es enorme y costoso, la verdad es que nunca había estado en una plaza.

—Tienen hambre — pregunta Basil

—Deja de pensar en comida — le reprende Hana y yo sonrió

—Tienes una hermosa sonrisa — dice Basil con voz ronca, haciendo que yo me pongo roja

—La has avergonzado — dice Hana furiosa y Basil solo ríe

—No dije nada que fuera mentira — dice mirándome coqueto

“Quiero salir corriendo”

—Y-yo igual tengo hambre — titubeo agachando la cabeza

Basil toma mi barbilla y hace que lo mire, esos hermosos ojos que tiene me hipnotizan, por un momento nos quedamos mirando hasta que Hana carraspea.

—No coman pan delante de los pobres — susurra y ambos la volteamos a ver

—Pues vayamos — dice Basil mientras toma mi mano

Hana va delante de nosotros y yo siento que mi corazón se saldrá, está latiendo muy fuerte, ahora que lo recuerdo dijo el doctor que no debo tener emociones que aceleren mi corazón ya que aún no tomare mi tratamiento y eso puede ser peligroso.

Vinimos a un restaurante de comida rápida, yo pedí una hamburguesa, Basil unas enchiladas suizas y Hana una torta con extra carne, comemos y contamos anécdotas o al menos ellos, yo no tengo mucho que contar.

—Debo ir a casa, mamá está llamándome — digo viendo las llamadas perdidas que tengo

—Déjame te llevo — dice Basil pidiendo la cuenta

—Y a mí quien me llevara — reclama Hana y Basil la ignora

—Puedo irme sola — digo y Basil voltea a verme con el ceño fruncido, haciendo que yo me sienta pequeña

—Te llevar, además Hana…tu padre vendrá por ti que te quejas — dice y Hana se ríe, me mira y me guiña el ojo

—Esto me queda más que claro, se portan bien tortolitos — dice tomando su bolso, me da un abrazo y sale del restaurante

Me subo al coche de Basil y de camino a casa me va contando cosas de él y yo atenta lo escucho, al llegar a mi casa nos despedimos con un beso en la mejilla, cuando avanzare a mi casa él me toma de la muñeca y me abraza, nos quedamos, así como por un minuto después yo entro y él se va.

Al día siguiente me encuentro a Zac y Dana en la entrada, intento pasar, pero aparece Vera y me obstruye el paso.

—P-permiso — digo con la cabeza agachada

—Escuchaste eso — dice burlona Vera — Zac, ¿cómo te fue ayer con las porristas?

—¡Uff! Me fue genial — dice haciendo una mueca pervertida

—Dije que me dejen pasar — digo alzando la voz, obteniendo la atención de los tres

—¿Nos alzaste la voz? — dice Dana entrecerrando los ojos

—La primera vez que lo dije no me escucharon — digo y vera se ríe

—Quien te crees ah, pobre idiota…tú no te mueves, no miras, no caminas, si nosotros no te lo ordenamos — me grita Dana

—Que le diste a Hana para que se juntara contigo — me dice vera burlona

—No escuchaste, hizo una apuesta con Basil y otros chicos, tenían que juntarse con la perdedora — dice Zac mirándome con una sonrisa

“no, no, no, ellos no son así”

Me voy empujándolos, escucho risas a lo lejos, los ojos se me cristalizan, “no seas débil” me voy directo al baño y me encierro en un cubículo, empiezo a sobre pensar llegando a la conclusión que tiene razón Zac, después de las dos primeras horas decido ir al salón.

Entro ignorando a todos como desde el comienzo, en la hora del receso regreso al cubículo hasta que suena el timbre y vuelvo al salón, escucho que alguien me habla, decido ignorar y empezar hacer garabatos, estoy tan centrada que no me doy cuenta cuando Basil toma mi cara entre sus manos.

—Puedes dejar de ignorarme — me dice, se escucha un poco molesto

Quito sus manos de mi cara y prosigo haciendo garabatos, escuchó que se queja, de repente me toma de la mano jalándome, me saca del salón, lo empiezo a llamar, pero me ignora, me trajo atrás de los salones.

—Deja de ignorarme — se queja

—No me digas que hacer — le digo cruzándome de brazos

—Que fue lo que te dijeron esos idiotas — dice intentando acercarse a mí, pero yo retrocedo

“Así que es cierto”

—No es de tu incumbencia — le digo intentó irme, pero él me toma de la cintura y me pega a el

Me planta un beso, por unos segundos me quedo atónita después reacciono empujándolo y dándole una cachetada.

—Yo no seré un juego para ti — le digo furiosa yéndome

Entro al salón y tomo mis cosas, Zac se me acerca intentando decirme algo, en su lugar lo tomo del cuello de la camisa y le empiezo a gritar.




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