Diario de una perdedora

Capitulo 16

—Tu y yo ¿Qué somos realmente? — le pregunto, el me mira mas no me dice nada —entiendo, voy a caminar un rato, me puedes esperar o te puedes ir

—Yo…quiero llegar a conocerte cada detalle de ti — me detengo cuando lo escucho hablar

—Lo puedes hacer mientras no me defraudes — sigo mi camino

Ya se está poniendo el sol, estoy sentada en un parque mirando el cielo, esto siempre me ha dado paz, tengo sentimientos encontrados con Basil y Kilian, ambos de alguna manera llegaron en momentos donde necesitaba un motivo, realmente puedo sonar como una verdadera zorra, pero el primero que me demuestre que realmente me ama será mi pareja.

—Está haciendo frio — me asusta Kilian cuando habla, lo volteo a ver asustada y él me sonríe

—A qué hora llegaste — le pregunto y él se encoge de hombros

—Hace rato, parece que te absorbieron tus pensamientos que ni cuenta te diste — se sienta — vayamos a otro lugar aquí hace mucho frio

—Vete tú, yo quiero estar aquí — cierro los ojos

—Está bien — escucho que suspira

Abro los ojos, volteo a mi derecha, lo miro, está viendo el cielo, su piel está un poco roja por el viento, puedo ver su leve temblar, me volteo a ver y me sonríe, una sonrisa cálida, mi corazón empieza a latir con fuerza.

—La doctora Ana, dijo que me tratamiento es bueno, puede que salga en septiembre o noviembre — murmuro

—Lo sé, yo me mudare a Europa en noviembre — menciona, lo miro

—¿Cuánto tiempo te iras? — le pregunto y el suspira

—Cinco años, mis padres pondrán otro consultorio el cual yo tendré que atender

—Es mucho — me siento

—Al menos tendré una razón para volver — se sienta el también, me acaricia una mejilla — vayamos a cenar algo

Caminamos hasta que nos paramos frente a un mini restaurante, nos dan una mesa, ordenamos y empezamos a comer, yo pedí una hamburguesa británica y el, enchiladas suizas.

—Esto esta delicioso — dice saboreándose su comida

—No hagas eso, haces que se me antoje comer tu comida — me quejo

—No estaría mal si también se te antoja comerme — dice coqueto y yo volteo los ojos

Después de terminar de cenar, decidimos irnos, bueno eso era antes de que viera la feria y le insistiera en ir, ahora estamos en una feria, lo primero que hacemos es ir a un puesto de romper botellas con una escopeta, a la primera derribo la torre de botellas y mi premio es un peluche.

—Recuérdame nunca meterme contigo — comenta Kilian y yo me empezó a reír

No sé cuánto tiempo pasa, entre los demás juegos, la comida chatarra, lo fuegos artificiales, la noche es hermosa, miro a mi compañero, tiene una sonrisa, los ojos se le iluminan por los fuegos artificiales, quisiera que esta noche fuera eterna, lo tomo de la manga de su chamarra y de pronto veo todo negro.

“Ayuda”

Escucho la voz desesperada de Kilian, se escucha muy lejos, no siento mi cuerpo, me siento muy relajada.

“Maldito imbécil, si le llega a pasar algo te matare”

¿Basil?

“Basta, si solo van a pelear, lárguense”

Escucho la voz demandante y molesta de Ben.

Dejo de escuchar las voces, un sueño extraño viene a mi como si estuviera viviendo ese sueño o más bien como si estuviera reviviendo un recuerdo, el sueño es cuando era pequeña y Ben me trajo mis primeras rosas blancas, ese día fue el día más feliz de mi vida tanto que cuando se marchitaron las rosas me puse a llorar.

También recuerdo cuando mamá, ben y yo fuimos por primera vez al mar, ben intento enseñarme a nadar, se metió a la alberca conmigo y le dio un calambre me hundió hasta que llego mamá y lo regaño, una sonrisa se me escapa, Ben siempre ha estado ahí como un mejor amigo, siempre ha hecho hasta lo imposible para que yo siempre tenga una sonrisa.

Recuerdo que cuando empecé con mis trastornos alimenticios ben estaba conmigo mostrando una sonrisa y diciéndome que todo estaría bien, hasta que lo encontré en la sala llorando porque había fallado como padre, ese día sentí un nudo en la garganta, quería decirle que él había sido excelente padre y que jamás me fallo.

Paso por un camino oscuro, en el camino me encuentro con un espejo, ahí estoy yo, está la versión que más odio, la versión del porque Dana, vera y Zac me empezaron a molestar “mi yo gorda”, se está riendo, su risa me molesta, empiezo a temblar le grito que se calle, pero ríe más fuerte, llamo a Ben y mamá, pero nadie llega, me tiro al piso y cierro los ojos fuerte.

Algo toca mi cara, se siente cálido, siento las lágrimas recorrer mis mejillas, quiero abrir los ojos sin embargo no puedo, tomo la mano.

“Tranquila, aquí estoy”

Esa voz…




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