Diario de una perdedora

Capitulo 18

Me llega un leve olor a perfume, dicen que eso significa “amarre”, me levanto rápido, lo cual fue pésima idea porque me mareo al instante, agarro mi cabeza.

—¿Estas bien? — dicen a mis espaldas, pego un pequeño grito

—Q-que haces aquí, Kilian

—Vine a verte — murmura

—Ya me viste, ahora vete — vuelvo acostarme, me hecho las cobijas encima

—Aun no te veo lo suficiente — musito y yo lo miro 

—Pervertido — le reclamo

—No, eso sonó mal, me refería a que quería seguir aquí mirándote para grabarme tu rostro — explica rápidamente

Esta rojo, la verdad es que esta situación me causa un poco de gracia.

—¡Aja! Eso le dijeron a una prima y ahora ya va por el tercer hijo — me levanto de la cama yéndome al baño — cuando salga ya no te quiero ver aquí

Pasan como 10 minutos, abro la puerta sigilosamente y noto que ya no está, me voy a mi cama y suspiro, sonrió, tal vez es mejor que se vaya.

—Basil es el que me ha estado apoyando, no los comparo, per-

—No nos comparas, pero Basil es mucho mejor ¿No? — sale debajo de la cama reclamándome, me pongo una mano en el pecho

“Tremendo susto, que bueno que no dije otra cosa”

—¡QUE HACES AQUÍ! — le grito molesta

—Estaba revisando que la cama estuviera en buenas condiciones, pero deja le hablo a Basil tal vez para que venga revisar mejor— sale del cuarto indignado

No pasan ni cinco minutos cuando alguien toca mi puerta doy como respuesta un “pase” y bueno es Basil, no esperaba menos de ti Kilian

—Hola, eh Kilian me dijo que me hablabas — me dice confundido y yo solo sonrió

—De todo lo que te diga ese rubio no le creas ni la mitad — Basil frunce el ceño y abre la boca para hablar, pero no dice nada

—Entonces…

—Solo es un imbécil, buenas noches Basil — le digo y el asiente saliendo del cuarto

“Estúpido rubio”

No duermo nada, parte hoy tuve que levantarme muy temprano, tenía una sesión de terapia, ahora mismo me encuentro con la doctora Ana que me está revisando mi expediente médico de la última vez.

—Greta, te das cuenta que tuviste una recaída — se queda callada por un momento, suspira — el tratamiento que tenía no funciono lo cual tendremos que implementar otro

—Entiendo — susurro

—La cosa es que…se supone que tu tratamiento se acaba a mitad de junio, es decir este mes, como debemos poner otro tratamiento y aun eres menor de edad, tú padres han decidido que regreses a casa y ahora tomaras el tratamiento, vendrás a tus chequeos cada mes

—Cuando me iré — trato de no sonar tan entusiasmada

—Mañana por la tarde te llevaremos, tus amigos se van hoy por la tarde — asiento

Salgo emocionada, todo ese cansancio que tenía desapareció, mi día va alegre…bueno eso era hasta que vi a alondra y me detuve a pensar más a fondo

—¡Hola! — la saludo y ella solo sonríe

Esta seria

—Que estás haciendo — me siento a su lado

—Un proyecto de la escuela — habla

—De que trata — le pregunto, me mira y después suspira

—Ya me entera que te vas mañana, odio las despedidas, te volviste una persona importante en mi vida y ahora que sé que no te veré mas, quiero pedirte que te vayas, no quiero llorar eso arruinaría mi maquillaje

—Tú también te volviste alguien importante para mí, podemos vernos o chatear — trato de hallar formas y ella solo niega

—Todos me están dejando sola, sé que eso suena egoísta, pero yo también los necesito, aunque está claro que ustedes a mí no — se le quiebra la voz — Kilian se va el próximo mes no regresara, tú te iras y no regresaras, mis padres se van y no regresaran, me dejarán sola en este maldito lugar

—No te estoy entendiendo — trato de acercarme y ella se aleja

—Ya no necesito que nadie me entienda — se para y se va

Se va dejándome confundida, me encojo de hombros, me levanto y me voy a caminar, en el camino me topo con Basil y Hana nos despedimos, después de que se van me topo con Kilian que trata de esquivarme, pero lo arrincono.

—No más dramas — le advierto y el asiente

—Me entere que te vas — menciona

—Que rápido corren los chismes — me quejo

—Si me pagaran por todos los chismes que se me ya sería rico — dice orgulloso

—Pero ya eres rico — digo con obviedad

—Oh cierto, a veces lo olvidó — se encoge de hombros y lo miro con los ojos entrecerrados —Solo para que lo sepas, no dejare que Basil me gane

Lo miro con el ceño fruncido y el me sonrió tal cual niño hizo una travesura.

—Por cierto, que le sucede a alondra

—Uhm, esta sensible — menciona y lo miro en busca de más información

—Solo eso — le pregunto y el asiento

—Falleció la abuela, sus padres se tendrán que ir a atender la sucursal de la abuela, yo me voy pronto para aprender un poco y tu igual, todo le callo de golpe — me dice como si fuera lo más normal del mundo

—Voy a verla, que mala amiga soy — me lamento

—Déjala ya se le pasara — dice con desdén y lo fulmino con la mirada

La busco por un largo rato hasta que la encuentro escondida en la cocina comiéndose un chocolate, la abrazo, trata de alejarme, no se lo permito y ahí es donde rompe en llanto, le doy palmaditas en la espalda, pasa un rato, se tranquiliza un poco, me dice que no la suelte y así nos quedamos otro rato más.




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