Aventurero, ¿cuando escuchas esa palabra en que piensas? Posiblemente imagines a esos hombres y mujeres que dedicaron su vida a conocer, descubrir y explorar el mundo. En esos seres que no descansaron hasta descubrir la última especie sobre el planeta, a esos hombres que navegaron sin cesar hasta la muerte con el fin de llenar los titánicos mapas del planeta. Bien, el sueño de toda persona, y no te mentire, también era el mío es vivir una vida de aventurero, conocer las más bellas ciudades, los paisajes espectaculares, eso es fenomenal. Te preguntarás, ¿Cumpliste tu sueño? Pues la respuesta está acá, si no lo hubiese logrado, no estarías leyendo esta novela
¿Y quién es esta chica que escribe sobre delirios de Aventuras sin parar? Que grosera, no me he presentado todavía, no hay ningún problema. Yo soy Emma Wright, hija de la prestigiosa familia de inversores Alrentes, Wright. Crecí con un inmenso amor por los libros, más que nada las historias de aventureros, estos heroes y heroinas forjaron el quien soy.
Novelas de viajes, guerras y romances colman mi habitación, pero si existe algún libro al que debo mi gran amor por la lectura y la exploración, es a mi libro familiar, el cual se remonta a casi 400 años en el pasado, ¡Tiene de todo! Próceres, Marineros, Exploradores, Botánicos, Grandes inversores, y la lista se extiende aún más.
Mis ancestros documentaron cada episodio de sus vidas en un libro que pasa de primogénito a primogénito, cada uno debe escribir su historia y contar la de sus ancestros, algún día me tocará hacerlo, y haré que sea la mejor.
Pero no vine a escribir de mi familia y sus hazañas, vine a hacerlo sobre mis aventuras por la tierra, las cuales comenzaron en el año 3515, cuando cumplí 17. Yo ya había terminado mi educación, y tras pensarlo sola varios días, decidí emprender mi viaje por el mundo, pues este empezaba a industrializarse y pronto se quedaría sin cosas por descubrir. Así que salí de mi cuarto, me dirigí a la habitación de negocios, Toqué la puerta de su sala de trabajo y le pregunté:
-Padre, ¿tienes un momento?
-¿Necesitas algo? Emma -Dijo mientras miraba unos papeles.
-Este año cumplo 17, ya soy adulta. Por lo que quiero pedirte algo.
-Hija, sabes que te puedo dar lo que esté a mi alcance, dejó sus papeles y me miró fijamente.
-Yo quiero viajar. -Le digo mientras le respondo la mirada.
-¿Viajar? ¿Te refieres a viajar por Alrentia? En ese caso, excelente.
-No específicamente. Quiero recorrer el mundo, conocer nuevos lugares, plantas animales y dejar mi legado de viajera.
-¿Descubrir cosas? ¿Ser una viajera?
Por un momento pensé que me lanzaría los papeles, en su rostro se notaba cierto disgusto por la idea.
-¡Si! es mi sueño desde que soy niña, viajaré mientras sea joven y alegre. –Le respondí sin pensarlo 2 veces
Él se levantó de su asiento y busco entre sus libros.
-¿Ya lo leiste verdad? -Coloco nuestro libro familiar sobre la mesa.
-Si. En nuestra familia siempre han habido aventureros y grandes historias, ¿Por qué no puedo intentar una vida así?
-Tienes razón, está en nosotros. –Me miro y pregunto– ¿Tu madre sabe de tu plan?
Él sabía que no desistirá en la idea, y yo, que mi madre no le vería algún problema. Así que le hable con la verdad
-Si, hemos estado hablando sobre esto hace tiempo
-Entiendo, entonces es muy difícil convencerte de que no. Emma, no tengo nada en contra de tu idea, me alegra mucho que quieras ver el mundo en carne vida. Pero, eres una joven bastante vulnerable, por lo que promete que si en algun momento tu vida u honor peligran, aléjate de ahí, toma el tren, y regresa a Alrentia.
Sinceramente era una promesa muy obvia, no podía simplemente ir sin rumbo.
-Entiendo, te prometo que lo haré, padre. –Le dije mientras posaba mi mano derecha en el libro familiar.
El abrió las ventanas, contempló unos segundos el cielo, volteo y me dijo.
-Tienes una ruta de viajes, no quiero que bajes sin cesar por cada república.
Era algo en lo que vagamente había pensado, no me venía a la mente una ruta especifica de por donde viajaría, simplemente tomé mi mapa y marqué lugares que me eran de importancia o que están en los libros familiares.
-No tengo, solo marque lugares que quiero ver.
-¿Y piensas viajar así?
¿Què le podía decir? estaba en lo correcto, debía organizarme bien antes de partir.
-Quiero que crees una ruta de por dónde quieres viajar.
-Sí, la haré.
-Hazla y entregamela.
-Entiendo.
Salí de la Habitación ilusionada y con una gran sonrisa
-¡Al fin cumplire mi sueño de ser una gran exploradora! –Pensé en ese momento– Ahora existe un problema, el crear la ruta que usare, puede parecer sencillo, pero ¿Cuando iré en tren, en carroza o a pie? ¿Necesito una identificación? –Sin duda debía replantearme todo.
Entre a mi habitación, busqué entre mis libros un mapa que me sirviese, lo dibujé y empecé a dibujar una ruta que cumpliese mis expectativas
-Alrentia tiene conexiones de trenes con Esdania y Alcadia, ¿No?
-¿Lirenia es una ciudad marítima?
-¿Ruth acepta a los Alrentes tras la gran guerra?
Durante toda la tarde y mientras veía el mapa del mundo, estos pensamientos me venían a la mente. De esto dependia mi viaje, y quería recorrer el mundo en el tiempo más corto posible.
-Listo, ¡la complete!