- ¡Por los clavos de Cristo, déjame morir en paz! - dijo él.
Fragmento extraído del libro: "La muerte Iván Ilich" de Tolstói - pág. 99, editorial: Alianza Editorial.
Antes de ese momento, Praskovia F. (esposa de Iván) iba a comunicarle la noticia de que habían pedido formalmente la mano de su hija (Liza). Al entrar al cuarto donde se encontraba Iván acostado en el sofá. Praskovia F. se asusto al encontrar a Iván en una posición donde el dolor que sentía era cada vez más intenso.
Estas palabras que el protagonista menciona, son palabras de rencor hacía su esposa, lleno de ira e impotencia al encontrarse cada vez peor y sin una forma de menguar su dolor. Así también, encontrar que en cada uno de sus familiares y amigos había algo que por; la buena vida, un buen trabajo, las conversaciones amenas con muchos de sus colegas y la parte material, el sabía que ya no tenía: Sentirse lleno de vida.
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Este fragmento ha dejado una huella muy grande en mi, dado que, muchas veces hemos dicho estas palabras, pero con el significado de rendirnos ante todas las cosas negativas que nos han consumido con el tiempo. El rencor, resentimiento, odio. Es una llaga que nos corroe lentamente deseando que quienes deben morirse son otros personas y no nosotros mismos.
Para las personas que hemos huido de nuestros problemas y no hemos aceptado lo que nos ha tocado vivir, esta frase, es un símbolo de nuestra impotencia hacia la vida misma.
Recuerdo que muchas veces, deseaba morir en mi ley, bajo mis propias reglas, mis propias decisiones y ese final, era sentir que la culpa no era mía, sino de las personas que habían dejado un vacío o daño en mí. Ahora me doy cuenta de que solo yo, soy responsable de todos mis actos y mis emociones.
Gracias por leerme.