Días

Día 13

 

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VIERNES[TARDE]
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—¿Sabes que pasé vergüenza al hacer esto por ti? ¡Encima no estaba sola! —Es de lo primero que me quejo cuando llego a la casa de Jack, lo miro bien tranquilo sentado en una esquina del sillón comiendo dulces, recojo un almohadón y se lo estampo en la cabeza.

Jack al quitarse el almohadón, me deja ver su rostro sorprendido con la boca abierta. —¡De verdad lo hiciste! No pensé que lo harías, estaba bromeando. 

Hago una mueca de disgusto y me es inevitable fruncir el ceño. Me siento en un sillón individual sosteniendo el puente de mi nariz. —No puedo creer que te tuve lástima y te hice caso. 

Observo como Jack aparta el bol donde tiene sus chucherías, dejándolo en la mesita central, se acomoda en una posición de indio y sonríe con un brillo de emoción. Anticipando cualquier respuesta de mi parte. —¿Y? ¿Qué te dijo? ¿Vendrá? 

Suspiro cansado, pero le doy la buena noticia. —Aceptó venir. 

Jack alza los brazos con las manos en puño y los retrae en un movimiento victorioso. —¡Yes! —Seguido de eso intenta estirarse hacia mí para palmear varias veces mi hombro. Lo cual evito a toda costa.

—¿Esto puede convertirse a un pase de no asistir a la fiesta?

Jack niega con la cabeza al cruzarse de brazos. —Negativo. Asistirás por dos razones. Porque yo lo digo y para que te distraigas de los números. Digo, está bien estudiar y toda la cosa, pero que tenemos veinte años hombre, debemos disfrutar un poco del encanto de la juventud y no dejar que se escurra por nuestros dedos. 

Suelto un bufido por lo bajo. —Soy muy feliz con mis números, gracias.

Jack entrecierra los ojos en mi dirección con una pequeña sonrisa. —A poco te crees eso. ¿Qué le dirás a tus nietos cuando te pidan una historia? —carraspea y entiendo que ahora imitará la voz de una persona mayor—. Muchachos, en mis tiempos, yo me divertía resolviendo problemas matemáticos. —Hace un ademán con la mano. —Por favor, ¡ellos querrán saber qué tan loco era su abuelo!

—No me interesa entretener a mis futuros nietos. 

Escucho que chasquea la lengua y me apunta con su dedo índice. —Eso lo dices ahora, ya veré cuando te vea todo chocho por ellos. 

—Primero consígueme a una mujer. Recuerda que para tener nietos es un proceso. —Al instante me arrepiento de soltar esas palabras cuando me doy cuenta de la perversa mirada que me da.

—Quizás hoy sea el día. Quiero qué bailes por lo menos con una chica. 

—¿Tengo opción? —Me termino de recostar en el sillón con el cuello en el respaldo y mis ojos se enfocan en el techo. El silencio se hace presente porque el bocazas de mi amigo se entretuvo con el celular atendiendo los mensajes respecto a la fiesta, se supone que en dos horas llegarían los invitados. 

Aún recuerdo la imagen de Olivia, verla en persona fue más impresionante que la primera vez que la vi en sus fotos de Instagram. Entendía por qué traía completamente loco a mi amigo. Y sin contar que, cuando él descubrió acerca de su frialdad y que no era de palabras amigables, terminó por conquistarlo. 

Se podría decir que a mi amigo le gustaba que lo trataran un poco mal. 

Sin embargo, mis ojos se desviaban varias veces a la chica que se ocultaba detrás de ella. Antes de la llegada de Olivia ya la había notado, de hecho, mucho antes de ese encuentro, me acordaba de ella en la biblioteca y de otros lugares... Solo que, verla de perfil no fue lo mismo que de frente.

Tenía un pintalabios rojo que delineaba a la perfección sus delgados labios. Eran llamativos porque contrastaba con su piel blanca de porcelana. Unos ojos de color miel un tanto prominentes, pero que hacían juego con su cara perfilada. Eran grandes y redondos en su bonita cara. Sus cejas estaban curvadas, como si de un arco se tratase, dándole un aspecto quizás aniñado, pero limpio y pulcro. Una nariz igual de respingona que la mía, solo que contaba con una pequeña elevación en el puente de su nariz. Aún así, le quedaba bien. Lo más llamativo para mí, era su corte de cabello. Era un poco parecido al mío, el de ella era degradado por los lados y atrás, pero en la parte superior dejaba caer una mini melena ondulada negra. 

El encanto era que, no dejaba de ser femenina. Vestía un vestido negro de tirantes con un corte recto de escote hasta la rodilla con una blusa blanca de manga corta debajo. Seguido de unos zapatos planos negros. 

Cierro los ojos y tallo de arriba abajo mi cara con ambas manos. No puedo creer que me haya fijado más de lo normal en una chica. Es decir, no es malo, pero acabo de pensar y recordar su apariencia más tiempo del debido. Seguro que si Jack se da cuenta, no dejaría de molestarme.

Las dos horas pasan volando en lo que ayudo a Jack con los preparativos de la fiesta. La suerte que corre este idiota para hacer este tipo de cosas, es que vive en un sector de residencias privadas de la cual no es tan preocupante para estar alarmándose de si algún ladrón aparece de sorpresa y quiera hacernos el truco mágico de "Ahora lo tienes y ahora ya no lo tienes". La entrada al sector está custodiada por vigilantes, así que para entrar debe indicar el número de casa a la que desea ir. 



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En el texto hay: amorjuvenil, universidad, mensajes

Editado: 31.08.2021

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