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VIERNES
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Miro de manera desagradable la escupida de jugo que hizo Jack a los arbustos del muro donde estamos sentados. Estamos cerca de la entrada de la universidad esperando la llegada de las chicas.
—¿Había necesidad de desperdiciar el jugo? —Arqueo una ceja y lo reprocho sutilmente.
Él se limpia las comisuras de su boca e ignora mi pregunta con el rostro sorprendido. —¡Es que solo a ti se te ocurre contarme que tú y Rebeca se besaron mientras bebo de mi jugo! —exclama con una entonación levemente alta.
Miro de un lado a otro nerviosamente y elevo mi dedo índice a los labios en un gesto de que guarde silencio. —Oye, no hace falta que todos se enteren de mi estado sentimental.
Agita la mano restando importancia. —No hay muchas personas ahora y tampoco les importa. Es más, lo importante aquí es lo que me contaste. Pensé que era algo más grave porque ayer no vino Rebe. —Frunce el ceño y vuelve a tomar otro sorbo de la pajita de su jugo.
Rasco con mi dedo un lado de mi mejilla. —Si... Sobre eso, es un poco más complicado.
Él ladea la cabeza sin entender. —¿No te está evitando por el beso?
Arrugo la nariz al escuchar esa pregunta. —¡No! —Niego indignado. —No somos infantiles. —Frunzo los labios y pienso brevemente en lo sucedido del miércoles. —Pasaron cosas desagradables en el encuentro con Laura, le afectaron y no pudo asistir a la universidad.
Jack entonces comienza a asentir comprendiendo. —Hubieras terminado de contar la historia.
Le dedico una mirada entornada y él aparta la vista como si no fuera con él la cosa. —Te la estaba contando, simplemente me interrumpiste cuando llegué a la parte del beso.
Y como un resorte gira la cabeza de nuevo en mi dirección, con una mirada pícara. —¡Eh! La chica tuvo más huevos y los pantalones para dar el primer paso.
Chasqueo la lengua y golpeo su hombro. —Cierra la boca. Me tomó desprevenido porque obviamente la situación no era la adecuada.
Él se ríe y muerde la punta de la pajita. Ambos giramos la cabeza y miramos en dirección a la entrada de la universidad. No había señales todavía de Olivia y Rebeca.
Después de unos minutos en silencio, escucho la voz de Jack otra vez.
—¿Y qué vas a hacer? Estoy seguro de que estás contento porque implícitamente se confesaron, pero nada está dicho.
Permanezco en silencio, pensando en su pregunta. Era una pregunta corta, pero a la que le había dado muchas vueltas desde la noche del miércoles y el día de ayer.
¿Qué hacer?
—Ir a su ritmo, por supuesto —contesto con una leve sonrisa.
—Uh, en verdad te gusta, ¿eh? —Siento el picoteo de su dedo en mi hombro.
Asiento con la cabeza. —Claro. Tú mismo sabes cómo va, acerca de ir al ritmo de la persona. Uno de los dos lados siempre será más paciente que el otro.
Jack me deja en paz al terminar de escucharme y baja el jugo, lo mira cabizbajo y forma una sonrisa que me supo triste.
Arqueo una ceja al verlo de esa manera. —¿Qué pasa contigo tan de repente?
—Te aconsejo que aunque vayas a su ritmo, dejes las cosas clara.
Frunzo el ceño. —¿Qué? ¿Hay problemas en el paraíso?
Jack niega con la cabeza y bebe otro poco más de su jugo hasta terminarlo. Aprieta el envase y lo guarda en su mochila. —En realidad no, estoy bien con Olivia, es solo que sigo siendo paciente en nuestra relación, todavía le cuesta abrirse a mí.
Me cruzo de brazos. —No me digas que esperabas que en cuanto estuvieran juntos, te contaría cada detalle de su vida.
Chasquea la lengua y se ríe. —Claro que no, bobo, sé como es Olivia. Simplemente... No es lo que esperaba.
Me descruzo un tanto conmocionado con esa respuesta. —¿A qué te refieres?
Jack sonríe de lado y no dice nada. Señala con la cabeza detrás de mí. —Mira, llegaron las chicas. —Se levanta del muro y acomoda su mochila en el hombro, palmeando el mío para que me espabilara.
De forma automática imito sus movimientos porque todavía sonaban sus palabras en mi cabeza. Parece que en otro momento tendría una charla seria con Jack.
Sigo los pasos de él, estando detrás por unos cuantos. Miro a la entrada y allí se encuentran una rubia con el cabello recogido y una pelinegra con el cabello peinado hacia atrás levemente.
—Hola Gretel —saluda amorosamente Jack a su novia con un dulce beso en la mejilla. Ella sonríe tímida y niega con la cabeza. Él le da una mirada a Rebeca. —Minions. —Asiente con la cabeza.
Rebeca coloca sus manos en la cintura. —¿Desde cuando tenemos apoditos?
—A Oli le digo así desde el liceo. —Pasa su brazo por los hombros y le saca la lengua a Rebeca. Recibiendo un manotazo en el abdomen por parte de Olivia.
Queriendo ser partícipe, doy un paso hacia adelante. —Y tú te prestas para ese apodo. —Me inclino de lado para que me vea, ya que desde que nos acercamos, no me vio en ningún momento a la cara. Parece que todavía siente vergüenza de lo que pasó entre nosotros.