-¿Cuánto? preguntó Mía agachando la cabeza mientras veía como una lágrima caia en la palma de su mano abierta y temblorosa.
-Es imposible saberlo con exactitud, no hay evidencia médica de ...
-¿ Cuánto?- Repitió la pregunta con más fuerza mientras sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas.
-Un año, tal vez un poco más o menos,es imposible saberlo con exactitud.
Mía levantó la cabeza y tuvo que respirar profundo para poder deshacer el nudo que se le estaba formando en la garganta y hacer la siguiente pregunta:
-¿Y no hay ninguna posibilidad de curarme?
El doctor Jonson la miró a los ojos con profunda compasion, aun después de treinta años en el ramo le costaba dar este tipo de noticias, y más a una chica como ella: joven y bonita, que si no fuera por su enfermedad, seguramente tendría una vida plena y feliz,
-Lastimosamente no, el tumor ha crecido bastante y ya no hay forma de operarte .
Mía sintió como si una fuerza invisible le oprimiera el pecho y le impidiera respirar.
-¿Cuál es el paso a seguir?
- Bueno, si te internas ahora mismo en el hospital, comenzaremos con las quimiotrapias y eso podría alargar tus expectativas de vida unos seis u ocho meses.
-No lo haré- dijo decididamente despues de pensarlo un instante - No me voy a internar .
-Pero Mia, si no lo haces, va a llegar el momento en el que los dolores de cabeza, los mareos y todos los demás sintomas te van a impedir siquiera levantarte de la cama, en cambio si te quedas aqui podremos monitorearte constantemente y ayudarte a controlar mejor la enfermedad.
-¿Para qué? ¿Para que no me muera tan rápido? ¿De que serviria si de todas maneras me voy a morir antes de poder hacer todo lo que siempre he deseado?
Siempre se había considerado una persona fuerte, pero esta noticia le había demostrado que había vivido engañada, era débil, tan débil que ahora solo quería salir del consultorio, ir a casa y refugiarse en brazos de Helen, su madre. Pero no iba a hacerlo. No podía sumarle otro dolor al de la muerte de su padre diciendole que ahora tambien ella moriría. Tenía que ser fuerte como él y enfrentar su nueva realidad sola.
-Pero Mía...
-No doctor, le aseguro que aunque me quede un año, un día o una hora de vida no lo voy a desaprovechar postrandome en una cama para que los médicos me repitan una y otra vez el diagnóstico que ya sé y para que las enfermeras se la pasen dándome medicamentos para dormirme, ya habrá tiempo para eso cuando me muera ¿no cree usted? Ahora es tiempo de vivir, de vivir plenamente mientras pueda.