Diez razones para estar contigo.

Capitulo 2.

14 de Agosto.

Iba caminando a la universidad pensando en lo mala que era la vida conmigo. La  vida constantemente era una perra conmigo. Nunca creí en eso de la suerte porque pareciera que nunca la tuve, desde pequeña vivía metida en problemas y conforme fui creciendo esos problemas también lo hicieron, el primer problema en el que me metí fue cuando tenía dos o tres años, mi mamá me había dejado con mis primas para que me cuidaran y nos había dejado dinero, solo que como mis primas eran unas descuidadas no se dieron cuenta que había alcanzado el dinero y lo había tirado al escusado del baño. Para colmo le baje a la palanca y mis queridos cien dólares se habían ido. Otro recuerdo fue cuando tenía como cinco años; estaba en casa de mis abuelos y no sé por qué razón tenían una vaporera de esas donde ponen tacos y esas cosas y a mi yo pequeña se le ocurrió meterse ahí, el resultado fue que mi culo se quedó atorado ahí. Ni siquiera recuerdo como mierdas me sacaron.

Como se dieron cuenta, tengo una muy mala suerte, y la razón por la que estoy enojada con la vida es que hoy me había despertado con todo el ánimo del mundo pero lo que me bajo la actitud fue que: me había despertado tarde, mamá también, no encontraba ninguna blusa que me convenciera, y mi cabello estaba hecho un desastre.

Mis pisadas eran duras y rápidas, enserio había empezado el día muy mal y lo peor es que odiaba cargar cosas lo que obviamente era el caso porque iba con las copias de historia, aparte llevaba unos materiales para química y libros que tenía que dejar en el salón. Necesitaba un descanso de mi vida.

Cuando menos lo pensaba ya estaba dentro del salón viendo a todos con su maldito desorden. Cecy estaba gritándole a la cara a Daniela quien solo rodaba los ojos, Colton estaba aventando bolas de papel y todos los demás estaban hablando y gritando. Adiós paciencia.

-¡Imbéciles!-Grite a todo pulmón dentro del salón llamando la atención de todos.-¡¿Pueden callarse por un maldito momento?!-Subí furiosa los escalones del auditorio hasta que llegue a mi silla.-Si un puto profesor viene y nos ve así nos va a encargar una mierda de tarea, y la verdad no quiero tener que andar cargando la cagada de trabajos que nos piden, así que cierren la puta boca.

Me deje caer en mi silla haciendo mi cabeza para atrás sobándome las sienes.

-Creo que anda de mal humor...-Dijo la voz de alguien en un casi susurro.

-No ando de mal humor.-Acomode mi cabeza viéndolos a todos.-Estoy cagadisima, así que si alguien me hace enojar se encargara de las copias y trabajos todo un mes.

Todos guardaron silencio y yo solo cerré mis ojos. Mi paz no duro mucho ya que alguien empezó a zarandearme.

-Megan.-Escuche la voz de Cecy a mi lado y abrí los ojos encontrándomela enfrente de mi.-Adivina.

-No quiero saber.-Trate de hacer mi cabeza hacia atrás pero Cecy la agarro fuertemente.

-A-di-vi-na.-Rodé los ojos y luego los abrí de par en par.-Hay alguien nuevo.

-¿Y?

-Es de último año, escuche a unas chicas decir que es muy guapo, y como la metiche que soy también sé que estaba antes aquí pero que había viajado todo un año, así que tal vez tiene diecinueve.

-¿Cuál es tu punto Cecy?-Pregunte estresada. Cecy solía hacer este tipo de cosas, creo que era la chica que sabía todo lo que pasaba en la Uni, era toda una metiche.

-Ninguno, solo que tal vez sea tu momento de encontrar un hombre.-Se sentó a mi lado y golpeo mi hombro. El salón seguía en silencio y todos estaban ahora sentando, no faltaba mucho para que la campana tocara y viniera el de historia.-Necesitas un novio.

-No lo necesito.

-SI lo necesitas.                                  

-No.

-Si.

-No quiero tener una relación con alguien ahora.-Fije mi mirada en ella.-Necesito centrarme en las calificaciones, solo me queda un año, en un año no puedo tener una relación con nadie ahora, cuando salga de la Universidad empezare a trabajar en el hospital de mis padres, tú lo sabes, estaré agotada y no tendré tiempo de un novio.-Parpadee rápidamente quitando de mi cabeza la cara de mi padre, carraspeé y volví a hablar.-No insistas.

-Si lo necesitas, eres toda una amargada, y tú misma sabes que no querías estudiar medicina.-Abrió los ojos de par en par y se relamió los labios.-El sábado iremos a una fiesta, y no digas que no.

-Solo es lunes.-Murmure y enseguida toco el timbre.




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