Diez razones para estar contigo.

Capítulo 8.

25 de Diciembre.

Chase.

Eran las tres de la madrugada y Megan estaba completamente dormida, tenía su cabeza apoyada en mi hombro, su brazo rodeaba mi abdomen y tenía su pierna encima de las mías. Literalmente tenía la mitad de su cuerpo encima del mío.

Jack había ido a dejar a Cecy en su casa pero sabía que se demoraría más porque ambos de veían muy cariñosos durante la fiesta. Probablemente terminarían acostándose. Cerré mis ojos y empecé a acariciar la pierna de Megan, llevaba una falda roja y una blusa de manga larga color blanco. Se veía completamente adorable con sus mejillas sonrosadas, tenía sus labios entreabiertos y cierto tiempo se removía sobre mí.

-Galletas…-Murmuro sobre mi pecho abrazándose más a mí, la mire y sonreí.-Muchas galletas…

-¿Megan?

-Quiero galletas.-Entreabrió sus ojos bostezando.- ¿Todavía hay?

-Sí, iré por ellas.-Quise levantarme pero ella se aferró más a mi.- ¿Megan?

-Es que estoy muy cómoda.-Reí un poco y ella se acurruco más en mí.

-¿Cómo iré por las galletas si no me dejas ir?-murmuro algo que no entendí, al poco tiempo volví asentir su respiración tranquila y serena.-Ay Megan.

Como pude la cargue entre mis brazos y la lleve escaleras arriba. Mis padres había salido y Jack y yo teníamos la casa solo para nosotros hasta pasado año nuevo, lástima que mi hermano no era el tipo que solía hacer fiestas en ocasiones como estas. Me dirigí a mi habitación batallando un poco al abrir la puerta lo logre y deje a Megan sobre la cama. Bueno, trate de dejarla, pero ella se aferraba de mi cuello.

-Megan suéltame.-Negó.

-Siempre duermo abrazada de algo.

-Abraza la almohada.

-No.

Rodé los ojos y la acosté en la cama, empezó a refunfuñar así que rendido me acosté a su lado. No tardo en acomodarse literalmente encima de mí, su brazo delgado pasaba por encima de mi abdomen y una de sus piernas estaba sobre mi cadera. Esperaba que trajera un pantalón debajo de esa falda corta. Agarre la sabana que estaba en el piso y cubrí a Megan con ella. Como era muy terca se destapo.

-Tapate.-Negó.-Te vas a refriar.

-Tengo calor.

Se separó de mí y comenzó a tratar de sacarse su camiseta, la mire anonado. Recordé la vez que nos acostamos. Por Dios, ella sí que sabía lo que hacía, recuerdo la manera en que movía sus caderas sobre mí, sus suaves gemidos. Todas las veces que me corrí dentro de ella.

Se sacó su blusa y quedo solo en un sostén blanco, sus pequeños pechos se veían apretados en él y supe que estaba incomoda. Me levante de la cama para ir a mi cajón de la ropa, saque una camiseta color vino.

-Ponte esto.-Le avente la camisa y ella se la puso, vi como desabrocho su brasier y lo sacaba por debajo de la camiseta, también se quitó su falda. Seguía esperando que trajera algún short.- ¿Mejor?

Asintió y se volvió a acurrucar en mí.

***

 

 

 

**

 

 

 

*

Había despertado primero que Megan, y como recompensa de aquella vez que me había quedado un buen rato en su casa y ella me había atendido, y tan bien que me había atendido, había decidido hacerle el desayuno. No era muy bueno cocinando pero cualquiera podía hacer unos Hot Cakes, había batallado un poco con las medidas y al revolverlo, pero se podía decir que todo iba bien, la masa tenía un poco-en realidad muchos-grumos pero estaba seguro de que podía revolver todo eso.

Mientras revolvía toda esa mezcla que olía delicioso mi mente empezó a pensar en Megan. Era un chica muy complicada, en si nuestra amistad era complicada, porque todo el tiempo discutíamos, pero cuando no lo hacíamos nos llevábamos muy bien a decir verdad. Mi instinto varonil me dijo que la mezcla ya estaba, seguía habiendo un par de grumos pero ahora eran menos, vertí un poco de la mezcla en el sartén caliente y me pase. Trate de arreglarlo y lo hice, era como un gigante pastel deforme. Según yo ya estaba todo arreglado.

Escuche pasos de alguien y como solo Megan y yo estábamos en casa supe por razones obvias que era ella; se venía sobando el ojo derecho, mi camiseta le quedaba sobre sus rodillas, tenía el cabello revuelto y venia descalza.

-Buenos días.-Dijo para luego bostezar, se acercó a mi viendo curiosa lo que hacía.- ¿Qué haces?

-Hot Cakes.-Señale la bolsa de la harina y soltó una carcajada.- ¿Qué te da tanta risa?

-Eso parece un pastel crudo.-Me quito la espátula y la mezcla de la mano. Inspecciono la mezcla con el ceño fruncido, podía ver la burla en sus ojos.-Esta muy grumosa.-Me la enseño y la movió para que lo pudiera ver mejor, efectivamente todavía tenía muchos grumos.- ¿No tienes batidora?-Asentí, fui a la alacena, tome la batidora, la conecte y se la di.-Es más fácil que se deshagan los grumos.

Pero que idiota era.




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