Era Nathan frente a mi y no estaba soñando, era él.
—Iba a tomar agua—se excuso incómodo, mi cara debió ser de completa desilusión pero gracias a la oscuridad que nos rodeaba no se vio mi expresión.
Iba a regresar a mi habitación pero no, no iba a dejar esto así.
Corrí hacia el con todas mis fuerzas y el como si supiera de mi llegada me tomo en sus brazos y subi mis piernas a su cintura, lo miré a los profundos ojos que tenía.
—¿Que pasará?—pregunte con un poco de inocencia cuando nada de esto lo era.
—Shhh—lo dijo tan cerca que mi piel se erizo.
—¿Que me estás haciendo...—no pude terminar mi pregunta porque sus labios atacaban a los míos.
Eran suaves como lo imaginé pero era mucho mejor, eran una nueva adicción, nos movimos desesperadamente ambos ansiamos esto desde hace mucho y no sabia que estaba haciendo, no sabía porque pero amaba hacerlo, pase mis manos por su cabello, y el me seguía sosteniendo, poco nos separamos por la falta de aire.
—Yo...—pero de nuevo me callo estampando sus labios en los míos, mis manos recorrían una y otra vez en sus cabellos.
Contra mi deseo, voluntad, y corazón me separe de el para enfrentarlo, esto no está bien, yo no estoy bien, ¿soy tan fácil? No señora, además ¿en que estaba pensando?
—Deberiamos solo dormir, esto no es correcto—propuse lo de dormir y opine de nuestro beso.
—Dime ¿Que es lo correcto?—respondió ante mi comentario.
—Vamos—este me jalo de mi brazo cuidadosamente de no lastimarme y me guió hacia su habitación.
¿Que?
—¿Que vamos a hacer aquí?—pregunte y este me lanzo una mirada pervertida.
—Dormir—respondió a mi pregunta y me jalo hacia el.
—Solo por hoy duerme aquí conmigo—me suplicó y no pude negarme, en verdad también quería solo dormir con el, y nada más.
Me acosté del lado derecho de su cama e instintivamente aspire todo el olor de su cama, tenía su aroma, ese que es natural y no es comparado con nada, ese aroma que me embrigaba que es tan necesitado por mi cuerpo.
Este se acostó a mi lado, yo me di una vuelta para quedar contrario a él pero este paso su mano por mi cintura y sentí como daba un suave beso en mi cabeza.
—¿Podrás perdonarme?—pregunto en un susurro con un tono de culpa.
—Depende de lo que sea—respondí igualmente en un susurro.
Pero...¿perdonar que?, ¿Me hará algo? ¿Hizo algo? ¿Hará algo? Mi cabeza en estos momentos estaba hecha una mierda, no sabía en qué pensar y tenía muchas preguntas que exigían una coherente respuesta.
Quisera creer que nada fuera a pasar pero esas palabras hacen que tenga desconfianza no de el sino de mi misma.
Trate de ver si estaba despierto o dormido pero no lo lograba saber.
Mi mente crea varias escenas de diferentes sucesos en los que podría perdonarlo pero ninguno me convence ni agrada.
—¿Cual es tu singularidad?—pregunte con un miedo profundo ante su respuesta.
—Poder mental, puedo hacer lo que quiera con la mente de los demás—respondió a mi pregunta, ¿poder mental? Pero, el ¿jugara con mi mente en estos momentos?
Me dormí preocupada, y desperté en mi cama, había decidido algo en la noche, si el podía jugar con mi mente yo no lo dejaría, no señor, también tengo una dignidad y esta va a estar intacta, seré fría, eso no es difícil para mi.
—¿Como estas? ¿Dormiste bien en tu habitación? Después de la película te quedaste cansada así que te llevé a tu cama—espera ¡¿que?! ¿No se acuerda? ¿Jugo con mi mente y creí que nos besamos? ¿Que carajo está pasando?
—Estoy bien—mi tono fue frío, fue con rencor.
—Okey—incomodo salió de la cocina y yo fui a esta para comer un poco, recuerdo que antes debía esperar ene sa casa que todos terminaran de comer para poder hacerlo yo, a veces demoraban a propósito, y debía limpiar su desastre.
Ahora estoy aquí y puedo comer como yo quiera y a que hora quiera.
—¿Te ayudo?—vino nuevamente Nathan a molestar.
—No—respondí seca abriendo el refrigerador y tomando una que otras cosas.
—¿Amaneciste de mal humor?—siguió preguntado y cada vez me fastidiaba más.
—Ya no tengo hambre—camine hacia mi habitación, di un portazo y por fin lo comprendí, el trato de alterar los recuerdos de ayer, los besos, las caricias, acaso ¿fue un error para el? ¡No debo confiar en nadie lo sabia! Sin embargo confie en el, y el trato de alterar mía recuerdos sin embargo no lo logro.
¿Tan diferente soy que hasta los míos no quieren nada conmigo?
Así pase encerrada en mi cuarto dos meses, mientras el tratando de animarme cuando es consciente de lo que trato de hacer, salí de mi cuarto hacia el sillón a ver alguna que otra cosa sobre el gobierno, estaba investigando sobre eso, Nathan me contó que deseaba reunir a loa demás como nosotros, somos cinco, los imperfectos.
—¿Sofía? Ahora mismo me dirás que te pasa—este me hablo tan descaradamente que mi pena se fue.
—Ahh ¿Con que me pasa a mi? Piensa en lo que hiciste, crees que soy tan estupida eh—respondí enfada, como el venia y me dice eso, ¿tan confiada fui?
—¡¿Hacer que?!—gritó y mi enojo aumentó más.
—¡Tu trataste de alterar mis recuerdos, por eso me preguntaste si te perdonaría, eres tan cruel como los demás!—mi voz poco a poco se quebró, iba a llorar, pero no quería que nadie me viera así.
—¿Tu lo sabías todo este tiempo?—pregunto confundido y con miedo.
—Si, lo he sabido siempre tuve una pequeña esperanza que me dijeras el porque pero esperé en vano—mi tono era de rencor y a la vez mucho dolor.
—Tu dijiste que me perdonarías—note que el quería arreglar las cosas sin embargo yo ya no confiaba en el.
—Diie que depende, y sabes que reúne a los demás porque yo estoy fuera—sabia que renunciaba a algo que en verdad quería hacer, que en verdad debía hacer pero no podría buscar a los demás con un compañero el cual no confío, no soportaría ver su cara todos los días y desconfiar de él.
—¿Que quieres decir?—pregunto como si no quisera oír mi respuesta.
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Editado: 05.12.2020