Dime "¡no!"

CAPÍTULO 17. Un plan aventurero

Me quedé completamente atónita. Decir que estaba sorprendida era quedarse corta. ¿Cómo? ¿Cómo iba a lograrlo? ¿Yo, una chica común y corriente que vivía como miles de otras chicas? Iba al trabajo, leía libros, hacía compras, lloraba y reía. No tenía talentos especiales, no sabía luchar con espadas ni disparar con una ballesta, y mucho menos poseía magia. Sí, se había manifestado en mí, pero no sabía cómo usarla correctamente. ¡La gente pasaba años aprendiendo este arte!

Expresé todas mis dudas a Martusei y Arsen.

—Lo hemos pensado todo y lo hemos previsto todo —me tranquilizó el dragón—. ¿Estás de acuerdo, Marta?

—Aunque no sé cómo hacerlo y me da un miedo terrible, ¡acepto! —respondí con firmeza—. Creo que mi presencia en este castillo, la iniciación y todo lo que está ocurriendo conmigo no es casualidad. Los dioses deben de tener algún plan para mí. Y si puedo ayudar de alguna manera a restablecer la justicia y el bien en nuestro mundo, salvar a tu esposa, Martusei, ¡lo haré! Puede sonar grandilocuente, pero mi abuela siempre me decía: "Marta, si alguna vez tienes la oportunidad de mejorar algo en el mundo que te rodea, ¡hazlo!" Y creo que ha llegado el momento.

—¡Gracias, niña! —me agradeció Martusei con sinceridad—. Te estaré en deuda.

—¡No quiero ninguna recompensa! —exclamé, moviendo las manos.

—Eso lo decidiré yo —afirmó el dragón—. Y ahora, vamos al grano.

Martusei y Arsen me explicaron su plan. Era una locura en toda regla. Pero precisamente por eso podía funcionar.

Para infiltrarnos en el palacio real de Ledum, el príncipe Orest y Marsana anunciarían su compromiso y emprenderían un viaje previo a la boda. El primer reino que visitarían sería Ledum. Mañana mismo partirían en visita oficial al rey Digor el Alto. Junto a ellos viajaría la comitiva real: un grupo de damas de compañía, soldados y sirvientes. Barmuto, como amigo del príncipe, también formaría parte de esta caravana nupcial. El trayecto duraría entre dos y tres días, dependiendo de las condiciones del camino y otros imprevistos. Yo me escondería en la carreta del atrezzo teatral, ya que Barmuto tenía previsto ofrecer un espectáculo para el rey y la corte de Ledum. Una vez allí, nos instalaríamos y evaluaríamos la situación para que yo pudiera sustituir a la asistente del mago y así rescatar a Aurelia.

El plan tenía muchas fallas. De inmediato surgió la cuestión del cruce de la frontera y el control aduanero.

—No tengo dudas de que en la frontera de Ledum harán una inspección minuciosa de las personas y los objetos —dijo Martusei—. Por eso te daré una poción especial. Al beberla, caerás en un sueño profundo durante varias horas. Será un estado entre la vida y la muerte. Como un estasis. No existirás en este mundo. Los escaneos mágicos no detectarán que estás viva. Arsen te disfrazará de un maniquí teatral con forma de muchacha. También cambiaremos temporalmente tu apariencia con una máscara mágica especial que se adherirá a tu rostro.

—Espero que funcione —comentó Barmuto—. En el peor de los casos, en la frontera aún estaremos en nuestro reino y siempre podremos improvisar si surge algún imprevisto. No se podrá decir lo mismo cuando estemos en un país extranjero, y menos aún dentro del palacio de Ledum.

—Sí. El palacio real de Digor el Alto está protegido por un escudo mágico de varias capas. Y los magos allí son poderosos. Sin mencionar al mago oscuro…

—Por cierto, ¿cómo se llama? —pregunté—. Hablamos tanto de él y ni siquiera sé su nombre.

—Tenebris.

—Oh, un nombre elocuente —murmuré con fascinación—. En la antigua lengua de nuestro reino significa "oscuro", ¿verdad?

—Cada mago tiene un color de magia, Marta —me explicó Arsen—. Normalmente es azul, como en el caso de Orest. Raramente es verde. En los dragones es dorado. Y en Tenebris, negro. Un tipo de energía oscura. Pero eso no significa que su magia sea mala, negativa o malvada. Es simplemente magia. Tengo un amigo ingeniero que tiene magia oscura y la usa para construir puentes y pasarelas.

—Y la mía es roja —murmuré.

—Sí, en tiempos antiguos existía esa magia, y algunos tomos antiguos la mencionan —afirmó Arsen—. También es magia, simplemente magia. Puede que tenga algunas particularidades, pero las desconocemos porque el conocimiento sobre ella se ha perdido. Así que, Marta, tendrás que descubrir sus secretos por tu cuenta.

—Y aquí llegamos a un tema muy delicado e importante —dijo Martusei con seriedad—. Tu magia, Marta. Porque si todo sale bien y logras reemplazar a la asistente del mago en Ledum, ¿cómo haremos para que nadie sospeche que no eres quien dices ser? Sobre todo, ¿cómo evitaremos que Tenebris lo descubra?

—Sí —dije—. ¿Cómo lo haré? No sé quién es ella, dónde vive, con quién se relaciona ni cómo se comporta. Y no sé usar mi magia, no sé cómo invocarla ni cómo controlarla. Es como darle cerillas a un niño… ¡tarde o temprano habrá un incendio!

—Por eso mismo, yo me encargaré de ti —asintió el dragón—. En el arsenal de los magos de combate de tu reino existe un hechizo secreto, conocido solo por unos pocos dentro del servicio de inteligencia del rey. Conocí bien al abuelo del príncipe Orest, en su momento fuimos amigos. Cordel el Astuto me permitió copiar algunas técnicas mágicas altamente confidenciales. Pero eso no importa ahora. Hay un hechizo llamado "Ataque de Información". Funciona insertando en la mente de un mago novato, que ya ha sido iniciado o tiene habilidades mágicas básicas, una carga de información específica sobre cualquier tema. Se puede hacer que una persona sea quien queramos, implantando en su cerebro todos los conocimientos necesarios sobre ese individuo. Se suele usar para entrenar agentes encubiertos o para extraer secretos de competidores.



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En el texto hay: verdadero amor, pruebas

Editado: 05.04.2025

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