Dime Que Si Otra Vez

CAPITULO 3

 

 

 

 

Estoy temblando, no pensé que la cercanía con Adam me haga esto, creí que lo tenía superado, pero no es así, y joder no quiero sentir esto.

—Te extrañe tanto — me susurra al oído.

—No voy a perderte de nuevo.

—Ya es tarde señor presidente.

—No es tarde para demostrarte que te amo — Su voz me paraliza.

—Han pasado siete años claro que es tarde.

Mi boca conoce su sabor, mi piel reconoce sus dedos y las piernas me están fallando así que me sostengo de Adam.

—No Adam, no voy a caer en tus juegos, no voy a caer otra vez.

—No estoy jugando Sofia, tú eres la razón por la que no me he casado — me suelta.

—¿Qué?

—Intentemos un mes, si no funciona o no me crees te vas, y no te molestare más lo prometo.

—Adam…

Me pone su dedo índice en mis labios.

—Dime que si otra vez.

—Lo voy a pensar— me alejo de él, recupero la compostura.

Salgo de la casa de Adam por suerte no salió tras de mí.

Michael está en la puerta junto con otro miembro de seguridad.

—Me iré a casa— musito despacio.

—Está bien Lara, Fernando te llevara.

—No es necesario puedo irme sola.

—Está lloviendo Lara, es mejor que Fernando te lleve.

—La llevaremos nosotros — La voz de Adam me sobresalta.

—No es necesario Adam, me iré sola

—Deja de ser testadura está lloviendo fuerte, deberías esperar a que se calme, ven a comer y después te vas.

—¡Deja de decirme que hacer Adam!

— Lara te pido por favor no seas irrespetuosa con el señor presidente, recuerda que es tu jefe—me dice Michael

Respiro hondo, porque tiene razón Adam es mi jefe y por si fuera poco es el presidente.

—Lo lamento señor presidente.

—Soy Adam, Sofia siempre he sido Adam para ti.

Camino de regreso adentro, si no puedo con el enemigo me tengo que unir. Un trueno me asusta, siempre me han asustados — recuerdo la vez de mi accidente cuando estaba pequeña, estaba lloviendo mucho, pero papa tenía que ir a recoger a mama, por desgracia antes de llegar un automóvil que se pasó el alto nos envistió, los truenos y la lluvia es lo que escuche después.

—Tranquila, Pondré música para que no escuches los truenos.

Adam llega camina hacia la sala, sigo sus pasos, sigue siendo muy guapo y a pesar de su traje costoso su atlético cuerpo se marca.

—¿Aun te gusta Elton John?

—Si —contesto.

No tardo en escuchar mi canción favorita de Elton John.

El celular de Adam suena, él lo saca de su chaqueta.

—Debo irme, tengo asuntos que resolver, puedes quedarte aquí lo digo enserio quiero que te quedes.

—Adam esto no está bien, tú y yo no va a volver a pasar.

—Está bien, solo vamos a fingir —se acerca a mi para darme un beso en la mejilla.

—Te quedas en tu casa — me dice antes de salir por la puerta.

Me siento en el sofá a pensar en todo esto, y es la primera vez que me lamento por ser tan desobediente, porque me han castigado y El presidente es el peor castigo de todos.

 

 

Esta maldita lluvia no se piensa quitar, según las noticias va a estar a si hasta mañana, estoy aburrida, así que subo arriba, no tardo en encontrar la habitación de Adam, su aroma esta penetrado en el ambiente. Su habitación me es tan familiar sigue con sus mismos gustos, me llevo la mano a la boca cuando veo el Rolex Detejust que le regale en su cumpleaños, recuerdo que me gaste todos mis ahorros en él, pero ver su cara valió la pena, al menos en aquellos tiempos, tomo el reloj para asegurarme que es el mismo y lo es, lo ha conservado ¿Por qué?

—Nadie me ha dado un regalo tan especial y no hablo de lo económico —La voz de Adam resuena en la habitación.

—Lo siento yo…

—No lo sientas Sofia, no tengo secretos para ti —me mira a los ojos.

—Te encontré en la cama con otra —le regreso la mirada.

—Leonardo te enseño los documentos Sofia, en ellos esta toda la verdad.

—Pudiste falsificarlo —digo sin dudarlo porque es lo que pienso.

—Estuvimos juntos por tres años, me duele que no dudaras ni un poco

—Como dudar de algo que vi con mis propios ojos.

—Por lo visto no vas a confiar en mí, la lluvia se ha calmado un poco Fernando te llevara a casa.

Sale de la habitación, mientras yo dejo el reloj en su cómoda, no puedo confiar en él.

 

Llego a casa, lo primero que hago es quitarme la ropa, vivo sola así que solo me pongo una playera, tengo dolor de cabeza voy a buscar una pastilla y acostarme a dormir, voy a la cocina por un vaso de agua para la pastilla, el timbre suena ¿Quién será a esta hora?

Me fijo por el orificio es Gerardo, olvide que vendría a casa, abro la puerta para que no siga tocando.

—Lindas piernas mi amor.

—Nada que no hayas visto antes — le guiño el ojo.

—Ve a vestirte nos iremos a divertir.

—Me duele la cabeza —musito

—Con unos buenos tragos se te olvida, anda hazme caso

—Está bien, iré a cambiarme.

 

Voy a mi habitación para cambiarme, encuentro un vestido blanco escotado y corto, lo dejo sobre la cama, busco unas zapatillas que le convine al vestido. Entro al baño para lavarme el cuerpo siento que el aroma de Adam está en mí, ¡Joder! Lara deja de pensar en Adam lo detestas y eso debe ser para toda la vida.

 

 

Hemos llegado al antro que Gerardo propuso, yo no quería venir a qui es un antro muy exclusivo, Gerardo tiene entrada directa ya que sus padres son abogados muy respetados, así que el entra como si nada a estos lugares.

—Vamos iremos a un privado para estar a gusto.

Caminamos hasta llegar al privado, no se cuento cueste este lugar, pero da igual, lo bueno de salir con Gerardo es que yo no pago nada, todo es gratis.

Gerardo y yo nos conocimos por casualidad, yo vine de vacaciones a visitar a mis padres, el coche de papa me había quedado tirado y Gerardo me ayudo, después de eso me invito a cenar, y desde ahí somos buenos amigos, jamás hubo interés por ninguna de las partes y eso hizo que nuestra amistad fluyera hasta el día de hoy.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.