Dime que te Iras (amor a lo Escoces #2)

Capítulo 32

No era una sola foto la que ocupaba la noticia, no era solo la foto de ellos, esta misma mañana, había más fotos, fotos de Aiden entrando anoche a esa casa, fotos de ellos dos cenando solos en un restaurante, fotos de ellos dos caminando por la calle, uno al lado del otro

Me fui de la casa sin esperar a que saliera de la ducha. Mi cerebro no podía procesar tanta información, mi corazón no era capaz de soportar enfrentarlo ahora mismo para pedirle alguna explicación, las fotos hablaban por si solas

Estaba deshecha.

Aiden me mintió. El imprevisto que le surgió era Hilka, estuvo con ella anoche, lo llamé, le pregunté si todo estaba bien y mientras él me aseguraba que yo era lo más importante en su vida, estaba con ella.

¿Por qué no me lo dijo?

¿Estas con Mitch? Pregunté y me dijo que sí.

Llegué al apartamento de Rupert soportando el palpitar de mi cabeza, mi cuerpo me temblaba, mi respiración se atoraba en mi garganta.

Volví a ver las fotos una a una, ellos cenando, ellos caminando, ellos entrando a esa casa en la noche y luego, ellos saliendo de esa casa esta mañana, su cabeza inclinado hacia ella, sus labios en sus labios.

Todo era tan claro que era incluso absurdo pedir una explicación

Aiden me llamó pero no contesté, ¿cuantas veces lo llamé ayer para que me recibiera el buzón? ¿Cuantos mensajes le envié que no tuvieron respuesta? Era extraño viniendo de él que siempre respondía rápido, pensé que era porque estaba ocupado con el trabajo, pero si el trabajo era una mujer, su ex prometida, entonces entendía lo suficiente.

La puerta de la casa de Rupert sonó y cuando se abrió, no tuve que verlo para saber que era Aiden quien entró.

Su fragancia, su olor a pino, a hojas del bosque, inundó la sala pero no me dejé marear, lo esperé en la cocina, detrás de la encimera, con el mesón separándonos

Traía otra ropa, un jean oscuro, una camisa verde que vitalizaba sus ojos. Siempre pensé que Aiden era como la navidad, verde, roja, feliz y esperanzadora, navidad era mi época favorita del año, y para mí, Aiden era mi persona favorita del mundo.

No hoy.

— Estas aquí — exclamó con alivio cuando me notó. Su rostro irradiaba preocupación— ¿Está todo bien con Nancy?

— Si —respondí secamente

Aiden observó el apartamento antes de volver a mí

— ¿Por qué te fuiste de esa manera? Salí del baño y no estabas. Podías haber esperado a que saliera.

— No quería verte

Se quedó quieto, su expresión se agravó y sus ojos verdes estaban evaluadores en mí.

—No entiendo ¿Qué haces aquí?

— Aquí estoy viviendo

Aiden se quedó de pie enfrente de la barra

— Has estado llorando — no era una pregunta. Era una declaración

—Sí. —no había caso en negarlo

Silencio. Parecía no entender mi actitud

— ¿Me dirás por qué? ¿Es ese el motivo por el cual te fuiste de esa manera?

Apreté mis labios, no dije nada, era mejor terminar con esto de una vez.

—Explícame. Por favor —pedí, con lo último que me quedaba para que no se me quebrara la voz.

Le tendí mi teléfono, le enseñé el noticiero, las fotos de ellos dos, él con sus labios en los de ella

El ceño de Aiden se juntó al ver la pantalla, no parecía sorprendido, parecía irritado.

— Estoy harto de esos reporteros de mierda. —Dejó mi celular a un lado, irritado, antes de mirarme— ¿por esta noticia te fuiste así? ¿De la nada? salí de la ducha con la intención de descansar contigo un rato y me encuentro con la cama vacía y que no estabas en ninguna parte. No me hagas eso, Fabiola, no me gusta.

Lamí mis labios, intentando mantenerme serena, mantener mi compostura porque de verdad que estaba a segundos de perderla.

—Estoy esperando una explicación.

La duda traspasó sus ojos, un rayo de preocupación se dejó ver.

—Lo que sea que estás pensando, detente. —expresó.

—La besaste.

—No. No la besé... ni siquiera fue un beso de verdad, la costumbre nos jugó una mala pasada, me iba despedir de ella, y por inercia rocé sus labios pero me aparté en seguida. Eso no lo mostraron en las fotos porque son unos manipuladores de la peor índole.

Aiden sonaba molesto y obstinado

— ¿La costumbre?

— Tengo más de un año despidiéndome de ella con un beso en la boca, es natural que un accidente así suceda pero solo fue eso, un accidente.

Podía entender esa parte, podía incluso creer que fue un accidente, si analizabas las fotos desde una nueva perspectiva al escuchar su historia podías darte cuenta de que quizá era verdad pero habían tantas cosas que estaban mal en su historia.

— ¿Por qué estabas con ella en primer lugar?

— Es mi amiga, ella estaba en Glasgow, al igual que yo, quedamos para vernos.

Si yo fuese una persona agresiva, en este momento estaría lanzándole cada uno de los sartenes y ollas a mi alcance.

— Claro, eso explica porque pasaste la noche con ella, porque dormiste en esa casa.

—Sus padres viven en Glasgow, tiene años que no les habla, pero ahora están reforzando sus lazos, no sabes lo que me costó hacerle entender que tenía que perdonarlos, cuando estábamos juntos le prometí que estaría para ella cuando los fuese a ver y no pude hacerlo, ella quería que los conociera y los señores también querían conocerme. No podía hacerles el desplante.

De todas las posibles explicaciones, esta no había estado dentro de ella. Esa casa era entonces la casa de los padres de Hilka.

— ¿Fuiste a conocer a sus padres? —pregunté, lentamente.

— Sí. —respondió con simpleza, como si no hubiese nada malo en eso, como si no hubiese nada malo en el hecho de que seguía cumpliéndole promesas a su ex.

—¿Por qué sus padres quieren conocer al ex de su hija? ¿No es eso extraño?

— Antes de ser pareja nosotros fuimos muy buenos amigos, sus padres saben eso.



#907 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 19.04.2022

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