Dime que te Iras (amor a lo Escoces #2)

Capítulo 34

La noche acechaba, cerniéndose sobre nosotros, arrancándonos latidos del corazón y los minutos iban en retroceso como una cuenta regresiva

Mi madre se quedó con Nancy dentro de la habitación, rechazó irse a la casa para descansar y darse una ducha. Candice se ofreció a hacerse cargo de Alicia esta noche y se la llevó a su casa. Blair también se fue y en la sala de espera solo quedamos Rupert, Aiden y yo.

Ellos dos habían estado muy silenciosos desde que llegaron al hospital hace un rato, no sabía a donde fueron y tampoco pregunté pero desde entonces, cada uno tenía un aire diferente. Aiden estaba sentado de brazos cruzados, parpadeaba cada tanto como cabeceando.

—Aiden, ¿por qué no te vas a dormir? — pregunté, debía estar exhausto

— No tengo sueño. — mintió pero no debatí con él

Me levanté y caminé por los pasillos sin rumbo fijo, todo estaba desolado. Tomé mi teléfono preguntándome si Ethan estaría despierto a esta hora, no había hablado con él para contarle todo lo que estaba pasando.

La línea hizo conexión a los segundos

— ¿Quien se murió?

— ¡Ethan! — chillé

— Mala broma, lo siento, mal chiste

— Muy malo

—Si me llamas a esta hora de la noche, ¿qué quieres que piense?

— ¿Que necesito un amigo con quien hablar?

— Nena, llevo todo el día esperando que me cuentes que sucedió con Aiden y esas fotos.

Me recosté de la pared sin saber por donde empezar

—Este día ha sido espantoso y no todavía no acaba.

—Cuéntame.

Le conté todo desde la mañana de este mismo día. Aiden, Hilka, Nancy, mi madre, y luego le conté sobre Bodric Junior. Me sirvió para desahogarme pero también sirvió para hacer todo más real.

— ¿De verdad no creen que pase de esta noche?

—Eso es lo que dicen.

— ¿Puedo hacer algo para ayudar?

—Cuéntame algo bonito —pedí.

Quería por un instante alejarme de esta realidad y pensar en otra cosa que no fuese el desastre que era mi vida.

— ¿Quieres que te hable de mí? Hubieses empezado antes, nena, ¿qué quieres escuchar sobre mí? Pero mira que puedo durar horas hablando.

Solté una risa y mis mejillas dolieron porque hoy no había tenido muchas sonrisas.

— Lo más bonito que tengo son mis ojos, son un verdadero espectáculo pero algunas de mis parejas afirman que lo más bonito en mí es mi pen....

— ¡Ethan! — lo corté hablando tan alto que me gané una mirada de reprimenda de una enfermera

— Me dijiste que te hablara de algo bonito. ¿Qué más bonito que eso?

—Si tú lo dices...

— ¿lo quieres ver?

— ¡No!

— Pues tú te lo pierdes... Hablando de pepinos, ¿qué harás con el de mi escocés?

Sonreí un poco, Aiden era su escocés.

— No lo sé, estamos dándonos un tiempo. Por ahora necesito tener la cabeza fría.

Ethan hizo un silencio muy largo, me quedé esperando hasta que escuché un ronquido

— ¿Te quedaste dormido?

Del otro lado su voz dio un respingo antes de reaccionar

— ¡Lo siento! Nena es que son las 4 de la mañana

Rodé los ojos

—Te llamo después

—Si, estoy al tanto de tu primo y por favor nena, ahora que no tienes ningún pepino cuídate el dulce ¿sí? Que te empezarán a salir telarañas.

— ¿Telaraña... —me callé al entender su punto y resoplé— Ethan...

—Te quiero.

— Yo más

Fui hasta la cafetería, compré un par de cafés y regresé hasta la sala de espera donde Rupert y Aiden aguardaban.

Rupert estaba encorvado sobre sus piernas, sus codos apoyados en sus rodillas, sus manos ocultando su rostro, su pecho subía y bajaba lentamente en respiraciones profundas.

— Rupert — llamé con suavidad.

Levantó su rostro, el cansancio también se adueñaba de él, los últimos días no habían sido fáciles.

Le tendí el vaso de café y asintió hacia mí sin decir nada, su mirada estaba perdida en sus propios pensamientos

Seguí hasta donde estaba Aiden y me senté a su lado, su cabeza se apoyaba de su brazo, sus ojos estaban cerrados y su respiración también era lenta.

Se había quedado dormido en una posición tan incómoda que se ganaría una tortícolis

— Aiden — llamé pero no reaccionó — Aiden

Toqué su pierna y la apreté con suavidad. Su cuerpo dio un sobresalto que casi me tumba el café y maniobré con el vaso caliente en mi mano

— ¿Qué pasó? — preguntó con sus ojos en alerta, bolsas en ellos y su pelo desordenado

— Te quedaste dormido — dije.

— No, claro que no — carraspeó y llevó su mano a su cuello con gesto adolorido por la posición en la que estuvo

— Si lo hiciste

— No. —Aseguró — yo solo estaba.... descansando la vista un momento.

Fruncí mi ceño sin creerle. Él se había quedado dormido

—Ve a tu apartamento a descansar un rato. Cualquier información te llamo, por ahora no podemos hacer mucho.

Sacudió su cabeza y bostezó

—Esperaré hasta que me digan que mi ahijado está bien. — dijo sin opción de réplica

Asentí, no tenía caso discutir con él, me limité a tenderle el café que compré

— Toma.

Él miró el café y luego a mí con confusión o desconfianza, no estuve segura antes de aceptarlo.

— Gracias — dijo escuetamente antes de acomodarse en el asiento y... alejarse de mí.

El silencio volvió a formar parte de nosotros

Solo me di cuenta que me quedé dormida cuando me desperté... encima del cuerpo de Aiden.

Mi cara estaba sumergida en su pecho, su camisa había quedado húmeda gracias a mi baba y mis brazos rodeaban su cuerpo como si fuese mi almohada personal, su olor se impregnaba en mi piel, su brazo derecho reposaba sobre mi espalda y su mano izquierda tocaba mi brazo sobre su cintura

Supe que se despertó porque de inmediato quitó sus manos de mi cuerpo.

— Disculpa — dijo echándose un poco para atrás



#907 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 19.04.2022

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