CAPÍTULO 24. Sombras y personas
Salí del territorio del palacio real por una puerta diferente a aquella por la que había entrado. Para no provocar la atención innecesaria de los guardias. Al fin y al cabo, había hecho un pequeño truco y los había engañado. Espero que no hayan informado a su comandante sobre la astuta pelirroja que se infiltró en el palacio. Pues que sea. Mañana todo se olvidará. Y ya tengo el pase.
De camino al hotel, pensaba en Rozía. Tenía una gran sospecha de que no la mantenían encerrada todo ese tiempo por casualidad. Al no ver ningún espejo en su habitación, deduje que ya había vivido su desdoblamiento. Aquella sombra que se había formado en el espejo salió al exterior y se convirtió en Zoria. Por eso la llaman la Sombra Zoria. Igual que la Sombra Dianea. Y Rozía es su hermana, nacida como humana. No sé por qué, pero no todos los habitantes del Valle experimentan el desdoblamiento. Quizás no todos tienen suficiente fuerza mágica, como lo dijo Kasia al hablar de su esposo.
Cuando toqué a la puerta y entré en la habitación de Barmuto, él estaba sentado a la mesa hojeando un voluminoso tomo. La máscara se le había deslizado sobre la frente. Al verme, rápidamente se la colocó bien y dijo:
—Justo pensaba en ti, Marta. ¿Cómo te fue?
Le conté todo lo que me había pasado.
—Y ahora no puedo dejar de pensar —dije al terminar mi relato— por qué esconden a esa chica del mundo.
—Creo que quieren matar a Rozía. Fue un error dejarla salir de la habitación. El riesgo de que muera ha aumentado mucho.
Me quedé paralizada. ¿Qué estaba diciendo? ¡Qué barbaridad! Yo tenía mis dudas, pero nunca imaginé una conclusión tan aterradora.
—Explícamelo, por favor —le pedí con voz temblorosa, sabiendo que Barmuto, como siempre, probablemente tenía razón.
—En la librería-cafetería, a la que amablemente me llevó Lumenio, leí algunos libros interesantes, y uno de ellos me lo prestaron por un precio simbólico por unos días. Debo devolverlo. Pues bien, por fin descubrí qué es exactamente ese desdoblamiento y el llamado ritual absoluto.
Y Barmuto me contó cosas fascinantes y, a veces, escalofriantes.
En el Valle vivían personas con dos almas. Al llegar a la mayoría de edad, comenzaba el proceso de separación, el desdoblamiento, cuando de la persona comenzaba a apartarse una sombra (así llamaban al doble). Mientras se formaba la sombra, esta era oscura, negra, para absorber mejor la energía, y por eso tenía ese nombre. En la antigüedad, el desdoblamiento se realizaba junto a un río o un lago, siempre donde hubiera un reflejo. De ahí provienen muchos ritos y ceremonias populares que hoy ya están olvidados. Ahora, los espejos han sustituido a las aguas, pero el principio sigue siendo el mismo: una persona con gran energía mágica o vital crea a su doble-sombra, en quien se traslada la segunda alma. La sombra sale del espejo, como de un capullo, y empieza a vivir su propia vida. Las sombras eran consideradas miembros de la familia, hermanos o hermanas; era algo tan común como el nacimiento de un niño.
Pero había un “pero”. El desdoblamiento podía durar muchos años y nunca completarse. Eso ya lo habíamos escuchado de Kasia, que se lamentaba de su falta de energía. Porque no todos tienen suficiente fuerza para formar su sombra. Por eso los magos eran tan valorados en el Valle: gracias a su poder mágico, podían desdoblarse con rapidez.
Sombras y personas convivieron durante milenios. Cada uno de ellos también adquiría habilidades interesantes tras el desdoblamiento: las sombras seguían extrayendo energía de las personas, y las personas podían vivir eternamente. Aunque con una condición.
Editado: 23.06.2025