Dioses en guerra: el elegido

El primer hombre

Dicen que fue idea de Pajve, pero si hubiera sido así las cosas no habrían salido tan mal ¿cierto?

Un dios de la sabiduría no puede equivocarse… O eso se supone.

    De cualquier forma, culpa de Pajve o no, fue responsabilidad de todos la decisión que se tomó después acerca de él….

Pero me estoy adelantando, regresemos a la creación del primer hombre, cuando cinco dioses se reunieron en el ombligo del mundo. Discutían sobre el abandono de su madre… 

»Sí, Rewn, los dioses tienen madre, menos Aknuz, pero esa también es otra historia.

    Como decía, Xetta, la Diosa primordial, abandonó el mundo a manos de Aknuz y sus hijos; nadie sabe por qué. Sin embargo Pajve, el favorito de Xetta, dijo que lo que a ella le hubiera gustado sería poblar el mundo que había creado más de mil millones de años atrás. Les contó a sus hermanos acerca de lo que se conoce universalmente como “humanos”; pero ningún otro Dios primordial…

    »Por supuesto Mille, existen tantos Dioses primordiales, o igual llamados Etéreos, como planetas en el universo. De hecho ellos crearon cada quién uno, a veces más.

¿En qué estaba?

Oh, sí...

    Como ningún Etéreo revela cómo ha creado a los humanos, cada quién se inventa su propia manera. Quilme sugirió utilizar corteza de árboles y hojas, pero a Thyxo le pareció mejor idea los restos de animales para usarlos de cuerpo, al final ganó Pajve quien aseguró que mezclar ambos daría un mejor resultado. Así hicieron al humano de la corteza del árbol más viejo que encontraron en el mundo, lo de dentro fue una mezcla de hojas, sangre y vísceras.

    »¿Que si me no me parece raro? No sé Goutem, no se supone que la creación tenga lógica, solo que funcione. Además son dioses, pueden hacer lo que se les plazca.

    De cualquier forma, el material no era lo más importante, sino el éter: la sangre de cualquier ente divino. Cada uno se cortó el antebrazo con una daga capaz de herir en gravedad a cualquier tipo de dios, por eso aquella herida sería incurable, si tuviéramos a uno de ellos aquí podríamos comprobar aquel recordatorio eterno de su gran fracaso.

Cinco gotas de sangre por cada dios fue suficiente para dotar de vida el montículo humanoide que crearon. Lo que no esperaban es que el éter tuviera tanto poder como para que él no fuera un simple humano y se asemejara a ellos más de lo que querían.

    »Bueno Kena, no es un dios en toda regla, aunque casi llegue a serlo. Sobre todo porque los cinco le otorgaron una sombra, pero no de cualquier tipo, cada uno se quería lucir más que el otro con su legado, por eso escogieron lo mejor de lo mejor.

    Yo no puedo saber qué le otorgó cada uno de los dioses, pero dicen que ningún otro hombre en la tierra tiene, tuvo o tendrá esas sombras jamás. 

Como sea, el proceso fue ese y los problemas se dieron cuando el niño… 

»Sí, niño, porque Pajve dijo que respetar el proceso biológico era mejor que hacerlo adulto desde el principio.

Cuando el niño creció y llegó a la adolescencia, él buscaba toda clase de aventuras y respuestas, iba de un lado a otro hablando… —un momento de epifanía interrumpió a Loryen, pero se recompuso lo más rápido que pudo— Hablando con los animales y cazando criaturas. 

Un día se encontró con Aknuz, el dios de la tierra no estaba contento desde que su esposa había dejado el mundo, creyó que el humano le ayudaría a sentirse mejor pero hasta ese momento no fue así. 

Cuando lo vió le pidió que se acercara, platicó con él un rato, le contó cómo Xetta había creado a las criaturas y él se había molestado mucho porque resultaban peligrosas para los animales. Le confesó también cómo nació Pajve y declaró sentirse todavía culpable por lo sucedido, le habló del porqué Thyxo era tan cruel con sus demás hermanos y su momento favorito, el nacimiento de los mellizos Lhidan y Quilme.

Sus relatos conmovieron al adolescente, pero no pudo evitar preguntarse algo: "¿Por qué yo no tengo un nombre?". Conocía el nombre de los dioses y todos los animales, incluso las criaturas tenían sus formas de llamarse.

Aknuz se sorprendió mucho, era verdad que ninguno lo había nombrado ya que no les parecía algo importante, cada quién se había puesto su propio nombre, pero al ver que a aquél humano le importaba mucho ese asunto decidió hacerlo él.

Holock nació de verdad ese día.

Luego el joven ya no quería solo un nombre, él quería tener a sus iguales. Como no existía ningún otro humano con el que identificarse, pensó que él era como los dioses; en teoría no estaba equivocado, pero a los otros les ofendió muchísimo que se sintiera un dios.

Vieron como cada vez simpatizaba más con los animales, se sentía cómodo en todo tipo de naturaleza y andaba por el mundo como el dueño de todo. 

La cosa es que… Era el dueño del mundo.

Los dioses cumplían con sus perpetuas tareas y la naturaleza sus ciclos infinitos. Pero él no tenía un papel o función asignado, podía ir y venir a su antojo; suena maravilloso, pero no lo veía así.



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En el texto hay: elegido, una aventura, amor contra la muerte

Editado: 22.03.2020

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