El suelo temblaba bajo los pies de Aleron mientras corría a toda velocidad hacia el campo de entrenamiento. A su lado, Aria avanzaba con igual rapidez, pero su rostro estaba marcado por la preocupación. El sonido retumbante de la criatura gigante se intensificaba, como si el coloso se estuviera acercando con cada segundo.
"¡Aleron, estamos perdiendo tiempo!", gritó Aria, mirando por encima de su hombro, sus ojos llenos de ansiedad. "¡Tenemos que llegar antes de que esa bestia destruya la academia!"
Aleron no respondió, su mente estaba centrada en lo que le esperaba. El Grifo Mítico volaba sobre él, siguiendo cada uno de sus movimientos con una agilidad sorprendente para ser una criatura de su tamaño. Aunque su instinto le decía que debía tener cuidado, no podía evitar sentir una chispa de emoción al pensar en enfrentar a una bestia tan colosal.
La puerta del campo de entrenamiento se abrió de golpe, revelando un grupo de estudiantes y profesores que ya se habían reunido, preparándose para la batalla. Los alumnos más experimentados estaban equipados con varitas, espadas encantadas y otras armas mágicas, mientras los profesores organizaban el campo de batalla con precisión. Sin embargo, no había señales de la criatura.
"¿Dónde está?", preguntó Aleron, mirando a su alrededor. "¿A qué estamos esperando?"
"¡Míralo!" Aria señaló al horizonte, donde una sombra oscura se cernía sobre la academia. De repente, la criatura emergió de entre los árboles, un coloso de cuatro patas con un cuerpo masivo cubierto de escamas negras. Su rostro estaba adornado con grandes cuernos, y sus ojos brillaban con una intensidad malévola. El monstruo rugió, una vibración tan profunda que hizo que el aire temblara.
Aleron sintió un escalofrío recorrer su espalda. Esa bestia no era solo un enemigo formidable, era un desafío absoluto.
"¡Prepara a tu bestia!", gritó el maestro Kael desde un costado del campo de batalla. "¡No podemos enfrentarnos a esto con magia ordinaria! ¡Los domadores de bestias serán los que marquen la diferencia aquí!"
Sin pensarlo, Aleron se adelantó, ordenando al Grifo Mítico que lo siguiera. La criatura se acercó rápidamente a su lado, su cuerpo resplandeciendo mientras sus alas se extendían, creando una poderosa corriente de viento.
"¡Vamos, Grifo! ¡Es hora de demostrar lo que podemos hacer!" Aleron apretó los dientes y canalizó la energía mágica que quedaba en su cuerpo, enfocándola en su vínculo con la criatura.
El Grifo levantó el vuelo, sus alas cortando el aire como cuchillas. Aleron podía sentir cada uno de los movimientos de la criatura a través del vínculo que habían formado, una conexión profunda que le permitía saber lo que el Grifo pensaba y sentía. La criatura entendió al instante que debían enfrentarse al coloso y no dudó ni un segundo.
Aleron miró al monstruo a lo lejos, cuya enorme figura continuaba avanzando. Los profesores y estudiantes comenzaron a lanzar hechizos desde sus posiciones, pero parecía que las magias apenas lograban impactar en el coloso. La bestia resistía cada ataque con una facilidad alarmante.
"¡Necesitamos algo más poderoso!" gritó Aria, mientras una lluvia de relámpagos caía sobre el coloso sin causar daño significativo.
En ese momento, Aleron se dio cuenta de algo. El Grifo Mítico, aunque joven, tenía un poder que podía superar todas sus expectativas. Si lograba conectar completamente con su bestia, podría ser su ventaja. Sin embargo, no sería fácil.
Panel de Estadísticas:
Grifo MíticoPoder: Tres EstrellasHabilidad: Vínculo BestialDificultad para Domesticar: BajaEstado del Vínculo: FuerteHabilidad Adicional: Vuelo Rápido / Defensa Aérea
"Grifo, ¡usa tu velocidad!" Aleron gritó, y la criatura respondió al instante. El Grifo Mítico voló hacia el coloso a una velocidad sorprendente, sus alas batiendo con tal fuerza que levantaban ráfagas de viento que desestabilizaban el entorno.
El coloso levantó una de sus enormes patas, preparado para aplastar a cualquier enemigo que se atreviera a acercarse. Pero antes de que pudiera reaccionar, el Grifo pasó volando por su costado, dejando una estela de energía a su paso. La criatura gigante se tambaleó, pero no cayó. En lugar de eso, rugió furiosamente y giró su cuello, dirigiendo su mirada hacia Aleron y el Grifo.
Aleron entendió que la bestia no sería derrotada por ataques directos. Necesitaba encontrar una forma de debilitarla primero. Miró al Grifo, que ya volvía a su lado, y una idea comenzó a formarse en su mente. Si podía canalizar más energía en el vínculo, podría potenciar el ataque del Grifo, quizás incluso imbuirlo con magia que afectara al coloso.
"¡Grifo, prepárate para un ataque combinado!", ordenó Aleron, mientras comenzaba a concentrarse, canalizando toda la energía que le quedaba. Su corazón latía con fuerza, sintiendo cómo el poder se acumulaba dentro de su cuerpo y fluía hacia el Grifo.
El Grifo comenzó a brillar intensamente. La magia de Aleron y la fuerza de la criatura se fusionaron, creando una especie de aura deslumbrante que envolvía al Grifo. La bestia emitió un rugido fuerte, como si su poder estuviera alcanzando su máximo potencial.
"¡Ahora!" Aleron gritó.
El Grifo se lanzó al ataque, esta vez con una intensidad mucho mayor. Las ráfagas de viento que sus alas generaban parecían ser como cuchillas afiladas, cortando a través de la atmósfera. Al mismo tiempo, el Grifo desató un ataque con sus garras envueltas en energía mágica, que impactaron directamente contra la pierna del coloso.
El monstruo tambaleó por un momento, esta vez con una expresión de dolor visible. La magia de Aleron, combinada con el poder del Grifo, había logrado hacerle daño. Sin embargo, el coloso no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente. Rugió de nuevo, levantando sus enormes garras hacia el Grifo.