El sol comenzaba a ponerse sobre la academia, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Aleron caminaba lentamente hacia su habitación, sus piernas pesadas por el esfuerzo de la batalla. Aunque el coloso había caído, su victoria le había dejado una sensación de vacío y agotamiento. Sabía que se esperaba mucho de él, y que aún había mucho por hacer.
"¡Aleron, espera!" La voz de Aria lo alcanzó cuando estaba por entrar en su cuarto. Giró y vio a su amiga, respirando con rapidez como si hubiera corrido hasta allí. "Necesito hablar contigo."
"¿Qué pasa?", preguntó Aleron, tratando de disimular su cansancio. La batalla había dejado una marca en él, no solo física, sino también emocional. El poder que había liberado para conectar con el Grifo Mítico lo había cambiado de alguna manera.
"Lo que hiciste hoy... ¡Eso no es algo común! ¿Sabías lo que acababas de hacer?" Aria lo miraba con una mezcla de asombro y preocupación.
Aleron suspiró. "Sí, lo sé. Canalizar toda esa energía... No pensé que fuera posible. Pero sucedió. Y ahora... bueno, no sé qué significa todo esto. Solo sé que la batalla no ha hecho más que comenzar."
Aria frunció el ceño, preocupada. "Eso es exactamente lo que me inquieta. Si sigues usando tu energía de esa manera, no sé cuánto más podrás soportarlo. ¿Sabías que la magia de vinculación es peligrosa para los domadores si no se controla? Cada vez que usas el Llamado del Vínculo, tu cuerpo está cediendo parte de su vitalidad. ¡Podrías agotarte!"
"Lo sé", respondió Aleron, mirando al suelo. "Pero no tengo opción. Si quiero ser el mejor, debo ser más fuerte. Este mundo no se detiene, y mis enemigos tampoco. No puedo quedarme atrás."
Aria suspiró, dándose cuenta de que no podría hacer cambiar de opinión a Aleron. "Tienes razón en que este mundo no se detiene. Pero tienes que ser más inteligente con tu poder. Si realmente quieres ser el mejor, debes aprender a controlar ese poder. No dejar que te controle."
Aleron la miró en silencio por un momento antes de sonreír levemente. "Gracias, Aria. Pero no te preocupes, encontraré mi camino. El Grifo y yo, juntos, podemos lograrlo."
Aria lo observó por unos segundos antes de asentir. "Está bien, pero recuerda lo que te dije. No quiero verte destrozado por tu propio poder."
Antes de que pudiera decir algo más, un sonido resonó en el aire. Era como un gong lejano, profundo, que retumbó por toda la academia. La alarma mágica. El sonido que indicaba la aparición de una nueva puerta. Un portal. Una nueva amenaza.
"¿Una puerta?", murmuró Aleron, su mirada se endureció al instante. "No hay tiempo que perder. Vamos."
Aria asintió sin decir una palabra más. Ambos se dirigieron rápidamente hacia el patio central, donde otros estudiantes ya se estaban reuniendo. El maestro Kael estaba allí, de pie junto a un gran círculo de hechizos, que brillaba con una luz verde. Los profesores estaban preparando un equipo de exploración, y la tensión se sentía en el aire. Todos sabían lo que esto significaba.
"¿Otro portal?", dijo Aria, mirando el círculo con una expresión grave. "¿Qué tan grande es esta vez?"
Kael los observó brevemente, antes de dirigir su mirada hacia la puerta que se abría frente a ellos, un resplandor cegador emanando de su interior. "Este no es un portal común. El poder que emana de él... es diferente. Algo más fuerte, algo más oscuro. Y solo los más capacitados podrán enfrentarse a lo que se esconde dentro."
Aleron frunció el ceño, sintiendo una presión en su pecho. "¿Qué tipo de bestia está al otro lado?"
"Lo sabremos pronto", dijo Kael, señalando hacia un pequeño grupo de exploradores que ya se preparaban para entrar. "Nos vamos ahora. Esta vez, ustedes dos van a acompañarnos."
El corazón de Aleron dio un brinco. No era común que estudiantes tan jóvenes fueran seleccionados para una misión de esta magnitud. Pero en su interior, sentía la adrenalina comenzar a fluir. Este era el tipo de desafío que había estado esperando. Esta vez, no solo enfrentaría una bestia en el campo de batalla, sino algo que pondría a prueba todo lo que había aprendido hasta ahora.
Aria lo miró con una mezcla de preocupación y determinación. "¿Estás seguro? No sabemos qué nos espera allá adentro."
"Estoy seguro", respondió Aleron, su voz firme. "Es nuestra oportunidad de probar lo que somos capaces de hacer."
El grupo de exploradores avanzó hacia el portal. La puerta brillaba intensamente, y con un movimiento coordinado, comenzaron a adentrarse en la oscuridad del otro lado. Aleron, con el Grifo a su lado, dio un paso hacia adelante. La energía mágica comenzó a acumularse dentro de él, y el vínculo con su bestia se volvió más fuerte. La sensación de poder llenó sus venas mientras cruzaban la puerta.
Lo que les esperaba al otro lado era algo más allá de lo que jamás podrían haber imaginado.