Me senté en una silla adelante de mi padre y ordené que me trajeran un postre.
—Te ves diferente esta mañana.
Soy diferente, soy alguien nueva.
—¿En serio? Me siento normal.
—Estás emocionada, pronto te comprometerás con un caballero de buen nombre.
—Por supuesto madre, estoy deseando que llegue ese día.
—Hermanita... Cuando crezca quiero ser como tú, elegante y refinada, muy feliz.
Lástima que no sabes la crueldad del mundo.
—Me halagas mucho.
Volteo a ver a mi padre y sé lo que me va a decir, momento de la noticia.
—En pocos días conocerás al Príncipe Vladimir Volkov, sé que no te lo tengo que pedir, pero necesito que luzcas excepcional.
—Claro padre, como desees.
Lucir excepcional, para impactar a Vladimir. Se va a llevar una sorpresa...
Después de la cena subí a mi habitación, con ayuda de las empleadas me alisté para dar un paseo por el jardín, necesito pensar sin distracciones.
En el jardín escucho una voz melodiosa, que hace que me duela la cabeza. Qué horror.
Camino en dirección contraria, no quiero encontrarme con nadie, sería muy molesto.
—¡Princesa Helena!
Genial, es el hijo de un amigo de mi padre, igual de insoportable que Vladimir, solo que este no lo oculta, y tiene cierto interés en mí.
—¿Qué se le ofrece?
Eso lo tomó por sorpresa, siempre le ofrezco una sonrisa, ahora solo lo miro con frialdad.
—Solo quería acompañarte en tu caminata.
—No es necesario, no quiero molestias.
—¿Soy una molestia?
—Sí, ¿es acaso que no lo entendió? Qué ingenuo. Hasta luego, y salúdame a tu padre.
Al fin se largó. No necesito este tipo de distracciones, ocupo concentrarme en Vladimir.
Paso varias horas en el jardín hasta que es el momento de cenar. Qué agobiante, siempre hay políticos y nobles siendo egocéntricos.
Llego al gran salón y me siento, sin antes saludar a las demás personas. Cada uno de ellos se rió de mí, cuando Vladimir dio su anuncio. Eso lo van a pagar muy caro.
—Señorita Helena, ¿qué opina de su pronto compromiso? Hemos oído que será con el príncipe Vladimir.
—¿Qué puedo opinar? Al parecer los rumores son rápidos, pero equivocados. Aún no se ha confirmado nada, no se hagan falsas esperanzas.
—Interesante… mente abierta. No es bueno si va a ser la futura reina...
—Si sigues así, cuando sea reina tu cabeza rodará por toda esta alfombra —me río con delicadeza, mientras su rostro se enrojece.
—Muy graciosa, por dicha aún no lo es —susurró para que no lo escuchara.
—Si va a usar el sarcasmo, hágalo, pero no con cobardía, susurrándolo. Además, que es una falta de respeto, ¿verdad padre?
—Estás en lo correcto, pero como princesa debes ser educada.
—Por supuesto, la princesa siempre es gentil.
El almuerzo continuó sin represalias. Era obvio que nadie quería más de mis comentarios, lo cual me demostró que son unos cobardes, pero no me afecta.
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Pasaron los días normales, sin nada interesante, pero hoy es el día en el cual me reuniré con Vladimir, con sus comentarios fuera de lugar, pero elegantes.
No sé cómo me pude enamorar de él, siendo un ser tan detestable. Solo deseo que se aleje de mí y nunca se me acerque de nuevo.
Me preparo irresistible, pero no tanto como para que él se fije en mí. Solo necesito algo que me permita imponer poder.
Cuando salgo de mi habitación, mi padre me sonríe, como si nunca se atreviera a insultarme y hacerme menos.
—Estás divina, hubiera elegido algo diferente, pero no importa.
—Gracias padre, ya nos vamos.
Se quedó pensativo, me imagino el motivo. El príncipe ha sugerido que primero quiere que hablemos nosotros dos solos.
—El Príncipe Volkov pidió hablar contigo a solas por unos momentos.
Finjo sorpresa.
—Pero eso no deshonraría mi apellido.
—Claro, pero va a ser tu futuro esposo, por lo tanto, no es mucho escándalo. Solo te comprometes y no hablarán de ello, sino de tu feliz compromiso.
Compromiso que no se dará. Haré que Vladimir me odie, y si se diera, le haría lo mismo que me hizo en mi vida anterior.
—Entiendo, padre.
Me voy al lugar de la reunión. Localizo a Vladimir, que me da su sonrisa arrogante. Se cree superior, pero lo voy a bajar de esa nube en la que está.
Me dirijo donde él, no sin antes suspirar.
Que esto salga como deseo, sino tendré que idear algo más.