Katy se levanta agotada, estuvo toda la noche terminando ese dichoso proyecto que su huraño jefe le había mandado y por no decir, la pelea con su novio tampoco ayudó a que ella pudiera conciliar su deseado y merecido sueño.
Se levantó de la cama sin pizca ganas y a medida que iba para la cocina un olor a café entró por sus fosas nasales, al entrar en la cocina vio una imagen que no tenía ganas de ver allí, su novio preparando el desayuno.
—¿Buenos días dormilona, has dormido bien?— Le dice su novio con una gran sonrisa.
Katy le mira con asco, en su mente se le viene una imagen que desearía no haber visto.
—No dormí bien gracias a ti— Le contesta, aun recordando lo que sucedió la noche anterior.
—Katy, tenemos que hablar de lo que viste anoche, no es lo que piensas— Recordándole lo de la noche anterior.
—No me apetece hablar contigo ahora— Le contesta sin mirarlo a la cara.
En ese momento sonó el teléfono, Katy se alegró, ya que esa llamada, es de su amiga, Ana, que la acaba de salvar de tener otra pelea.
—Buenos días— Dice una voz a través de la otra línea del teléfono. —Paso a recogerte en 10 minutos.—
Katy se levanta corriendo para poder así arreglarse antes de que venga su amiga a recogerla.
Mientras se está arreglando su novio intenta justificar lo que pasó la noche anterior, sabe que si terminan, no tendrá donde ir, ya que la casa le pertenece a solo Katy.
—Me tengo que ir, no sea más pesado.— Responde Katy ya irritada antes las súplicas de su novio, durante la noche estuvo pensando lo que hacer y esa mañana ya lo tenía claro, iba a dejar a ese imbécil.
—Bueno cariño, hablamos cuando venga— Decía su novio mientras que ella recogía el proyecto que terminó anoche y su bolso.
—¡Adiós imbécil!— Contestó al cerrar la puerta y con una sonrisa en sus labios al ver a su amiga esperándola en el coche.
Al subir al coche de su amiga, Ana enseguida se dio cuenta de que algo iba muy mal con su amiga.
—¿Algún problema con el proyecto, o ha pasado algo con tu novio?— Le preguntó preocupada.
—Ahora no me apetece hablar— Dijo un poco malhumorada. —Luego en el almuerzo os cuento—
Las horas en el trabajo transcurre normal, katy pudo presentar el proyecto y llevarse una felicitación de su jefe.
Llegado la hora del almuerzo Katy y sus amigas se reúnen para comer en su restaurante favorito.
Dando un bocado a su trozo de solomillo a la pimienta y embobada en sus pensamientos, no se enteró que su amiga Ana le estaba hablando.
—Tierra llamando a Katy— Dice sonriendo, alargando su nombre de manera juguetona. —No te creas que me he olvidado de lo de esta mañana, suelta por esa boca— Escupió su amiga junto a un gesto con su mano.
—Lo de siempre chicas— Suelta Katy— El problema es que ayer fue a peor, encontré al imbécil de Luis meneándosela por la cámara del ordenador.
—Te lo dije— Soltó de golpe su amiga Marta. —Te dije hace tiempo que no era bueno para ti, que es un mujeriego— Siguió diciendo.
—Katy has aguantado mucho— Le soltó Ana.
—Tenéis razón— Dijo katy muy triste. —He aguantado mucho, anoche en la soledad de mi dormitorio ya tomé la determinación de dejarlo.—
Sus dos amigas tocaron las palmas de alegría.
—Me alegro, él nunca te ha dado a valer— Le dijo su amiga.
Katy sabía que sus amigas tenían razón, en todo estos años de relación katy ha tenido que aguantar muchos escarceos de su novio.
Los dos primeros años todo fue bonito, la llenaba de regalos e iban de viaje, pero cuando se fueron a vivir juntos todo cambio.
—Chicas— soltó de pronto Ana. —Porque no nos vamos de España, katy siempre dice que está agobiada y que siente que no pertenece aquí y Marta también quiere irse.—
—¿A donde nos vamos loca?— Preguntó Marta.
—Vamos a liarnos la manta a la cabeza y vámonos a Alemania, vamos a probar suerte allí.—
—No conocemos a nadie y no sabemos el idioma— dijo Katy incrédula, porque no mejor irnos a Escocia— Sugirió Katy.
—Pues por lo mismo que has dicho de irnos a Alemania, no conocemos a nadie— Dijo Ana. —En Alemania vive Sonia, ella nos puede ayudar, podemos pedir traslado a la empresa y Sonia nos podría ayudar con el alquiler, venga chicas vámonos allí— Empezó a decir muy animada.
Katy miro a sus amigas, como hablaban animadamente y haciendo planes para la nueva aventura.
Allí estaban sus dos amigas de la infancia, estaban juntas desde primaria, fueron juntas a la universidad, estudiaron lo mismo y trabajan juntas en la misma empresa.
Sus amigas sabían perfectamente, la baja autoestima de Katy, todo lo que pasó con su novio, allí estaba ella en el restaurante pensando que hacer, Alemania no era su país favorito, nunca se planteó irse allí, ella soñaba con irse a Escocia, “tal vez allí sea más feliz que aquí” pensó Katy.
—¡Chicas!— Soltó de pronto.
Las dos dejaron de hablar y la miraron atentamente.
—Ana, Alemania no es un país que me hace ilusión ir, pero podemos probar —Le comento katy a su amiga —Pero habla con Sonia, nos vamos para Alemania, tal vez allí nos vaya bien.—
Sus amigas la miraron con una gran sonrisa
En ese momento las tres alzaron sus vasos de Coca-Cola y brindaron por la nueva aventura que iban a iniciar.