Donde el desamor me llevó

Capitulo 5.

Llego enero y con eso el día en que tenían que ir a trabajar, estaban muy nerviosas, pues no sabían lo que se iban a encontrar.
Por suerte Sonia las llevó días antes para que no se perdieran.

—Vamos, Marta, aligérate, Sonia, nos está esperando, para irnos— Dijo una nerviosa Ana.

—¿Se puede saber por qué estás tan tranquila?— Le pregunto Ana a Katy.

—Para que ponerse nerviosa, no vamos a ganar nada— Le contestó.

Marta por fin salió del cuarto de baño y recogió sus cosas para poder ir al coche.

—Ya era hora, guapa, que vamos a llegar tarde el primer día de trabajo— Volvió a decir toda nerviosa.

—Katy, por favor, dale una tila, porque acabaremos de los nervios por culpa de ella— Dijo tan tranquila Marta.

Katy se rio al ver la cara de su amiga todo incrédula.
Se montaron en el coche y de camino al trabajo estuvieron practicando algunas palabras en Alemán para así saber qué decir.

Sonia las dejo cerca de la estación y se fue para su trabajo en el hospital.
Las tres amigas se montaron en el tranvía que le llevaba cerca del trabajo, estaban ansiosas por llegar y también asustadas porque no sabían lo que se iban a encontrar.

Cuando llegaron a su destino se bajaron rumbo al edificio, por suerte llegaron enseguida, ya que no estaba muy lejos.

—Buenos días, somos las tres nuevas chicas que fueron transferidas desde España— Dijo Katy a la secretaria.

La chica le sonrió y le indicó donde estaba la oficina de su nuevo jefe.

Cuando llegaron a la oficina un chico alto y rubio las recibió con una cálida sonrisa.

—Buenos días, seré vuestro nuevo jefe, vuestro antiguo jefe, ya me dio los datos de ustedes tres— Le contesto el chico rubio.

—Os voy a llevar hasta vuestra nueva mesa de trabajo— Le indicó su nuevo jefe.

—Controla esas babas— Le susurro Ana a Marta.

—Perdón, pero no me lo esperaba tan joven y guapo— Contesto Marta.

Katy las miraba sin dar crédito y poniendo los ojos en blanco.
El transcurso del día fue normal, no hicieron mucho a causa del idioma, todo estaba en alemán y ellas aún no sabía bien el idioma.

En la tarde terminaron su turno y se fueron para la estación, tuvieron que esperar al tren, Sonia no podía ir por ellas porque su turno aún no había terminado.

Llegaron a la casa, se ducharon y se prepararon algo para comer

—¿Cómo os fue el primer día de trabajo?— Le pregunto Sonia nada más llegar.

—Bien, aunque no hicimos mucho— Dijeron las tres a la vez

—No sabemos aún el idioma y todo nos sonaba a chino y está gente cuando se enfadan parecen a los orcos del señor de los anillos— Empezó a decir a Marta.

Las demás amigas empezaron a reírse por el comentario de Marta.

—En parte tienes razón, cuando se enfada no se le entiende— Dijo Sonia riéndose.

Estuvieron un rato viendo la tele y charlando de lo que estuvieron haciendo en el trabajo.

Se fueron a la cama y deseando que al día siguiente le fuera mucho mejor.

El tiempo pasaba y ellas estaban bien en el trabajo, se podían comunicar en inglés con eso al menos por lo pronto no había problema.

Llevaban un mes en el trabajo cuando su jefe las llamo para hablar con ellas.

—Pasar y sentarse— Les dijo su jefe cuando llamaron a la puerta.

Las chicas estaban nerviosas, pues se esperaban lo peor.

Su jefe las miro a las tres. —Lleváis un mes aquí y estoy contento con vuestro rendimiento— Empezó a decir.

—¿Hay un pero?— Preguntó de pronto Katy.

—Sí, pero no es algo que tengáis que preocuparse— Le contesto. —Os he llamado porque me gustaría deciros que aunque este contento con vosotras tenéis que aprender el alemán— Le soltó.

—No hay problema que habléis en Inglés, pero me gustaría que hablarais alemán— Le volvió a soltar.

Las tres amigas estuvieron de acuerdo en lo que su jefe decía, pero ellas veían complicado apuntarse en una academia.

Se fueron a su casa pensando en lo que su jefe le había dicho.

—Chicas lo siento, pensaba que esto de venir aquí iba a ser muy fácil— Comento Ana muy apenada.

—No te preocupes aprenderemos el idioma aunque sea por las noches antes de dormir— Le dijo Katy para tranquilizarla.

Cuando llegaron a la casa se lo estuvieron comentando a Sonia.

—Eso se veía venir—Les comento. —Son muy flexible hasta cierto punto. —Les volvió a decir.

Las tres amigas se miraron y pensando que hacer. —Yo os puedo ayudar un poco—hablo Sonia.

Durante los días siguientes las chicas estuvieron estudiando por las noches el idioma, Sonia había puesto pegatinas por toda la casa en cada objeto lo que significaba en alemán, así ellas podían saber que significaba los objetos de la cocina y de toda la casa.

Aunque al principio estaban animadas, vieron que no eran tan fácil, como pensaba, pero en ningún momento pensaron en rendirse.

—Sabía que el idioma era difícil, pero no tanto —Se quejó Ana.

—Nadie nos dijo que iba a ser fácil— Le contesto Katy.

—Mejor es irnos a dormir que mañana hay que madrugar— Dijo Marta muy soñolienta.

Katy en la cama estuvo repasando un poco el idioma, mientras que sus amigas estaban ya bien dormidas, de pronto recibido un mensaje del WhatsApp y al cogerlo no daba crédito a lo que estaba leyendo.

“Te echo de menos.”




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