Donde el desamor me llevó

Capitulo 6

Katy se quedó mirando el móvil, sabía de quien era ese mensaje, pero se extrañaba que se lo mandara, ya que por su hermana él estaba feliz con su nueva novia.

—Katy por favor apaga la luz.— Le dijo una soñolienta Ana.

Katy apagó la luz, decidió no decirle nada a sus amigas y tampoco darle importancia al mensaje.
En las siguientes semanas Katy seguía recibiendo el mismo mensaje, decidió ir con su amiga a cambiar el número pensando que así no la molestaría.

—Y eso como es que quieres cambiar el número —Le dijo su amiga.

—Vivimos aquí y ya va siendo hora de que cambie el número— Le dijo sin querer darle más explicaciones.

—¿Y si te llama el coreano?— Le contestó.

—Vamos a ver, llevó aquí dos meses ¿Crees que si ese chico me hubiera querido conocer ya me hubiera llamado? —Le preguntó Katy.

Ana que estaba escuchando la conversación no quiso meterse, pero sabía que a su amiga le pasaba algo. —Chicas voy con ustedes y así yo también me cambio el número.—Dijo para quitar hierro al asunto.

—Tú y yo tenemos que hablar— Le dijo antes de salir.

Las tres amigas salieron contentas de la tienda, no solo por el número nuevo, sino que también cada una se llevaron un móvil nuevo, como era sábado decidieron dar una vuelta y comer algo.

—¿Os apetece ir al zoológico de Karlsruhe?—Comento Sonia.

—El sitio es bonito y grande, aparte ustedes aún no habéis ido— Les dijo.

—¿Está lejos?— Pregunto Marta.

—No está muy lejos, podemos ir en el coche o en tren—

—Además podemos ir luego a una tienda española que hay cerca— Siguió diciendo.

Cuando las tres amigas escucharon la tienda española no se lo pensaron y se fueron corriendo para la estación.

Decidieron ir en tren porque el zoológico estaba cerca de la estación.
Tardaron casi una hora, en ese tiempo estuvieron planearon que comprar en la tienda.

Llegaron al zoológico y se asombraron de lo grande y bonito que era, pasaron una buena mañana, estuvieron viendo todos los animales y dándole de comer a las cabritas, también aprovecharon ellas para comer allí.

—¿Está muy lejos la tienda?— Preguntó Marta.

—No, está ahí al lado— Le contesto Sonia.

Llegaron a la tienda no compraron muchas cosas porque la tienda era chica y un poco cara, aparte ellas iban en tren y no querían ir cargadas.

—Oye, este sitio es caro— Dijo Ana. —Pero al menos tengo mi colacao —Volvió a decir.

—En Frankfurt hay otra tienda y tiene más cosas, si queréis podemos ir el sábado —Comento Sonia.

—Sí, por favor— Dijeron las tres a la vez.

—Pues ya está, ya tenemos planes para el sábado —Dijo muy animada Ana.

Llegaron a la estación estuvieron un rato esperando y en ese tiempo había un chico que no paraban de mirarlas.

—Soy yo o ese chico no para de mirar hacia aquí— Dijo Marta.

—Déjalo que mire total no vamos a hablar con él— Dijo Katy cansada de tanto esperar.

Se montaron en el tren, por suerte hubo sitio para que las cuatro se sentarán juntas, el chico que las estaba mirando antes se sentó cerca de ellas.

—Ese tío quiere algo, se ha sentado cerca de nosotras y no para de mirar, seguro que le gusta una de ustedes —Dijo muy convencida Sonia.

Las amigas pasaron del chico y se pusieron hablar para lo del sábado y mirando lo que habían comprado.

En un momento de que estaban distraídas, el chico se le acercó.

—Hola, os he estado observando a las cuatro y tenéis una sonrisa muy bonita ¿Cómo os llamáis?— Pregunto el chico.

Las chicas se presentaron.

—Esta que está aquí tan sería se llama Katy.— Soltó de pronto Ana.

Katy se quedó mirándola con la boca abierta y sin saber qué decir.

—Encantado chicas, mi nombre en Andreas.— Dijo presentándose el chico.

—¿De dónde sois?— Quiso saber Andreas.

—Somos de España, pero ahora vivimos en Hirschhorn— Fue esta vez Sonia la que habló.

—¿Tú de dónde eres?— Quiso saber Marta.

—Vivo en Heidelberg— Dijo Andreas.

—Katy, ¿Me podrías dar tu número de teléfono, para invitarte a un café?— Soltó todo tímido.

—Claro que ahora te lo va a dar— Dijo Ana.

Katy la miro todo seria y no tuvo más remedio que darle su número.

—Gracias, luego te mando un mensaje para quedar el día y la hora— Le dijo antes de sentarse cerca de ellas.

Llegaron a su destino, se despidieron de Andreas y se montaron en el coche rumbo para su casa.

En el camino Andreas le mando un mensaje a katy.
—Hola. ¿Te parece bien quedar mañana a tomar un café?— Le escribió por mensaje.

Katy se quedó mirando el mensaje, sus amigas le animaron para que le dijera que sí.

—Está bien, ¿te viene bien a las cuatro y medio? —Le escribió.

—Perfecto, nos vemos mañana a esa hora en Heidelberg, te espero en la estación— Le contesto,
Sus amigas la miraron ilusionada.

—Has ligado y encima con un chico guapo— le dijo Marta todo entusiasmada.

—Solo voy a tomar un café, no adelantes acontecimientos— Le contesto sin más.

Llegaron a la casa y se pusieron a cenar, en esa Ana estaba mirando casitas por Heidelberg, habían decidido alquilar algo cerca de su trabajo.

—Entonces, Sonia, ¿te animas a vivir con nosotras en Heidelberg? —Le dijo Ana.

—Me da pena dejar este pueblo— Contesto Sonia. —Pero ya estoy acostumbrada a estar con ustedes, me sentiría sola en esta casa, así que si, me voy a Heidelberg con ustedes— Le dijo muy animada.

En la habitación Katy se puso arreglar el móvil y cambiando los contactos.

—Espero que con el número nuevo este imbécil no me mande más mensajes —Pensó.

Estaba a punto de acostarse cuando recibido un mensaje de Andreas dándole las buenas noches, sin querer sonrió a la pantalla.

—Esa sonrisa, me suena a que es ese chico—soltó Ana.

Katy la miro sobresaltada, ya que no se la esperaba.—Me has asustado— Soltó de pronto.

Ana empezó a reírse al ver a su amiga toda nerviosa.
—Venga anda, vamos a dormir que mañana tienes una cita —Dijo toda burlona.




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