Donde el desamor me llevó

Capitulo 10

Inverness (Escocia).

Jamie estaba con sus amigos en el bar donde siempre iban a tomar unas cervecitas; estaban contando sus batallitas.

Jamie era alto; su 1,80 rubio y de ojos azules volvían locas a todas las chicas que él veía.

—Bueno, Jamie, ¿qué pasó con la pelirroja con la que quedaste el otro día? —decía su amigo, mientras bebía su cerveza.

—Solo se quedó en una salida —dijo mientras daba un sorbo a su bebida con una sonrisa pícara.

—Ya sabéis que no quiero una relación seria —dijo Jamie a sus amigos.

—Hasta que te llegue la indicada —dijeron todos riéndose.

Jamie miró a sus amigos y vio cómo Niall lo miraba; él más que nadie sabía lo mal que lo había pasado.

Hace dos años se iba a casar, pero un día antes de la boda un loco borracho atropelló a su novia dejándola mal herida en la carretera; lamentablemente, no sobrevivió.

Ese acontecimiento dejó muy mal a Jamie.

—Tienes que dejar el pasado atrás —dijo Niall, despertándolo de sus pensamientos.

—Dije que no iba a amar a nadie, que solo iba a tener rollos —dijo cabizbajo.

Jamie, aunque decía que no quería amar a nadie, de vez en cuando echaba de menos tener a alguien con quien compartir momentos, pero ninguna de las que había conocido le gustaba para pasar el resto de su vida con ellas.

Niall le dio un golpe para que volviera a la realidad; no se había dado cuenta de que había llegado la comida.

Estuvieron comiendo, bebiendo y cantando.

—Menos mal que mañana es domingo, si no, ¿quién va a ir a la oficina? —dijo un ya borracho Malcom.

Todos se echaron a reír; después de allí querían ir a bailar, pero tanto Niall como Jamie dijeron que no.

Jamie no tenía muchas ganas; pensar en su novia lo dejaba mal y eso Niall lo sabía, por eso prefirió estar con él por si se emborrachaba más de la cuenta.

A la salida del bar, se acercó una mujer a ellos.

—Déjame que os vea el futuro —dijo agarrando la mano de Malcom.

Él le apartó la mano y le dijo que le leyera el futuro a su amigo Jaime.

Jamie se puso pálido; él no cree en esas cosas, pero por no hacerle un feo le dio la mano.

—Tú has sufrido una gran pérdida y aún sufres por eso —le dijo nada más al ver la línea de su mano.

Jamie se quedó en silencio; no sabía qué decir.

—¿Cómo esta mujer sabe esto? —se preguntó.

—Pues déjame decirte que ella no era la que estaba destinada para ti —le decía mientras le seguía leyendo la mano.

Jamie se puso rojo de la furia.

—¿Cómo se atreve esta mujer a decirme esto? —dijo furioso a Niall.

Quiso irse, pero la mujer no lo dejaba ir.

—¿Sabes la leyenda del hilo rojo? —le preguntó a Jamie.

—No sé qué chorrada es esa —le dijo ya cabreado y con ganas de irse de allí.

—El hilo rojo es donde estás atado a la persona que está destinada para ti —le contó.

—Y leyendo tu mano, veo que esa persona la vas a conocer pronto y no es de Escocia —le dijo antes de terminar.

Niall le dio unos billetes y se fueron de allí; no quería que Jamie se peleara con la mujer.

—¿Qué bromas son estas? No tiene gracia —dijo un cabreadísimo Jamie.

—Venga, tranquilízate. —Niall intentó calmar a su amigo.

—¿Qué pasaría si te dijera a ti esa broma? —volvió a decir enfadado.

—No le daría importancia; ya sabes, soy como tú, un picaflor —dijo riéndose para calmar las cosas.

Jamie lo miró y no pudo contener una sonrisa.

—También te llegará la tuya, como me dices a mí —empezó a decir para molestarlo.

Su amigo tampoco quería una relación seria; él se llevó un desengaño.

—Venga, vamos a tu casa que estás borracho —decía Niall mientras cargaba a Jamie.

—No me voy con la rubia que había en el bar, que no paraba de mirarnos —dijo todo picarón.

Niall puso los ojos en blanco, lo subió a su coche y le dijo a la chica que se fuera para su casa.

Jamie estaba de mal humor; su amigo fastidió su noche con la chica rubia y encima lo que le dijo la gitana.

Empezó a reírse; Niall lo miró y le preguntó qué le pasaba.

—Te crees lo que dijo la gitana, que iba a conocer a una chica que no sé qué rollo de un hilo rojo —decía entre risas.

—Jamie, esas cosas no son para reírse —le dijo su amigo.

Llegaron a casa de Jamie; Niall tuvo que ayudarlo porque no se podía mantener en pie.

—El que iba a quedar con la rubia —empezó a reírse su amigo.

Niall lo llevó a su apartamento y lo acostó en la cama.

—Buenas noches, picaflor —le dijo antes de irse.

En la mañana, Jamie se levantó con un fuerte dolor de cabeza, se duchó y se tomó una taza de café.

Mientras se tomaba el café, empezó a recordar lo que la gitana le había dicho.

—Que llegará pronto —bufó.

Jamie, después de lo que le pasó, ya no quería ninguna relación.

—Pero, y si es verdad lo que dice, ¿dónde estará esa persona? —se dijo a sí mismo.




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