Donde el desamor me llevó

Capitulo 14

Llegó el sábado. Las chicas se levantaron muy temprano para tener la casa un poco presentable. Mientras Sonia y Marta arreglaban el porche, Katy y Ana arreglaban un poco la casa, por lo menos dejar la parte de abajo algo presentable.

—Mete todas las cosas en el sótano; ya mañana lo arreglamos todo mucho mejor —le indicó Katy a Ana.

Marta entró a la cocina por unos trapos para limpiar las mesas.

—Vas a tener suerte, Katy, el día está muy bueno—le dijo Marta.

—Menos mal, así podemos hacer la barbacoa —le dijo Katy muy apurada.

—Ana, ¿Klaus va a traer la tarta? —preguntó Marta cuando Ana estaba subiendo las escaleras.

—Me ha dicho que cuando él venga en la tarde va a traer la tarta —le contestó Ana.

Katy estaba limpiando todo y no se dio cuenta de que Ana le estaba hablando.

—Katy, te están llamando al teléfono —le gritó Ana.

—Perdona, estaba con la música —le dijo, quitándose los cascos.

Contesto a la llamada; era Andreas confirmando que al final sí podía ir al cumpleaños. Katy, en parte, se alegró de que viniera, pero dudaba porque no lo notaba muy convencido.

—¿Va a venir al final Andreas? —preguntó Ana.

—Él dice que sí —le contestó Katy.

—Katy, ¿no te parece raro que no te llame en toda la semana y solo os veáis los fines de semana? —le dijo Marta.

Katy no supo qué contestar porque su amiga en el fondo tenía razón: no hablaban en toda la semana y solo se ven los fines de semana.

—Puede ser por el trabajo —le dijo, quitándole importancia.

Ana y Marta se miraron, pero no quisieron decirle a Katy sobre sus dudas; ella pensaba que Katy estaba ilusionada con Andreas.

Las chicas pararon un rato y comieron algo; en la tarde empezaron a llegar los invitados. Klaus llegó con la tarta y enseguida se puso con la barbacoa.

—¿Por qué habéis comprado las velas con número? —se quejó Katy.

—Porque preferimos así en vez de comprar treinta velas —le dijeron sus amigas.

—Me hubiera confirmado con dos velas —le dijo Katy.

Metieron la tarta en el frigorífico y salieron para el porche, para recibir a sus compañeros de trabajo. Estaban comiendo y bebiendo cuando Katy recibió un mensaje.

—Katy, lo siento, no puedo ir; mi sobrino se ha caído de la bicicleta y lo voy a llevar a urgencias —leyó en el mensaje.

Katy ya se lo imaginaba, que no iba a ir a su cumpleaños;guardó el móvil y siguió comiendo.

—¿Al final no viene Andreas? —le preguntó Sonia.

—No, dice que su sobrino se ha caído de la bicicleta —le contestó Sonia.

—Le puede llevar su padre —dijo algo enojada Ana.

Katy quiso zanjar el tema y seguir con la fiesta; se lo estaba pasando bien y no quería estropearlo.

Al rato recibo otro mensaje de Andreas, mandándole una foto con su sobrino.

—Mi sobrino y yo te deseamos un feliz cumpleaños —decía en el mensaje.

Katy se lo agradeció y apagó el móvil, continuando con la fiesta.

Cuando llegó la tarta, sus amigas le dijeron que no se olvidara del deseo. Katy puso los ojos en blanco y apagó las velas.

Llegado ya casi la noche, la fiesta terminó; sus compañeros ya se habían ido, las chicas recogieron todo del porche y Ana se fue a dar una vuelta con Klaus.

—¿En qué piensa? —le preguntó Sonia.

—No, estoy pensando en nada —le dijo Katy.

—Katy, que nos conocemos —le dijo su amiga.

—Estás pensando en Andreas y en lo que ha hecho hoy —le dijo su amiga.

—¿Tienes duda, verdad? —volvió a preguntar.

Katy la miró; su amiga tenía razón, ella dudaba de querer estar con Andreas.

—Es que no estoy segura de querer a Andreas, ya me llevé un desengaño, no quiero llevarme otro —dijo muy apenada.

Sonia la miró; le daba pena su amiga, había tenido muy mala suerte en el amor.

—Katy, si no estás segura , déjalo; ya llegará esa persona —fue esta vez Marta la que habló.

—Chicas, no lo sé, quiero darle una oportunidad —le dijo Katy.

Sus amigas decidieron cambiar de tema, no querían poner a Katy más triste; recogieron las cosas, terminaron de fregar y pusieron todo en bolsas de basura.

—Bueno, me voy a la cama, que mañana hay muchas cosas que hacer aquí —dijo Katy, terminando de guardar los vasos.

Sonia y Marta se fueron para sus habitaciones; al esto llegó Ana.

—Todavía estás liada con las cosas —dijo Ana cerrando la puerta.

—Ya hemos terminado —le dijo Katy; las dos se fueron para arriba y entraron en sus respectivas habitaciones.

Katy puso su móvil a cargar y, al encenderlo, vio varias llamadas perdidas de Andreas y mensajes de él.

—Katy, perdóname por no haber ido a tu cumpleaños —le ponía en el mensaje.

—Mi hermaname pidió ese favor; su marido está trabajando en Múnich y no puede venir —leyó esta vez.

Katy cogió el móvil y lo llamó. Estuvieron un rato hablando; quiso saber cómo estaba su sobrino, estuvieron charlando un rato.

—Andreas, no te preocupes, no pasa nada si no quedamos mañana —le tranquilizó Katy.

Para ella era mejor;así arreglaba su dormitorio. Se despidieron; Katy puso en su mesita el móvil.

Se acostó y estuvo pensando en lo que había hablado con sus amigas. Ella estaba en duda; se lo pasaba bien con Andreas, pero aún dudaba de sus sentimientos. Lo pasó muy mal con Luis y no quería volver a pasar lo mismo. Al rato escuchó un pitido en su móvil, fue a mirar pensando que Andreas le había mandado mensaje; cuando vio el número, se quedó en shock.

—¿Has cambiado de número? —leyó.

Tenía el móvil en sus manos mientras veía como le escribía otro mensaje.

—No me he olvidado de ti, feliz cumpleaños —decía en el mensaje.

Katy, corriendo, apagó el móvil.

¿Quién le habrá dado mi número nuevo? —se preguntó.




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