Donde el desamor me llevó

Capitulo 15

Al día siguiente Katy se levantó un poco tarde; estaba cansada del día anterior y el mensaje de Luis la dejó pensando casi toda la noche. Recibió un mensaje de Andreas lamentando que no podían quedar en la tarde; ella lo agradeció, no tenía ánimos de nada. Bajó las escaleras y escuchó a sus amigas hablando.

—Buenos días, dormilona —le dijo Marta.

—Qué mala cara tiene, ¿a ti te pasa algo? —le dijo Ana un poco preocupada.

—No me pasa nada, no he dormido bien, es solo eso —le dijo.

Se puso un café y una tostada en la bandeja y se sentó en la mesa a desayunar.

—¿Vas a salir hoy? —le preguntó Sonia.

—No, Andreas se va a quedar con su sobrino —dijo, untándose mantequilla en la tostada.

—Aprovecharé para arreglar mi cuarto y ayudaros en la casa —dijo dando un mordisco a su tostada.

Después de desayunar, se vistió y se puso a arreglar su dormitorio;metió toda la ropa en el armario y puso en la cómoda todos sus maquillajes y perfumes.

Al terminar su dormitorio, se puso con Marta a limpiar el porche, mientras que sus otras amigas arreglaban la casa. Descansaron un poco para comer y estuvieron riéndose y recordando anécdotas cuando vivían en España.

—Katy, ¿te acuerdas cuándo fuimos a la feria y una mujer se acercó a leerte la mano? —le preguntó Ana.

—No me quiero acordar de esa mentirosa —dijo Katy riéndose.

—¿De qué me perdí? —quiso saber Sonia.

—En la feria hace cuatro años se acercó una mujer a Katy y le leyó la mano, le dijo que Luis era muy mujeriego —dijo Marta.

—Eso no hace falta que te lo diga esa mujer, te lo hemos dicho todas —dijo Sonia.

Las cuatro no pudieron evitar reírse. Ana siguió contando lo que le dijo la mujer.

—¡También te dijo que él estaba destinado para ti, no era de España! —exclamó Sonia.

—¿Será Andreas? —Volvió a preguntar.

—No creo, no se acerca a la descripción que le dio la mujer —dijo Ana.

—Yo no creo en lo que dijo esa mujer, solo quería sacarme dinero —dijo Katy.

—¿Pues si no es Andreas, quién puede ser? —volvió a preguntar Sonia.

—A saber dónde estará metido. —Esta vez fue Marta la que habló.

Ivernees.

Jamie se levantó a las siete de la mañana, se vistió rápido y miró a la mujer que dormía en la cama. Con mucho cuidado salió de la casa; no quería despertarla.Él siempre que se acostaba con una mujer salía bien temprano para no desayunar con ella; no era su costumbre.Él era de una sola noche, no quería dar buenos días ni tampoco desayunar con ellas.
Cuando salió del apartamento ya había amanecido; se montó en su coche y se fue a su casa. Al llegar, se acostó en su cama y, al rato, recibió una llamada.

—Buenos días, picaflor —le dijo su amigo Niall.

—Vas a venir hoy con los chicos a comer —continuó hablando.

—Buenos días a ti también, Niall. Sí, al mediodía voy al sitio de siempre, pero ahora voy a descansar —le dijo Jamie.

—A la hora de siempre estamos allí; te dejo que seguro la chica de anoche te habrá dejado agotado —dijo Niall riéndose.

Jamie le colgó el teléfono y durmió un rato. A las once y media se duchó y se preparó para irse, bajó a la calle y se montó en su coche. Llegó al bar donde sus amigos ya estaban allí; por suerte esta vez pudo aparcar cerca del bar. Cuando entró, vio a sus amigos charlando animadamente.

—Ya llegó nuestro picaflor —dijo Niall.

—Anoche triunfaste —dijo Malcom, guiñándole un ojo.

Jamie puso los ojos en blanco, se sentó y pidió una cerveza.

—¿De qué estabais hablando? —preguntó Jamie.

—Estamos hablando de lo del mes que viene —dijo Niall.

—¿Vas a venir esta vez? —quiso saber Malcom.

Jamie se quedó mirando a sus amigos.Hacía dos años desde el trágico accidente de su novia que no iba al aniversario de lo de Culloden; el tiempo que estuvo con ellas iban juntos; desde el accidente no quería ir.

—Deberías de venir, tienes sobre todo por tu clan, sabemos todo, pero tienes que olvidar —le dijo un preocupado Niall.

Jamie estuvo un rato en silencio, hasta que al fin miró a sus amigos y sonrió.

—Tenéis razón, chicos, vamos a ir el mes que viene a Culloden; además, a Gillian sé que le gustaría que fuera a hacer honor a mi clan.

—Así se habla, McGregor —dijo Aiden.

—Pues bien, tenemos que hacer planes en qué coche vamos a ir, a la hora que tenemos que salir —empezó a decir Malcom.

Niall y Jamie miraron a un entusiasmado Malcom; el camarero llegó con las bebidas y la comida. Los chicos estaban comiendo y escuchando a Jamie sobre su cita con la chica morena.

—Entonces, esa es la chica? —dijo esa misteriosa mujer. —Preguntó Aiden.

—Esa chica es de aquí; la mujer dijo que no era de Escocia —le recordó Malcom.

—Ya dije que no quiero hablar de eso y no me creo nada —dijo Jamie.

—Ya veremos si es verdad o no —dijo Malcom.

Jamie le miró muy serio; Malcom se rió y levantó las manos en señal de rendición. Ya no iba a recordarlo más por el momento.

—Dejamos de hablar de esa supuesta chica y vamos a terminar con los planes —dijo Niall, cambiando de tema.

Los chicos estuvieron de acuerdo; Jamie estaba hablando con sus amigos y haciendo planes para Culloden. Después de dos años iría otra vez, pero esta vez sin su novia.

—Si es cierto lo que dice esa mujer, me gustaría llevarla allí y enseñarle la piedra que está allí en honor a mi clan —pensó Jamie.




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