Donde el desamor me llevó

Capitulo 16

Al día siguiente, Katy estaba en su trabajo haciendo un proyecto que su jefe le había mandado. No paraba de pensar en el maldito mensaje de Luis, estaba enfadada, no sabía cómo había obtenido el nuevo número, tampoco quería mandarle mensaje porque eso era como darle esperanza.

—Katy, ¿estás aquí? —le preguntó una compañera de trabajo.

—Sí, Silvia solo estaba pensando en cosas mías —le dijo para tranquilizarla.

Katy y su compañera se pusieron a terminar el proyecto; la tarde pasó enseguida. Estando en la parada de autobús, recibió un mensaje de Andreas.

—Hola Katy, de verdad, perdona por no haber estado este fin de semana contigo, pero mi sobrino quería estar conmigo —decía en el mensaje.

—Andreas, no te preocupes, ya nos veremos este fin de semana —le escribió Katy.

—¿Quién era, Andreas? —quiso saber Marta.

—Sí, otra vez pidiendo disculpa por lo del sobrino —le dijo Katy.

Ana y Marta no quisieron decirle más nada; la veían agobiada y no era precisamente por Andreas. Ana estaba preocupada porque se hacía ya una idea de quién podía ser y lo que más le molestaba es que Katy no le dijera nada y esté llevando sola todo ese acoso del idiota Luis.

Prefirió callarse y esperar a que su amiga Katy lo contara.

Llegaron a la casa; Sonia estaba a punto de irse, tenía turno de noche. Se despidió de sus amigas; las chicas entraron, arreglaron lo que tuvieron tiempo, se ducharon y se pusieron a ver una película.

—Katy, ¿vas a ir este verano a España? —le preguntó Ana.

—Me gustaría ir, tengo que hablar con nuestro jefepara ver si me puede dar vacaciones en julio, que es cuando Andreas también tiene vacaciones —dijo Katy.

—Klaus las tiene en agosto, yo las pediré el mismo mes; me quiere llevar a Italia —dijo una emocionada Ana.

—Qué suerte, yo no tengo a nadie que me lleve de vacaciones, tendré que quedarme aquí —dijo una triste Marta.

Ana y Katy se rieron; no podían evitar sentir ternura por ella. Era la única que aún no había conocido a nadie, aparte de Sonia.

—Ya conocerás a alguien —le dijo Ana para tranquilizarla.

La semana pasó rápido para las chicas entre el trabajo y arreglar la casa nueva; cuando se dieron cuenta, era sábado.

El sábado se levantaron temprano. El día estaba bueno para ser la última semana de marzo; las chicas habían decidido ir al museo. En el tiempo que llevaban en Heidelberg no habían tenido oportunidad de ir al museo. Esa mañana se arreglaron y fueron primero a desayunar y luego al museo. Quedaron asombradas. Ana, que es una amante de la historia, fue la que más disfrutó ver los cuadros de todos los reyes.

—¿Sabes que no se pueden hacer fotos, verdad? —le dijo Sonia.

—Si tú no hablas en alto y yo no pongo el flash, nadie se va a dar cuenta —dijo Ana.

Visitaron todo el museo. Lo que más les gustó, aparte de los cuadros, fue la exposición de los vestidos de cada época y también la habitación con muebles de la época victoriana.

Salieron de allí con ganas de volver otra vez.

—Para la próxima podemos ir al museo que hay de la cultura asiática —le dijo Sonia.

Todas estuvieron de acuerdo, miraron donde iban a comer, Ana mandó un mensaje a Klaus para quedar con élen la tarde.

Katy no había recibido ningún mensaje de Andreas.

—No sé,pero algo me dice que hoy no vas a quedar con él—dijo Marta.

Katy la miró de reojo y se tuvo que morder la lengua; no tenía ganas de discutir, estaba pasando un buen sábado con sus amigas. Después de discutir dónde comer, al final decidieron ir a un restaurante de comida española. Por suerte, el sitio estaba abierto y pudieron comer pescado frito, ya que las chicas llevaban meses que no comían pescado típico español. Al rato, Katy recibió un mensaje de Andreas.

—Katy, lo siento, no puedo quedar hoy ni mañana contigo; tengo el lunes un juicio y tengo que trabajar en el caso —leyó en el mensaje.

Katy no le contestó, guardó su teléfono y siguió comiendo. Sus amigas se le quedaron mirando y esperando a que Katy dijera algo.

—Bueno, ¿vas a decir lo que decía en ese mensaje? —fue Ana la primera en preguntar.

—¿Te has pensado en meterte a leer el futuro? —le preguntó a Marta.

Con esa pregunta ya sus amigas adivinaron que el mensaje era de Andreas.

—No vas a quedar con él, ¿verdad? —le dijo Ana.

—Ni hoy, ni mañana —le contestó.

Sus amigas se quedaron mirando a Katy, siguieron comiendo y cambiaron de conversación; no querían agobiarla con más preguntas y tampoco querían enfadarla. Después de comer se fueron a mirar tiendas. Marta necesitaba comprarse ropa y las chicas de camino también se compraron cosas. Luego, antes de irse, decidieron ir al chino a comprar ramen.

También hicieron sus compras; tenían el frigorífico casi vacío.

Ya en el coche, Ana recibió mensaje de Klaus para decirle la hora en que iban a quedar. Por el camino a la casa estuvieron hablando y haciendo planes para hacer en la noche.

—Ana se va con Klaus. ¿Hacemos algo nosotras? —preguntó Sonia.

—Podemos salir a dar una vuelta —dijo Marta.

—No es mala idea. ¿Qué te parece, Katy? —preguntó Sonia.

A Katy no le pareció mala idea; necesitaba salir, porque quedándose en la casa se pondría a pensar en el plantón de Andreas y en el mensaje de Luis.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.