Donde el desamor me llevó

Capitulo 33

Jamie se fue para Katy para decirle algo; vio que ella no se echó para atrás, sino que se puso desafiante. Eso a Jamie le gustó, se quitó ese pensamiento de la cabeza;él la veía como un pija.

—Así es, no me gustas, ni me atraes, ni te quiero meter en mi cama; ¿te has visto?, no eres mi tipo y tan poco eres tan guapa —le dijo Jamie queriéndole hacer daño.

katy asintió con la cabeza pero en el fondo esas palabras le molestaron un poco, hizo un gesto con la mano a Jamie para que se fuera,Jamie ese gesto no sabía porque pero le hizo gracia,se acercó a ella para decirle algo más, la miró a sus ojos esos ojos que lo miraba desafiante, quería decirle todo lo que pensaba de ella,pero de pronto la agarró por la nuca y la besó,Katy no se esperaba esa reacción pero se dejó besar puso sus manos en la cara de jamie ,abrio su boca para que la lengua de jamie entrara y jugará con su lengua,Jamie la beso con rabia y a la vez con pasión,la llevo hasta la pared del edificio y la siguio besándo,no quería parar,pero aparto sus labios de ella ,el sabia que si no paraba la podía hacer suya ahí mismo.

Cuando se separaron, puso su frente en la frente de ella; los dos estaban jadeando por ese beso.

—Me voy, porque si sigo no voy a responder de mis actos —dijo Jamie.

Él se fue de allí dejando a Katy confundida por lo que acababa de pasar.

Katy entró en el edificio, abrió la puerta y, tal como entró a su casa, se sentó en el suelo apoyada en la pared.

—Katy, ¿estás loca? ¿Qué has hecho? Te has dejado besar por ese mujeriego —se dijo Katy tocándose los labios.

Nadie le había besado de esa manera, con tanta pasión y a la vez con tanta rabia, pero en el fondo a Katy ese beso le gustó.

Katy se levantó y se fue para su habitación, se cambió y se acostó.

—Katy, no pienses más, te prometiste no estar con nadie más —se dijo mientras se acostaba. Intentó dormir, pero le costó; solo pensaba en ese beso y que no le importaría repetirlo.

Jamie se fue de allí corriendo. Estaba confundido por lo que acababa de hacer; se montó en su coche y se fue para el pub donde sus amigos le esperaban. Aparcó el coche en la entrada del pub, pero no quiso entrar al pub porque sus amigos iban a notar lo alterado que estaba y le iban a estar preguntando, así que arrancó el coche y se fue a su casa.

Cuando llegó a su apartamento y se sentó en el sofá, no paraba de pensar en lo que había pasado. Lo que más le sorprendió es que ella le correspondió al beso; en el fondo le gustó haberla besado.

—Jamie, maldita seas, ¿qué has hecho? Ahora, ¿cómo la vas a mirar el lunes? —se dijo a sí mismo.

Pero no se arrepentía de lo que había hecho; es más, si no hubiera parado, la hubiera hecho suya. Tuvo que quitar ese pensamiento de su cabeza; el hecho de pensar en Katy desnuda en la cama y en sus brazos lo estaba excitando.

—Jamie, deja de pensar en eso, Katy no es como las otras chicas, ella no es una chica de una sola noche, es tu compañera de trabajo —se decía a sí mismo.

Se fue a su cama, quería dormir y olvidar todo, pero al acostarse e intentar dormir no podía; solo podía pensar en ese beso.

Al día siguiente Katy se levantó confusa por lo que pasó la noche anterior; no sabía cómo reaccionar el lunes en el trabajo. Después de levantarse y desayunar, decidió olvidar lo que pasó. Hablaría con Jamie para que la próxima vez se controle. Ese fin de semana Katy lo pasó recorriendo Inverness; tenía mucho que conocer aún

Jamie se levantó también confuso; no paraba de pensar en ese beso. Lo que sintió al besarla no lo había sentido ni con su novia Gillian y eso a Jamie no le estaba gustando. Se levantó, preparó su bolsa de deporte, puso dos pantalones, un par de mudas y camiseta y salió de su casa. Se montó en el coche rumbo a Dornie y decidió pasar el fin de semana en casa de sus padres. Al llegar a la casa, vio a su madre en el jardín desayunando y contemplando las vistas del castillo de Eilean Donan.

—No te cansas nunca de esas vistas, mamá —dijo Jamie acercándose a su madre.

—Jamie, cariño, ¿por qué crees que compramos esta casa y con estas vistas? —dijo levantándose y dándole un abrazo.

Al rato salió el padre de Jaime y le dio un abrazo; se sentaron en la mesa y se tomaron un café.

—¿Cómo te va todo, cariño? Ya hacía tiempo que no venías aquí —le dijo su madre.

—He estado muy liado con el trabajo, os echaba de menos y necesitaba salir de Inverness —le dijo Jamie.

—¿Algún problema con alguna chica? —quiso saber su padre.

Jamie declinó esa idea; sus padres lo miraron, sabían que mentía porque se puso un poco nervioso, pero no quisieron decirle nada. Ya Jamie se lo diría cuando llegara el momento. El resto del día, Jamie ayudó a su madre con el jardín; así se quitaba de la cabeza el beso con Katy. Su madre se le acercó y, acariciando la cabeza, le habló.

—Jamie, soy tu madre y te conozco, algo te pasa y sé de seguro que hay una chica que te quita el sueño —le dijo su madre.

—Se llama Katy, es una chica nueva del trabajo. No sé por qué motivo me trata con indiferencia. Chocamos a veces, pero ayer nos enfadamos, empezamos a decirnos cosas y de pronto la besé y no se me quita de la cabeza a esa pija engreída —le contó Jamie a su madre.

Ella lo miró, lo abrazó y se limitó a sonreírle. En el fondo, sabía que a su hijo le gustaba esa chica y, por una parte, estaba feliz porque así dejaría marchar a Gillian; lo que le preocupaba era si esa chica sentía lo mismo.

—Cuando tengas algo con ella, quiero conocerla, quiero conocer a la chica que te quita el sueño —le dijo siguiend

o con su tarea en el jardín, dejando a Jamie confundido.




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