Donde el desamor me llevó

Capitulo 34

El lunes Katy se levantó como siempre a la misma hora. No había pensado en qué decirle a Jamie; había optado por ignorarlo. Bastante problema tenía para darle importancia a un simple beso. Luis había estado molestándola el fin de semana, felicitándola por su cumpleaños y queriendo volver con ella. Lo quería bloquear, pero no podía porque así podía tener más pruebas para la denuncia que tenía puesta. Se vistió y salió de su apartamento hacia el autobús, su rutina diaria desde hace tres meses. Llegó a la oficina pensando en lo que se iba a encontrar.

—Buenos días, Katy. ¿Cómo pasaste el fin de semana? —le dijo un animado Niall.

—Buenos días, pues bien, estuve visitando un poco Inverness para conocerlo un poco más —le dijo Katy.

—Katy, cuando quieras visitar esta ciudad o cualquiera de los alrededores, nos lo puedes decir y planeamos con el grupo. Aparte, le caíste bien a mi novia y al resto del grupo —le dijo Malcom.

—Te tomo la palabra, Malcom —le dijo Katy al sentarse.

Ella miró hacia la mesa de Jamie, pero él no estaba. Le pareció raro, ya que él siempre llegaba antes que ella. Al rato lo vio venir y se tensó; no se atrevía a mirarlo a la cara. Lo mismo le ocurrió a él: saludó a sus amigos, pero a ella no se atrevió a hablarle.

—Oye, te estuve llamando todo este fin de semana. ¿Que alguna chica te tenía ocupado? —dijo Malcom.

Jamie miró a Katy tras ese comentario y vio que se ponía más tensa; no quería que pensara que los rumores fueran verdad.

—Malcom, idiota, estuve en casa de mis padres —le dijo Jamie, queriendo zanjar el asunto.

Jamie se sentó y se puso a hacer sus trabajos, miró a Katy, que ella seguía mirando sus papeles; no se dirigieron la palabra en todo el día.

—Malcom, me da que ha pasado algo entre estos dos, no se han mirado en todo el día —dijo Niall observándolo.

Malcom asintió con la cabeza, pues él también se había dado cuenta. Llegó la tarde y cada uno recogió sus cosas; Jamie y Katy se quedaron para terminar el proyecto. Cuando ya estaban solos, él se acercó a ella para hablar de lo que pasó.

—Katy, sobre lo que pasó el viernes, lo siento, fue un impulso, de verdad que lo siento —le dijo Jamie.

—Mira, dejémoslo, dices que fue un impulso, algo que no tenía que haber pasado y espero que no vuelva a suceder —le dijo Katy.

Jamie asintió, siguieron con el trabajo, pero él estaba más pendiente de ella que de otra cosa. De vez en cuando tenía que mirar a los papeles para que Katy no se diera cuenta. Katy también le miraba con disimulo; no podía creer que la besara y luego se fuera a la cama con otra. Pensaba que lo de ir a ver a sus padres era excusa. Jamie miró el reloj; Katy lo observó.

—Es mejor que terminemos por hoy; seguro que tu cita de este fin de semana te está esperando —le dijo Katy.

—Katy, no tuve ninguna cita, me fui a casa de mis padres —le explicó Jamie, notando cierto enfado en las palabras de Katy.

—Estará celosa —se dijo Jamie, con algo de esperanza.

Katy recogió sus cosas y declinó la oferta de que Jamie la llevara a su casa. Cuando llegó a su casa, hizo la misma rutina de todos los días: llamó a sus amigas y estuvieron un rato hablando.

El mes de marzo estaba terminando y las cosas en la oficina iban exactamente igual: Katy y Jamie con sus proyectos e intentando olvidar lo del beso.

A principios de abril, Niall y Malcom estaban en la sala de descanso, cuando llegó Katy.

—Oye, Katy, estamos planeando el día 16 ir a Culloden. ¿Te apuntas? —le preguntó Malcom.

—Sí, siempre he querido ir —le dijo Katy.

—Pues estás apuntada, no te eches para atrás —le dijo Niall.

Jamie llegó al rato; estaba un poco cascarrabias. Sus amigos lo miraron; sabían ya el porqué de esa actitud. Se sorprendieron de que le hablara mal a Katy, pero ella no se calló, se fue de allí no sin antes mandarlo a la mierda.

—Oye, Jamie, te has pasado, ella no tiene la culpa de que hoy sea el aniversario de la muerte de Gillian —le dijo Niall.

—Lo siento, es verdad, luego le pediré disculpa, pero es que hoy hace tres años —dijo Jamie.

—Jamie, tienes que pasar página; se hizo justicia, el tipo está en la cárcel. Gillian no fue la única que atropelló ese día; suerte que lo cogieron —le dijo Malcom.

Jamie miró a su amigo, se dio media vuelta y se fue a su mesa.Miró a Katy; quería pedirle perdón. Ella no tenía la culpa. Prefirió hablar con ella más tarde cuando estuvieran con el proyecto, ya que Katy lo fulminó con la mirada y no quería que se montara un escándalo. A la tarde, cuando ellos ya estaban con su proyecto, Katy se dio cuenta de que Jamie no tenía ánimos de nada.

—Jamie, hoy no has estado de buen humor; dejemos esto para mañana —le dijo Katy.

Ella estaba recogiendo todo cuando Jamie se disculpó con ella, pero no le dijo el motivo del porqué estaba así; no quería contarle nada, aún no.

—Mira, está bien, acepto tus disculpas, pero otro día tu cabreo no lo pagues conmigo —le dijo.

Jamie la miraba; sentía el impulso de querer besarla otra vez, pero si lo hacía, luego se sentiría mal por Gillian, pero luego se acordó de lo que le dijo Malcom y se fue acercando a Katy.

—Lo siento, Gillian, por lo que voy a hacer —se dijo mentalmente.

—Katy, puedes mirarme, quiero decirte algo —le dijo Jamie.

—¿Qué quieres, Jamie? Estoy recogiendo las cosas —le contestó al darse la vuelta para mirarlo.

—Sé que me dijiste que no debería de pasar más, pero lo siento, te lo digo para que no te pille desprevenida, pero te voy a besar —le dijo atrayéndola hacia él.




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